Carnaval Cartagena 2019

Título alternativo: "Todas las plumas del mundo"

¿Has escuchado alguna vez la palabra 'inconmensurable'? 15 letras y 6 sílabas de absoluta exageración. Normalmente no la utilizo en mis frases de la vida cotidiana porque las cosas comunes no son tan grandes para llenar la palabra. Pero con un poco de suerte, al menos una vez en la vida te tocará ver algo tan inmenso como el Carnaval de Cartagena.

Enorme en extensión, duracion y sobretodo brillo, el desfile de clausura se llevó a cabo el día de ayer en las calles principales del centro de la ciudad, dejando a más de un espectador (incluida yo) con la boca abierta y los ojos fritos como una dona, in  a good way. Y es que después de la quinta o décima comparsa, me sentí encandilada con tantos carruajes y vestuarios chispeantes, pero una vez más 'in a good way'.

Una tras otra pasaron las comparsas, que son grupos de personas desfilando juntas con la misma temática en vestuarios y escenografía, cada una más impresionante que la anterior, y juro que yo no le veía fin a eso. Aturdida, pero aturdida de una a otra pupila, me puse a pensar en la buena pasta que deben ganar  los fabricantes de diamantes de fantasía y otros plásticos brillantes... y los que hacen las plumas ¡madre mía! en el desfile había tantas plumas como para llenar el teatro romano, como ya lo anuncié, una cantidad inconmensurable. Estoy pensando seriamente en abandonar mi carrera y entrar al mercado de plumas para carnaval. 

Como fan de las manualidades y del clásico "hazlo tu mismo", muchas cosas me dejaron boquiabierta, como la elaboración de los vestuarios y carros alegóricos en los que se veía el derroche de creatividad en su máxima expresión, sin hablar del tiempo que seguro inviertieron en cada uno de ellos. Obras maestras, a fin de cuentas. También me gustó mucho que el desfile fuera tan inclusivo y que personas de todas las edades, desde bebés hasta adultos mayores, nos contagiaran de su filosofía de no hay por qué sufrir, no hay por qué llorar, la vida es una y es un carnaval. Eso sí, quisiera hacer un reconocimiento especial a todas las mujeres que caminaron en tacones por no sé cuántos kilómetros, chicas: ¿Acaso son de otro planeta? Mis respetos, de verdad.

Definitivamente volvería el año siguiente a Cartagena sólo por el carnaval, que fue abrumador, es cierto, pero en el buen sentido, sólo que esta vez sí traería un disfraz.

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