Primer día en Europa - Lo mejor de Budapest

No importa a qué sitio vaya en el mundo, Budapest siempre ocupará un lugar muy especial en mi corazón, porque es donde mi aventura como Erasmus comenzó. Es la primer ciudad de Europa en la que puse un pie. Creo que nunca olvidaré el 25 de Septiembre de 2017.

Para alguien que viene de otro continente hasta las calles normales y los edificios residenciales de Europa pueden resultar bastante atractivos al principio debido a su arquitectura tan diferente.

Y ese era mi caso. Acabo de recordar la belleza y el encanto de Budapest.

Cogí mi almuerzo en un restaurante paquistaní con un montón de paquistaníes - esa es la ventaja de ser paquistaní: podrás encontrar a tus compatriotas en prácticamente cualquier lugar. No los conocía de antes, simplemente me los encontré por casualidad - otra ventaja de ser paquistaní, ¡es fácil que la gente sepa de dónde vienes!

Reservé un hotel bastante céntrico en la ciudad. Era barato y lo suficientemente bueno para una estancia corta, así que se lo recomiendo a todo aquel que viaje con un presupuesto pequeño. Se llamaba “Williams Guest House and Hostel”. Además, puedes comprar un ticket de transporte de 24 horas por 5 euros, aproximadamente.

Estaba cansado después de tanto viajar pero no podía esperar para ver el Parlamento, así que ahí fui, delante de esa obra de arte, fascinado por su esplendor. Quería verlo desde todos los ángulos posibles y durante todo el tiempo que pudiese.

Después de eso di un paseo junto al Danubio hacia el Puente de las Cadenas. Y entonces vi el monumento de los Zapatos del Danubio. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando recordé lo que simbolizaban. Para todos los que no lo sabéis, son un memorial en honor a todas las personas que tuvieron que quitarse los zapatos para ser asesinadas por los fascinantes pertenecientes al "Arrow Cross militiamen" durante la Segunda Guerra Mundial.

A continuación subí hasta el Castillo de Buda. Me costó un poco, pero mereció la pena completamente. No solo el castillo, también las vistas panorámicas que se pueden obtener de la ciudad son perfectas. Deberíais estar allí una hora por lo menos. Caminad por los alrededores, observad las vistas en todas las direcciones. Llevaros un pequeño aperitivo con vosotros, pues necesitaréis mucha energía.

Sorprendentemente no estaba usando ningún tipo de mapa, simplemente seguí caminando a la misma altura en lugar de volver hacia abajo, y me encontré con otra obra de arte - la Iglesia de Matías, de 700 años de antigüedad. Los preciosos, pequeños y puntiagudos detalles evidenciaban el estilo gótico del edificio.

Justo enfrente De la Iglesia se encontraba el Bastión de los Pescadores - otro lugar para disfrutar de una vistas espléndidas de la ciudad, sobre todo del Parlamento. La terraza no era para menos. Parecía un lugar de Disney.

También podéis disfrutar de un café desde allí, en lo alto. Y, por supuesto, no os perdáis la estatua de Esteban I de Hungría.

Se estaba haciendo tarde y empezaba a tener hambre. Así que decidí volver a mi hostal, que estaba al otro lado de la ciudad. En una de las calles junto al Danubio, encontré una cafetería pequeña y acogedora. Le pregunté al empleado que si podía preparar un sandwich vegetariano para mí y lo hizo encantado. Al enterarse de que mi destino era Polonia intentó enseñarme algunas frases básicas y los números. Me costó bastante pillarlo, es uno de los idiomas más complicados.

Me quedé observando el Parlamento durante algunos minutos antes de volver, la version nocturna era otro fenómeno. Y ese fue mi primer día en Europa.

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