Pues en Burgos no hace tan malo...
El día que fui por primera vez a Burgos me llevé una pequeña decepción, el termómetro no marcaba menos de cinco grados (por eso de que en Burgos hasta los pingüinos se ponen bufanda). Para ir a Burgos cogí un bla bla car en Valladolid, y por menos de cinco euros te plantas allí. El bus y el tren son mucho más caros y ya sabéis que para los viajes cortos de estudiantes bla bla car es la mejor opción que hay.
Ya puestos conozco la ciudad
A Burgos fui no por ver la ciudad, sino por ver a Andrea, pero ya puestos que menos que conocer lo principal de la capital del frío. Se trata de la segunda ciudad más grade de Castilla y León y para todo erasmus o estudiantes a secas que esté en Valladolid puede ser un buen plan de fin de semana, pero cuidado con la fecha, no vayáis en pleno invierno. Burgos una ciudad muy castellana y en un día se puede ver tranquilamente.
Caminando por Burgos
Nosotros lo primero que hicimos nada más salir de casa fue ir al centro, concretamente hacia la Plaza Mayor. De camino nos pillaba el Museo de la Evolución Humana, cuya temática gira naturalmente alrededor de la evolución del hombre y de las formas de vida en la tierra. Se trata de un museo interactivo, lleno de actividades para el visitante y parece normal que un museo así se encuentre en Burgos, ya que es en esta provincia donde se encuentra el yacimiento arqueológico humano más importante de toda Europa, el yacimiento de Atapuerca. El precio de la entrada para los estudiantes es de tan solo 4€ (entrada con tarifa reducida), pero de normal cuesta 6€.
Un poco más hacia el centro, después de cruzar el río Arlanzón por el puente de San Pablo, nos encontramos con la estatua más conocida de todo Burgos, esa que sale todos los años en el telediario por las bajas temperaturas que marca el termómetro que tiene justo detrás; la estatua del Cid Campeador a lomos de su caballo Babieca. Dejando a la derecha al Cid y su caballo, recorrimos el Paseo del Espolón, que acaba en el Arco de Santa María.
El Arco de Santa María es una de las antiguas puertas que tiene la ciudad de Burgos, por lo que podemos decir que una vez lo cruzamos “ya estamos” en el Burgos histórico. La Plaza del Rey San Fernando es la primera que nos encontramos nada más pasar el arco y si seguimos hacia delante nos encontramos con la Plaza de Santa María, donde ya podemos apreciar en todo su esplendor la Catedral de Burgos.
La Catedral de Burgos y el mirador del castillo
Y es que si por algo es conocido Burgos es por su catedral, una de las más importantes e impresionantes del gótico español. La entrada a la catedral para los estudiantes es de 4,5€, pero tened cuidado con la hora a la que vais, ya que a partir de noviembre a marzo el horario de entrada de visitantes se acaba a las 18:00 por lo que es mejor ir por la mañana. Alrededor de la catedral, hay otras iglesias que también son interesantes de ver, como son la iglesia de San Nicolás y la de San Esteban. Desde la catedral, nosotros fuimos hasta el mirador del castillo, desde donde se ve toda la ciudad de Burgos. El tiempo no acompañó y más que el frío, lo que estropeó la tarde fue la lluvia, que caía y dejaba de caer cada cinco minutos. A poca distancia del mirador, se encuentra el Castillo de Burgos (que da nombre al mirador) y que tiene poco que enseñar. La entrada al Castillo cuesta 2,60€ y si queremos ver también la galería de arte que tiene en su interior son 3,70€pero nosotros la verdad es que no entramos.
(Foto tomada desde el mirador del Castillo)
Después de bajar del mirador, fuimos a la Plaza Mayor de Burgos, de la que he de decir, me esperaba más. Es una plaza peatonal, que estaba llena de terrazas de los bares de la plaza. Había mucho ambiente y es que al ser sábado, todo el mundo se había tirado a la calle. Por las calles de alrededor también hay un gran número de bares y restaurantes, y Burgos tiene buena fama culinaria, por lo que con la dirección de Andrea, fuimos a tomar algo a algunos de sus bares favoritos. Recuerdo uno en especial, “el Morito”, donde por poco dinero comimos unas tapas de lujo y donde no pudimos subir a cenar al restaurante que tienen en la planta de arriba debido a la cantidad de gente que había allí dentro. Pero por los alrededores hay otros muchos bares donde cenar muy bien por un precio razonable.
Estatuas, estatuas y más estatuas
Algo que me llamó la atención de Burgos, fue el número de estatuas que nos fuimos encontrando por las calles. A parte de la ya mencionada estatua del Cid Campeador, la primera con la que nos topamos fue la estatua de la castañera. Por las calles de los bares que se encuentran alrededor de la catedral, hay otra estatua de un señor leyendo un periódico, quien por cierto yo pensaba que era un mimo ganándose la vida, pero está más muerta que una flor seca. Junto al museo de la evolución hay más de una; una que representa un cráneo a tamaño bastante más grande de lo normal y otra de un hombre desnudo de la mano de un niño. En la calle Lain Calvo, hay otra estatua de dos ancianos sentados en un banco y recuerdo también la estatua de un niño que por la vestimenta parece de la familia real con un hombre, así como la de dos cabezudos bastante feos. Y las que me quedé sin ver... Un poco más lejos del centro de la ciudad, se encuentra el Monasterio de Santa María la Real de las Huegas, donde no fuimos más por falta de tiempo que por otra cosa. El precio son 6€ por personay no os lo puedo recomendar porque como digo no lo conozco...
Por la noche paseamos por algunas de las calles y fuimos a tomar algo a unos bares de copas del centro. El día antes de volverme a Valladolid, nos acercamos a la Plaza España, donde me recogería el bla bla car que de vuelta y donde se encuentra la fuente de los delfines, también recomendable. Por lo general Burgos está bastante bien y como he dicho, lo ideal es hacer una visita de un día o una noche y pasar todo el fin de semana. Yo de Burgos me llevo un muy buen recuerdo, a lo que sin ninguna duda contribuyó mucho la compañía.
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