El Mercado de Navidad de Budapest

Navidad, Navidad, dulce Navidad. Esa soy yo compartiendo el espíritu navideño y esparciendo la alegría de esta época con todos vosotros. Quiero decir... estos posts no son lo mismo si por lo menos no intento molestaros un poquito. Bueno, se que todos estaréis preguntado a dónde suelo desaparecer y voy a revelaros ese secreto hoy, me voy a un sitio llamado "biblioteca". Lo sé, no os lo esperabais para nada. Sí, es esa época del año otra vez, y se que para la mayoría de vosotros esa frase tiene un significado totalmente diferente pero la verdad es que para los estudiantes de medicina solo significa una cosa: época de exámenes, uno de las peores momentos del año, donde prácticamente nos convertimos en zombies nocturnos, hasta arriba de cafeína y red bull y, de repente, comenzamos a creer en los milagros. Pero esta entrada no va sobre eso. No os preocupéis, no voy a escribir una pieza completa sobre lo difíciles que son los exámenes ni me voy a quejar más, aunque esa sería una buena idea. Pero no, este artículo va sobre repartir la alegría y compartir el espíritu navideño.

Volvamos de nuevo a la frase: "es esa época del año otra vez" e intentemos darle un nuevo significado, uno que no provenga de una estudiante de medicina que está agotada. Este dicho, que debería ganar un premio por ser uno de los más repetidos en todos los tiempos, se refiere a las celebraciones de Navidad y de Año Nuevo. Nosotros, los millenials, nos pasamos el año entero esperando a que llegue esta época y, cuando llega, nos quejamos de lo rápido que se ha pasado, ¿en qué se ha ido todo el tiempo? Perdón por este párrafo tan crítico; volvamos a las sensaciones de felicidad.

Las navidades en Europa son bastante mágicas, son todo lo que esperas que sean y más y, honestamente, Budapest no es la excepción. Me atrevería a decir que Budapest es una de las ciudades más bonitas en esta época. Imaginaros este escenario: dar un paseo por el Mercadillo de Navidad, maravillarse con todas las luces y decoraciones, oír a la gente reírse y conversar; el mundo realmente se para durante un segundo. Te sientes a gusto ahí dentro a pesar de que te estás congelando y de que es posible que lleves tres capas de ropa (e incluso más). Beber vino caliente y ver cómo sale vaho de tu boca al hablar. Dejadme que os proponga otro escenario en el siguiente párrafo.

Nada menos que algo impresionante: la ciudad se llena de alegría y se ahoga en las luces; aunque no podemos olvidar el frío que se te mete por los huesos a través de los pequeños agujeros de la ropa y que te hace tener escalofríos. Como podéis ver, no soy muy fan del frío, no soy Elsa, el frío siempre me ha molestado. De nuevo, dejemos a un lado mis referencias a Frozen, pues resulta muy raro ya que nunca he visto la película. La reina de irse por las ramas aparece de nuevo; es que tengo demasiadas ideas en mi cabeza y quiero compartirlas con vosotros constantemente, pero prometo que voy a centrarme en el tema. Pues sí, las Navidades tienen un lugar especial en el corazón de todo el mundo. Prácticamente todas y cada una de las personas, ya sean jóvenes o mayores, tienen ganas de que llegue esta época. Yo no soy la excepción y, a pesar de que técnicamente no celebro la Navidad, tenía ganas de ver cómo es en Europa. Dicho esto, teniendo en cuenta que este es mi primer año celebrando la Navidad en Budapest, decidí ir a por la experiencia completa y probarlo todo, y fue más satisfactorio y divertido de lo que esperaba.

Todas las luces, la alegría y los sentimientos de felicidad, el calor, el vaho saliendo de tu boca, las risas, los flashes de cámara, la gente, el ambiente de felicidad y muchos aperitivos deliciosos: esto es la atmósfera de Navidad de Budapest. Nunca había sentido este tipo de calor en la ciudad como lo he hecho en este tiempo; es surrealista y muy reconfortante. Esta semana he decidido visitar el Mercado de Navidad de Budapest en la tarde que tenía libre del viernes. Me daba bastante pereza salir de la cama y hacer algo, ya sabéis cómo es el invierno, solo te apetece enrollarte en la cama y ver Netflix (he empezado hace poco Riverdale), pero le había prometido a un amigo que iría con ellos así que no podía decir que no en el último minuto.

Llevaba mis medias térmicas, unas cuatro capas de ropa y mi batería completamente cargada: estaba lista para dirigirme al mercado. ¿Veis cómo hago de todas las experiencias de mi vida algo grande y amplifico cada sentimiento? Es genial, ¿verdad? Como podéis imaginar, el Mercado de Navidad está junto a Deak Ferenc ter; obviamente, ¿dónde iba a estar sino? Estoy segura de que vais a pensar que Budapest solo tiene este área. Pero es que Deak es básicamente el centro de la ciudad, por lo que un montón de eventos suceden aquí. Quiero decir, hay otro mercado de Navidad en otra parte de la ciudad pero todavía no he estado, escribiré tan pronto como vaya.

De cualquier modo, no olvidéis que podéis ir a Deak Ferenc ter en las líneas M2 y M3 del metro y que os tenéis que bajar en la estación llamada “Deak Ferenc ter”, lo sé, esta información es completamente nueva, qué sorprendente. Hay unas pocas tiendas justo al otro lado de la estación; podéis acercaros pero luego dirigios a la "Fashion Street". Para los que no sabéis dónde está la "Fashion Street", simplemente seguid a la marea de gente y terminaréis en una calle muy iluminada llena de tiendas de marca. Veréis un montón de decoraciones conforme avanzáis por ella.

La primera tienda a la que fuimos fue Lush. Soy super fan de Lush así que si alguno de vosotros quiere enviarme un regalo de navidad, por favor elegid algo de esta tienda (merece la pena que lo intente). Bueno, estábamos a punto de congelarnos y de que mis dedos dejasen de funcionar como deben, así que entramos en la tienda de Lush, donde podría estar horas y horas. Los dependientes de Lush de la "Fashion Street" son muy agradables, tanto que puede llegar a resultar irritante, pero disfruté su simpatía. Incluso hice una nueva amiga y nos explicó todos los productos. Nos dijeron que Lush tendría rebajas después de navidades, así que ya sabéis dónde estaré. Voy a poner algunas imágenes de la magia de Lush y podéis echarles un vistazo, pero sigamos con otras partes más importantes de este post.

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(La magia de Lush, amigos)

Los productos que debéis probar primero en el Mercado de Navidad:

Dos palabras: vino caliente. Era mi primera vez probando el vino caliente aquí, había hablar sobre él muchas veces y estaba más que intrigada por probarlo. Es algo que un mercado de Navidad debe tener aquí en Budapest. Básicamente es vino rojo o blanco con ciruelas. Tiene un sabor dulce así que no es amargo y está diluido (con algo que no se lo que es) para que no sea tan espeso. Compramos un vaso por 500 florines, que es menos de 2 euros. El precio era barato y es algo totalmente necesario, además te mantiene caliente y hace el frío mucho más llevadero.

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El próximo producto que debéis probar, algo que tachar de vuestra lista. Hay un pan/tarta tradicional húngara; no sé realmente a qué categoría pertenece. Creo que es más pan que una tarta. Algo como un pan dulce cubierto con azúcar de canela o de vainilla. El nombre original en húngaro es "Kurtos Kalacs", así que no destrocemos el idioma y llamémoslo por su nombre. El original se hace en un cilindro caliente, que lo hace aún más delicioso. Los que yo suelo comprar se hacen en hornos y pierden la originalidad, pero no dejan de estar deliciosos. Los que venden en el Mercado de Navidad eran realmente especiales: una mujer los hacía justo enfrente de nosotros, metiéndolos en esos largos palos de metal y poniéndolos en el fuego. Me recordó a cómo los persas hacen el kebab, era prácticamente lo mismo, pero en vez de carne a la barbacoa estaban haciendo Kurtos Kalacs. Ah, por cierto, como ya he mencionado anteriormente, en húngaro la "s" ese pronuncia como "sh" y la "cs" es "zh", así que buena suerte intentando pronunciar eso. Un Kurtos Kalacs cuesta cerca de 1500 florines, lo que son 5 euros, el tamaño es bastante grande y dos personas pueden compartir uno. Bueno, eso si una de esas personas no soy yo, porque yo me puedo terminar uno en muy poco tiempo (me gusta mucho el dulce).

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Bueno, hay unas cuantas cosas más que os recomiendo que compréis en el mercado. Lo primero es el chocolate artesano, que es fantástico, el sabor del chocolate es increíble; lo había probado antes y, sinceramente, es realmente bonito. Normalmente compramos uno de estos cada vez que vamos a algún sitio y nos lo llevamos como regalo. Son elegantes y no muy caros. Una tableta costaba menos de 10 euros y tienen diferentes tipos de coberturas. A mí me gusta ese que tiene frutos del bosque secos.

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Feliz Navidad amigos, continuaré con esta pieza más tarde. Tan pronto como acaben los exámenes.

¡Saludos!

(Continuará)


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