11 de Marzo

Ese era mi día D, el día que salía mi avión con destino a mi nueva vida en el Viejo Continente. Por cuestiones de precios, sacamos el pasaje con destino a Londres y, dos semanas antes de que comenzará a trabajar.

Por suerte, en la capital inglesa, vive una prima de mi mamá. Pero la cuestión es, que vivía en una casa chica, y yo no quería abusar quedándome dos semanas, por lo que decidí pasar la segunda semana en París, donde vive su hermana.

La tercera semana, ya comenzaría mi vida en Estrasburgo, esta ciudad, que antes de la entrevista ni conocía, que si me preguntaban, para mi quedaba en Alemania...

Empezaba Marzo con mil grados de calor, y a mí me empezaba a picar el bichito de la extrañitis. En dos semanas me iba a ir por 9 meses, sin mis hermanos, sin mis papas, mis abuelos, tíos. ¿Cómo iba a hacer para vivir sin los almuerzos de los domingos, con toda la familia en lo de los abuelos? ¿Si me enfermara que iba a hacer, quien me iba a cuidar?

Estaba llena de dudas y de pronto me encontraba con que no quería irme... Una semana antes de mi partida mis amigos me hicieron una despedida sorpresa, yo seguía sin querer irme y, probablemente si hubiera tenido la posibilidad de cancelarlo, lo hubiera hecho...

Empecé a desfrutar cada milésima de segundo en mi país, con la gente que amo. Las calurosas mañanas cuidando a mis hermanos, los mediodías en familia, las interminables tardes de pileta, las mateadas con amigos y para coronar, las cenas familiares al aire libre.

Estos momentos me hacían querer quedarme cada vez más, nunca se me pasó por la cabeza la suerte que tenía, los viajes que iba a poder hacer, las personas que iba a conocer, que eran tan solo nueve meses de toda una vida! 

Para animarme en su lugar, me puse a planear los itinerarios en Londres y París para así ocuparme la cabeza y dejar de pensar cuanto iba a extrañar mi país, mi familia, amigos, incluso esa aburrida ciudad que me vio crecer...

Galería de fotos