VIAJE A BUDAPEST

Día 1

Como ya os he contado anteriormente, el siguiente destino tras Viena fue la ciudad de Budapest, capital de Hungría. El Danubio separa con su inmensidad Buda y Pest, dos grandes ciudades que hoy están unidas para formar una de las capitales europeas de mayor importancia. Enormes puentes unen ambas orillas acercando Buda, la antigua sede real y zona residencial más elegante, y Pest, corazón económico y comercial de la ciudad. Además en la ciudad, se puede observar los resquicios de lo que un día llegó a ser el Imperio Austrohúngaro.

Cogimos el autobús a las nueve de la mañana desde estación central de Viena y llegamos a la capital húngara como a las doce y media, es decir que el trayecto no fue muy largo. A diferencia que en Viena, esta vez teníamos reservada una habitación en un hostal, el Unity Hostel, que dentro tenía a su vez un Ruin Pub.

Al principio tuvimos un gran problema ya que solo teníamos reservada una cama y no una habitación entera por problemas informáticos (sí que es cierto que nos parecía demasiado barato para ser verdad, pero quién sabe), pero al final todo se solucionó: pagamos las demás camas y nos alquilamos una habitación. No me gustaría saber qué hubiera pasado si hubiésemos ido en temporada alta, porque si no, a ver que hubiéramos hecho.

Como era ya un poco tarde, en vez de hacer el Free Tour el primer día, lo hicimos el segundo, no sin antes comer, claro. Nos fuimos a un restaurante de comida típica húngara: Frici Papa. Resulta que cuando entramos estaba todo lleno de españoles y eso debe de ser el pan de cada día ya que la carta estaba escrita en húngaro, inglés y español. Para compartir pedimos queso frito, una delicia vamos, y luego para mí una sopa de pollo y el plato típico, el gulash. He de decir que al verlo todo tan barato (la sopa unos 650 ft (unos 2€, ya que 1€ equivale a 315ft)), nos pasamos con las cantidades y yo acabé muy empachada. Algo de lo que quiero advertiros, es que en muchos locales, normalmente de comida, tienen a la entrada un cartel diciendo que aceptan tarjetas y demás o incluso a veces al preguntarles te contestan que no tienen ningún problema con el pago de tarjetas. Sin embargo, la realidad es otra; y es que a la hora de pagar casi siempre te dicen que ese día no les funciona la maquina o algo, y ahí es donde empieza la angustia. Además, no suelen dejar pagar en euros, así que tened cuidado y llevad siempre florines en efectivo.

En este primer día nos limitamos a visitar los recovecos que sabíamos que no visitaríamos con el tour o que no nos importaba visitar dos veces, como por ejemplo la Basílica de San Esteban. La basílica es la iglesia más grande de Budapest y del resto del país y hace honor al primer rey de Hungría. Dentro se encuentra una de las reliquias sagradas más importantes: su mano derecha o Santa Diestra. En el templo también se puede subir a la torre, que mide 96 metros de altura, y ver una panorámica fabulosa de la ciudad, aunque nosotros no lo hicimos ya que no era gratis. La entrada para estudiantes a la basílica es de 900ft y si quieres subir a la torre, el precio aumenta 500ft más. El horario es el siguiente: de lunes a viernes de 9:00 a 16:00h, los sábados de 9:00 a 13:00h y los domingos de 13:00 a 16:00h.

Tras la Basílica, continuamos dirección al río Danubio. Antes de llegar al Parlamento, encontramos una gran plaza con numerosos comercios, bares y cafeterías donde puedes hacer una paradita en el camino, la plaza Vörösmarty Tér. Está bastante bien si quieres comer algo.

El Parlamento de Budapest es el tercero más grande del mundo, y con razón ya que me quedé impresionada tanto del tamaño como del diseño del mismo. Tiene diversas estancias, pero destaca la escalinata principal, la sala de la cúpula y la antigua Cámara Alta. Construido en estilo gótico, este edificio queda hoy como símbolo del orgullo del entonces recién creado reino independiente y como testimonio de la prosperidad de la era industrial de Hungría. En su interior el Parlamento cuenta con diez patios y cientos de salas, coronadas con una enorme cúpula central de casi 100 metros de altura. Lo mejor es admirar la fachada de este edificio desde la orilla de la parte de Buda.

Caminamos en dirección al puente de las cadenas, por el río, donde encontramos el Museo de los Zapatos. Sesenta son los pares de zapatos (de escultura) los que componen el monumento creado en recuerdo a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial que fueron ejecutadas y arrojadas a las aguas del río. La forma en las que estas eran ejecutadas era de lo más cruel: cuando en la Segunda Guerra Mundial flaqueaban de munición, colocaban en fila a los judíos, uno al lado del otro y atados, y disparan al primero y al último de la fila, de modo que todos cayeran al agua y los del medio muriesen por ahogamiento o hipotermia. Desgarrador.

Más tarde, llegamos al Puente de las Cadenas, uno de los puentes que unen las antiguas ciudades de Buda y Pest, y que, por lo menos a mí, me recuerda al Puente de Brooklyn de Nueva York. El de las Cadenas, o lo que es lo mismo Puente Széchenyi, es el más antiguo y famoso de todos. Este puente es el símbolo de Budapest y también el primer puente permanente en el tramo húngaro del Danubio y el segundo en el curso total del río. Antes de su existencia, los viajeros atravesaban el río, importante corredor comercial, en transbordador, aunque ya a principios del siglo XV existió un puente de pontones provisional sobre el río. En los inviernos se podía cruzar el Danubio congelado a pie o en coche de caballos. Pero cuando empezaba el deshielo, desaparecía totalmente la conexión entre las dos orillas.

Las obras se iniciaron en 1839 y fue inaugurado el 20 de noviembre de 1849. Los que llegaban a la orilla desde el puente, durante varios años debían dar la vuelta completa al Monte del Palacio. Al final de la Segunda Guerra Mundial las tropas alemanas dinamitaron el puente, junto con los otros cuatro de la ciudad en su retirada ante el asedio de Budapest por las tropas soviéticas. El puente reconstruido se inauguró el 21 de noviembre de 1949, festejando el primer centenario de su construcción.

Para acabar con nuestra visita, acabamos subiendo a la colina Gellért; la verdad es que ya se nos había hecho de noche, pero no nos importó ya que habíamos leído que las vistas eran impresionantes y que Budapest de noche e iluminado debía ser precioso. La verdad es que la subida hasta esa colina fue bastante dura, sobre todo cuando vienes de haber estado todo el día caminando. Sin embargo, cuando llegamos a la cima, se nos pasaron todos los males. ¡Qué bonito!

Esa misma noche, nos preparamos y salimos por los Pub Ruins, concretamente a uno llamado Szimpla. Aquí también hay que llevar de nuevo efectivo ya que, como ya he mencionado antes, no tienen para pagar con tarjeta. El sitio estaba muy guay: era enorme, cada sala, ya sea dentro o fuera, tenía su propia música y en ocasiones DJ, y la gente era bastante agradable.

Día 2

El segundo día sí que teníamos reserva para el Free Tour, que comenzaba a las 10:30h, esta vez sí, en español. El punto de encuentro era en frente de la Basílica de San Esteban y en el tour visitamos lo siguiente:

Comenzamos por un breve paseo por el Danubio y nos dirigimos al Castillo de Buda; El Castillo de Buda no es un castillo en sí; en su día lo fue pero ahora alberga el Palacio Real. El palacio fue la residencia de los Reyes de Hungría aunque ahora se usa como Galería Nacional de Hungría, Museo de Historia de Budapest y Biblioteca Széchenyi. Desde allí, se pueden tener unas vistas espectaculares de toda la ciudad. Hasta el “castillo” se puede subir andando, en transportes públicos e incluso en funicular (1200 ft), aunque no merece la pena ya que es una trampa para turistas.

Visitamos también la Iglesia de Matías, nombre por el que es más conocida,  o el templo de Nuestra Señora (santificado en honor a la Virgen María, patrona de Hungría). Esta iglesia cristiana católica se construyó durante el reinado de Béla IV, el primer rey que mandó a construir un palacio en la cima de la montaña, junto a una aldea.

En la misma colina, al lado,  se encuentra el Bastión de los Pescadores, mi lugar favorito de toda Budapest desde el cual se puede ver una de las mejores vistas hacia el Parlamento. El Halászbástya o Bastión de los Pescadores es una terraza de estilo neogótico y neorrománico situada en la orilla de Buda del Danubio, en la colina del castillo real de Budapest. Se diseñó y construyó entre 1895 y 1902 según los planos de Frigyes Schulek y las siete torres que forman el conjunto representan a las siete tribus magiares que se establecieron en la cuenca carpatiana en el año 896. Recibe el nombre del grupo de pescadores responsables de defender este enclave de las murallas de la ciudad en la Edad Media. Se trata de un mirador con numerosas escaleras y paseos. Entre el Bastión y la Iglesia de Matías (Budapest) se alza una estatua de bronce del rey Esteban I de Hungría a caballo, erigida en 1906.

Nos contaron la historia de la muerte de la Emperatriz Sisí frente a su estatua; El 10 de septiembre de 1898, cuando la emperatriz tenía 61 años, mientras paseaba por el lago Lemán de Ginebra con una de sus damas de compañía, fue atacada por un anarquista italiano, Luigi Lucheni, quien fingió tropezarse con ellas, aprovechando el desconcierto para deslizar un fino estilete en el corazón de la emperatriz. Al principio, Isabel no fue consciente de lo que había sucedido; solamente al subir al barco que las estaba esperando comenzó a sentirse mal y a marearse. Cuando se desvaneció, su dama de compañía avisó al capitán del barco de la identidad de la dama y regresaron al puerto. Ella misma desabrochó el vestido de la emperatriz para que respirara mejor y, al hacerlo, vio una pequeña mancha de sangre sobre el pecho, causada por el estilete, que había provocado una mínima pérdida de sangre sobre el miocardio, suficiente para causar la muerte. En realidad, el anarquista italiano no tenía intención especial de matar a la emperatriz, sino a cualquier persona de la realeza, pero la mujer se encontraba en el lugar y a la hora equivocada.

Visitamos de nuevo el Puente de las Cadenas y acabamos el recorrido con el Teatro de la Ópera; de estilo neorenacentista, el teatro de la Ópera de Budapest, en húngaro Magyar Állami Operaház, se encuentra en Pest, en el centro de la ciudad. Se inauguró oficialmente el 27 de septiembre de 1884, en esa época tenía un total de 1.310 asientos para los espectadores. El edificio es rico en decoraciones del período renacentista y en componentes barrocos, siendo construido entre los años 1875 y 1884 por el famoso arquitecto húngaro Miklós Ybl y en su interior también es posible admirar obras de arte, frescos y esculturas de artistas locales, como Bertalan Székely, Károly Lotz y Mór Than.

Como teníamos hambre de nuevo, fuimos en busca de otro restaurante donde comer comida típica, ya que era económico. Acabamos en uno llamado Drum Café, de nuevo solo aceptaban efectivo. Para variar, en vez de pedirme gulash, me pedí un langosh de ternera con cebolla caramelizada y salsa agridulce. El langosh es pan frito y en el interior se le añade carne con diferentes ingredientes. La verdad es que me gustó mucho más que el gulash (al fin y al cabo no deja de ser carne guisada). Para compartir, una amiga y yo nos pedimos un risotto de gulash, que también estaba para chuparse los dedos.

La verdad es que nos pasamos mucho tiempo en el restaurante ya que, al no poder pagarse con tarjeta, nos pilló de imprevisto y necesitamos hacer cuentas con mucho tiempo.

Después del restaurante, estábamos ansioso del postre y nos dirigimos a una heladería de al lado y nos pedimos, algunos un crepe, y otros tarta de queso. Se nos hizo un poco tarde, así que decidimos volver al hostal y prepararnos ya para la noche. Volvimos a salir por los Ruin Pubs, pero esta vez no recuerdo el nombre del sitio. Era muy parecido anterior, con muchas salas con diferente música.

Día 3

Este día era el día elegido para ir a las famosas termas; escogimos el Balneario Széchenyi, el más grande de Europa y que cuenta con 15 piscinas, 3 grandes al aire libre y 12 pequeñas en los recintos del interior. Nosotros fuimos sobre las diez de la mañana pero abre todos los días de 6:00 a 22:00 horas. Si mal no recuerdo el precio fue de unos 12€, incluida la taquilla.

La verdad es que me encantaron las piscinas, sobre todo las de fuera; solo nos metimos en dos de fuera, una que estaba a unos 28 grados centígrados y la otra a unos poco menos. Esta última tenía jacuzzi incorporado y cuando este acababa, alrededor se formaban corrientes que debías de caminarlas a la contra para fortalecer los músculos (como eran en círculo, en vez de ir a contracorriente lo que hacíamos era dejarnos llevar, que era mucho más divertido). Dentro, había más piscinas, pero como gran amante de las saunas y baños turcos que soy, solo me metí en estos; había gran variedad de ellos, unos con olor a naranja, otros a menta etc. La verdad es que la mañana se nos pasó volando relajándonos en estos baños.

Cuando salimos, ya que nos pillaba de paso, nos paramos a echarnos unas instantáneas en la Plaza de los Héroes de Budapest; es una de las plazas más importantes de la capital y sus estatuas conmemoran a los líderes de las siete tribus fundadoras de Hungría.

Compramos algo de comer en un supermercado y fuimos a ver las calles de Váci Utca y Andrassy. Váci Utca (Calle Váci) es la calle más importante de Budapest junto con la Avenida Andrassy. Esta calle peatonal forma parte del corazón turístico y comercial de Budapest y se encuentra situada de forma paralela al Danubio, entre la Plaza Vörösmarty y el Gran Mercado Central o Nagy Vasarcsarnok. La construcción de Váci Utca comenzó en el siglo XVIII y algunas de sus mansiones datan de esa época. No obstante, actualmente la mayor parte de los edificios que se conservan pertenecen a los siglos XIX y XX.

La Avenida Andrássy (Andrássy út), por el contrario, es una avenida llena de historia en Budapest construida en 1872 y declarada Patrimonio de la Humanidad en 2002 gracias a las bellas fachadas de las casas y palacios renacentistas que se conservan. El extenso bulevar une la plaza Erzsébet ter con la Plaza de los Héroes, finalizando su recorrido junto al Parque de la Ciudad.

Finalmente, visitamos el barrio judío de día; es la zona más alternativa y con más ambiente de la ciudad, y encima en pleno centro. Y es aquí, precisamente, donde se encuentran los famosos bares ruinas. La historia de este barrio es a la vez apasionante y trágica. Por un lado, tiene la segunda sinagoga, Dohány, más grande del mundo y, por otro, fue un gueto donde se obligó a vivir a los judíos en los tiempos de la segunda guerra mundial y el holocausto nazi. Hungría fue uno de los países que más judíos acogía. Justo detrás de Dohány se encuentra el Templo de los Héroes, un lugar destinado a honrar a los judíos fallecidos.

No tuvimos opción de ver mucho más ya que esa misma noche salía nuestro autobús nocturno con destino a Praga.

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