Para celebrar mi santo, y ya que no estoy en casa para celebrarlo con mi familia como todos los años, he decidido darme un caprichito.
Desde hace unos días tenía mono de pasta, así que hoy he hecho unos tortellini de pollo y bacon con una salsa nueva y queso derretido por encima. Del paquete de pasta, he sido buena y sólo he preparado menos de la mitad del paquete, aunque muy dentro de mí sé que me habría podido comer el paquete entero sin pestañear. Pero no habría estado bien.... Ha quedado algo tal que así:
La pasta estaba muy buena. Me encanta la pasta fresca, sobre todo cuando llevo una temporada comiendo pasta seca (espirales, tiburones,...). Al comprarlo pensé en una salsa que no fuese tomate, y me fui al lineal de las salsas en busca de algo original. Después de leerme todas las etiquetas de todas las marcas, me decidí por una que decía creamy tomato. Una salsa de tomate con hierbitas y dos tipos de cheddar distintos. Perfecto. Tomate y queso en una, ¿qué más puedo pedir?
Pues la próxima vez pediré que no domine el queso, que no sea tan densa como la Nocilla, y que no le quite el sabor a la pasta aunque le ponga media cuacharada de salsa. También pediré no tener que comerme ese maldito bote en "3 días después de abrirlo". Ya sé algo que no voy a volver a comprar.
Ensayo-error aparte, el conjunto ha quedado muy bien gracias al queso derretido, y estaba muy bueno.
Esta noche cenita ligera, por favor.
Me espera una tarde de Final Draft bien intensa...
Un beso,
Laura
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