Experiencia cruzando el charco

Publicado por flag-es Héctor Vera — hace 6 años

Blog: La importancia del camino
Etiquetas: flag-ve Blog Erasmus Caracas, Caracas, Venezuela

Hay viajes que sólo tienen lugar una vez en la vida, y en mi caso fue en el año 2013, cuando por primera vez en toda mi vida pude cruzar el océano Atlántico para dirigirme a otro continente. En mi caso fui hasta Venezuela, un destino poco usual para la mayoría de viajeros, pero el hecho de tener familia cercana que vive en Caracas facilitó mucho las cosas a mi familia y a mi, que fuimos todos los que viajamos.

Cuando se realiza un viaje a un sitio tan lejano el shock cultural puede llegar a ser muy grande. Desde el clima hasta las cada una de las costumbres pueden resultar completamente diferentes a pesar de que es un país en el que hablan el mismo idioma que nosotros. Y con respecto al idioma también te encuentras sorpresas, ya que se pueden dar situaciones en las que se haga difícil entender y ser entendido por la gente local.

El viaje duró en total 2 semanas y se puede hacer complicado y aburrido de explicar la gran mayoría de cosas. Además no estuve en un único lugar todo el viaje, sino que empezamos en Caracas, fuimos a Isla Margarita, después a Caracas de nuevo… Y así todo el rato. Un lío de aviones y lugares y no siempre situaciones interesantes que contar. Por ello voy a centrarme en contar las principales anécdotas y cosas sorprendentes que surgen de pisar por primera vez un país que se encuentra fuera del continente europeo.

Este viaje lo realicé cuando tan sólo tenía 16 años, por lo que la verdad puedo decir que no lo disfrute tanto como podría haberlo hecho ahora, que al ser más mayor he ganado más en experiencia y sé mejor como afrontar las cosas. Sin embargo, al ser algo tan nuevo para mí, la visión que tengo de todo ello es bastante especial, ya que me fijé y me sorprendieron cosas que a lo mejor hoy en día, con mi edad no me habrían sorprendido tanto. En cualquier caso, mi edad no fue un problema ni para disfrutar ni para hoy en día recordarlo.

Llegada a Caracas - Aeropuerto

Normalmente, cuando te mueves por Europa te das cuenta de que todos los aeropuertos son prácticamente lo mismo. Y lo cierto es que son iguales en todo el mundo. Poco o nada cambia con cosas como los carteles o las indicaciones. Ni siquiera las tiendas de Duty Free cambian demasiado. Pero el hecho de poder viajar por Europa con tan solo el DNI de nuestros países nos ha hecho acomodarnos mucho con el tema de pasar controles de aduanas. Este tipo de controles es lo primero que sufres al pisar un país que se encuentra fuera de la Unión Europea, y aquí en sudamérica son especialmente estrictos debido al tema de las drogas y demás.

Aunque en primero lugar, no llegamos directamente al aeropuerto de Caracas. Desde Madrid, desde el aeropuerto de Barajas, fuimos directamente hacien el aeropuerto de Lisboa, donde comenzamos los trámites en el pasaporte necesarios para viajar a un país de Latinoamerica. Recuerdo esta experiencia, aún en un país europeo, como algo un poco agobiante y caótico, la verdad.

El control de aduanas, una vez llegados ya a tierras venezolanas, lo pasé sin mayores problemas, lo recuerdo todo como algo bastante rápido ya que no hubo ningún problema. Eso sí, en el vuelo de vuelta antes de entrar en el avión nos dividieron según nuestro apellido para cachearnos y revisarnos uno por uno nuestras maletas de mano. No traficaba con nada, por lo que tampoco hubo ningún problema, aunque la tensión del momento no te la quita nadie la verdad, ya que parece que son personas del ejército las encargadas de hacer estos controles.

Una de las primeras cosas que me chocaron nada más salir por la puerta del avión fue la humedad que hay en el ambiente. He estado en sitios muy húmedos por Europa, pero nada comparado con la humedad que te encuentras en un país tropical. Si bien hasta ahora siempre había resistido bien la humedad excesiva, durante estas dos semanas no fui capaz de acostumbrarme a este choque climático.

Era mediados de agosto, hacía calor pero no demasiado excesivo. Lo que realmente resultaba molesto era la humedad del ambiente que, como digo, resulta muy chocante para una persona extranjera que en su día a día convive sin apenas humedad en su ciudad de origen.

Antes he dicho que todos los aeropuertos son practicamente iguales, pero la verdad es que aquí me di cuenta de que una de las principales cosas que cambian y suelen pasar inadvertidas son los carteles de bienvenida que tiene cada país preparado. Muchas veces hay incluso publicidad del país.

Pues bien, aquí la publicidad era principalmente para lo que supongo es un intento de hacer ver a los turistas que llegan que Venezuela es un país próspero en determinados aspectos. Había por todos los lados carteles de gran tamaño con datos sobre la escolarización en el país, el paro y cosas de ese tipo. Casi todos ellos acompañados de la imagen del por aquel entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez (actualmente fallecido, uno de los presidentes más mediáticos de la historia de Sudamérica en un país que hoy en día se encuentra sumido en un caos)

Algo bastante sorprendente y chocante a mi parecer. Diferentes opiniones se pueden tener al respecto. A mí sólo me pareció curioso.

Llegada a Caracas - Primeros pasos en el exterior

Al salir del aeropuerto nos esperaban los familiares que hicieron posible este viaje. El desplazamiento fue en familia, por lo que usamos una especie de mini-autobús que habíamos contratado entre todos previamente por un precio muy razonable y que nos llevaría al sitio en el que nos íbamos a alejar.

Es un viaje bastante largo desde el aeropuerto hasta la ciudad de Caracas. Durante este recorrido pude ver nuevas cosas que resultan sorprendentes a ojos de alguien que no ha salido de Europa en su vida. Las zonas de asentamientos precarios parecidos a las favelas de Río de Janeiro fue el primer contacto real que tuvimos en el recorrido, ya que se veían a lo lejos. Son sitios a los que no conviene acercarse demasiado, ya que los robos y los crímenes son algo que por desgracia se encuentran a la orden del día en Caracas, siendo una de las ciudades con mayor ínidce de criminalidad que existen en todo el mundo.

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Más adelante, a la entrada de un túnel, fuimos parados por militares armados para hacer un control que supongo que fue rutinario. Una vez más no hubo ningún problema (como en todo el viaje), pero no deja de impresionar que te pare alguien armado en mitad de la carretera. Nada más salir se puede ver por qué Venezuela es uno de los países más peligrosos del mundo como ya he dicho, aunque en la actualidad parece que ni con tanta seguridad es posible solucionar todos estos problemas que acarréa este hermoso país.

Ya cuando llegamos a la ciudad nos dirigimos por las calles hasta una casa que se encontraba en una pequeña urbanización. Urbanización que estaba protegido por un guardia armado que te permitía el paso. Esto es una constante en la mayoría de los sitios de Venezuela, la seguridad máxima, algo a lo que no estamos demasiado acostumbrados en Europa (al menos por ahora).

Jet-lag, clima y demás

Esa misma noche pude sufrir por primera vez en mi vida las consecuencias del jet-lag. Jamás había viajado a un lugar en el que el huso horario fuese diferente, por lo que a mi cuerpo enseguida le pareció extraño que fuese de madrugada y no tuviese nada de sueño. Al final, a duras penas te duermes. Poco y mal la verdad, pero esto es algo a lo que el cuerpo no le cuesta demasiado adaptarse. Se pasa un poco mal dos noches pero al final acabas acostumbrado. Supongo que dependerá de cada uno, pero conmigo fue así. Quizás lo peor de todo fue un poco de jaqueca al segundo día quizás debido a la falta de horas de sueños, pero vamos, nada que te impida seguir con tu vida como si nada ocurriese.

Esa misma noche me chocó bastante notar cómo se pone el sol en un lugar cercano al trópico. Y es que el recorrido de los astros es muy distinto a estas latitudes de lo que estamos acostumbrados en Europa. Además de que es posible ver determinadas constelaciones que solamente se pueden observar a dichas latitudes.

Noté como el atardecer apenas existía. Bueno, sí existía, pero lo que no hay es una transición notable de lo que es pasar del día a la noche. Aquí la noche pasa a ser noche cerrada en cuestión de minutos, practicamente sin que te des cuenta, de forma que a lo mejor a las 8:30 de la tarde ya es noche totalmente oscura. Es un hecho menor, pero que al no estar acostumbrado a verlo me sorprendió mucho.

Al igual, durante el día, la posición del sol cambia mucho, sobre todo a horas del mediodía en las que el sol se encuentra en una posición casi por completo cenital. ¿Esto qué significa? Que el sol se encuentra justo sobre tu cabeza, y la mejor forma de darse cuenta es ver como casi no dejas sombra en el suelo. Por ello también conviene decir que a estas latitudes es conveniente llevar gorra si no se quiere acabar el día con un fuerte dolor de cabeza tal y como me pasó a mí.

Las lluvias es otra de las cosas que sorprenden por estas tierra. Y es que aquí parece que resulta impredecible cuando va a llover. Simplemente lo hace. Se vuelve todo oscuro de repente y lluve de forma torrencial. Por suerte esta lluvia no dura más que unos minutos, pero lo hace de una forma tremenda, parece que se va a inundar toda la ciudad. Pero no. Simplemente le da un color verde intenso que se puede apreciar en la vegetación que hay allá donde vayas.

Esto es algo con lo que yo no podría lidiar en mi día a día, o al menos me costaría muchísimo acostumbrarme, ya que a mí me gusta que llueva pero que sea de forma constante. No me gusta ni que llueva de forma intermitente ni que lo haga de forma muy intensa en periodos muy cortos de tiempo.

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Vuelta por Caracas

La visita a la ciudad de Caracas fue inusual para mí porque la realizamos a bordo del mini-autobús que nos trasladó del aeropuerto a la casa. Y es que, lamentablemente, no resulta demasiado seguro visitar la mayor parte de la ciudad de Caracas como turista a pie. De esta forma dimos una gran vuelta en este autobús por toda la ciudad visitando los principales lugares de Caracas, parando, eso sí, en los lugares más famosos o que más mereciesen ser vistos con mayor detenimiento.

Hacer fotos era muy difícil, ya que hacerlas con un cristal de por medio y con un autobús en movimiento resulta una labor bastante complicada para cualquier persona. Aún así conseguí sacar algunas fotos que más o menos merecían un poco la pena para poder ser enseñadas.

Un hecho significativo fue que durante esos días coincidió con la campaña electoral de las elecciones presidenciales de Venezuela, por lo que había carteles y coches de propaganda recorriendo toda la ciudad. No siempre se puede decir que se haya vivido una campaña electoral en Venezuela la verdad.

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La verdad es que aunque no se puede disfrutar igual si no se pisan las calles, la visita fue bastante enriquecedora y me pude hacer una idea general de lo que es la ciudad de Caracas. El hecho de no llega apenas a pisar las calles del centro de la ciudad hace que tenga la imagen de Caracas como algo muy lejano y extraño, más o menos como si se tratase de un safari. Pero claro, mejor prevenir que sufrir cualquier tipo de accidente.

Más adelante, ya casi cuando estaba a punto de oscurecer, visitamos el piso en el que se alojaban los familiares que viven allí y que nos recibieron en su casa. El piso se encontraba en una zona privilegiada que ofrecía una panorámica increíble de toda la ciudad de Caracas por la noche. Se podía ver perfectamente como toda la ciudad se encuentra entre las montañas, algo bastante común en muchas ciudades de sudamérica. Unas vistas increíbles.

La nota negativa fue que esa noche hubo un apagón eléctrico en todo el barrio, algo que por lo visto es algo muy común en Caracas. Aunque eso permitió que presenciásemos una de las realidades que están ocurriendo en el país, así como la protesta espontánea de la gente del barrio a modo de ‘cacerolada’ para expresar su descontento. Esto, por lo visto, era algo bastante común cada semana en el barrio, y es algo que parece que ocurre por prácticamente toda la ciudad de Caracas, lo que sirve para hacerse una idea de la situación que se puede estar viviendo ahora mismo en la ciudad hoy en día.

Lo último que hicimos en la ciudad de Caracas fue caminar (por una zona que nos habían dicho que era segura) hacia una tienda de objetos artesanales. Esta fue la única vez que pudimos caminar libremente por las calles de Caracas, aunque no se trataba de una zona céntrica. Era más bien un barrio residencial de gente de clase media en el que había numerosas tiendas pensadas para los turistas.

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La tienda era enorme y laberíntica. Nunca había estado en una tienda con pasillos tan caóticos, parecía que no tenía fin. Los productos que vendían eran muy variados. Todos ellos artesanales, como por ejemplo un “atrapadedos” de mimbre o objetos de decoración tallados en madera.

La vuelta la hicimos en un coche particular, cuando ya había oscurecido bastante, lo cual llegaba a ser algo hasta un poco peligroso teniendo en cuenta que nos encontrábamos prácticamente en mitad de la capital.


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