CAP. 5 - Budapest: bares en ruinas y mucho goulash
Y llegamos a Budapest, contra todo pronóstico, ¡qué bien se vive sobre la marcha, en serio!
DÍA 1: PEST Y SU MAJESTUOSO PARLAMENTO
¿Sabíais que en realidad Budapest son dos ciudades separadas por el río Danubio, Buda y Pest? La mayoría de nosotros, lo descubrimos al llegar a la capital húngara, no te sientas mal tampoco. El primer día es un buen momento para visitar Pest, la parte en la que se encuentran el parlamento y los bares en ruinas (o ruin bars).
Foto 1. Parlamento de Budapest.
Hace mucho frío pero el Parlamento de Budapest y la vista de Buda desde Pest pueden con los minus tantos grados del momento. El guía de nuestro free tour (esta vez, hemos escogido White Umbrella Tours, y os lo recomendamos muchísimo) nos cuenta los años que tardaron los húngaros en construir el Parlamento (¡tan solo 16!) y los metros de alto que tiene. También nos habla del papel de Hungría en la Unión Europea, que curiosamente no está muy de acuerdo con las políticas europeas, tanto que ni siquiera la bandera de la UE está izada en el edificio más importante de la ciudad. Después de observar la majestuosidad de este, escuchamos atentamente la historia de los zapatos de bronce de los judíos que se encuentran a orillas del Danubio (como ya os he dicho, el río que divide Buda y Pest). Estos zapatos representan a los judíos que en la ocupación nazi en Hungría fueron ejecutados a orillas del río. Los nazis les obligaron a hacer una fila de manera que, si mataban al primero y caía, el resto eran empujados y también caían al rio, como si fueran fichas de dominó, y finalmente, morían ahogados.
Foto 2. Los zapatos de los judíos a orillas del Danubio.
Posteriormente, el tan simpático guía nos habla de la conquista de Lajos Kossuth y su papel en la Revolución húngara de 1848, el imperio austro-húngaro y su papel en la Primera Guerra Mundial, cómo en la Segunda Guerra Mundial el Partido de la Cruz Flechada cedió el poder a la Alemania nazi, el periodo comunista y la ocupación soviética. Todo esto lo escuchamos mientras observamos un polémico monumento a las víctimas del Holocausto que enfrenta al Gobierno y a la comunidad judía en Hungría (os lo adjunto abajo).
Foto 3. Monumento a las víctimas del Holocausto.
Finalmente, el guía nos conduce a La Basílica de San Esteban (¿todas las iglesias, catedrales y basílicas de los países centroeuropeos son de San Esteban o es mi impresión?) y posteriormente vemos la preciosa Gran Sinagoga de Budapest.
Para combatir el frío mañanero, decidimos entrar en el Burger King de enfrente del Mercado Central que se en el Bulevar Vámház, en frente de la Plaza Fővám, en uno de los extremos de Váci Utca. En este mercado podéis encontrar puestos de comida (muchos de ellos, de comida típica húngara) así que es una buena opción para comer. En nuestro caso, mientras nos dirigíamos al mercado, una mujer muy simpática de una panadería nos ha regalado dos chimeneas (Kürtőskalács, postre típico húngaro del que os hablo más abajo) así que estamos servidas. ¡Para qué digan que los húngaros son antipáticos!
Foto 4. Mercado Central de Budapest.
Por la tarde, decidimos descansar (que hoy hemos dormido en un bus) y sobre las siete de la tarde, nos vamos a cenar. Cenamos en el Frici Papa (os hablo de este gran descubrimiento en el apartado “Comer en la capital húngara”).
Después de cenar, nos acercamos a los Ruin Bars. Hemos quedado con una amiga de Zagreb en el Szimpla Kert, el más famoso de la ciudad. La verdad es que es precioso y el ambiente nos encanta.
DÍA 2: BUDA Y LA PASTELERÍA DE SISI
Por la mañana, cruzamos a Buda. Subimos por las escaleras (el funicular Budavári Sikló es de pago) hasta la explanada del castillo (tened en cuenta que Buda se situa en una colina). Damos un paseo por El castillo de Buda, construido en el siglo XIV y antiguamente residencia de los reyes húngaros. La verdad es que es inmenso y las vistas de Pest y del Parlamento desde este castillo, son las mejores de la ciudad.
Hay quien dice que Pest se ve mejor desde El Bastión de los Pescadores... como siempre, para gustos los colores. Aun así, es una visita obligada. En principio, este lugar es de pago pero es fácil colarse. Echamos un vistazo a la Iglesia de Matías para dirigirnos a otra parte.
Seguimos recorriendo el pueblo y salivamos al pasar por la pastelería de Sisi con sus tartas Sacher (os hablaré de esto en Viena) y Strudels de manzana (sin parar, por supuesto, que estamos de "barateo"). Después, le tocamos los cojones al caballo de bronce, que da buena suerte con los exámenes (ya os contaré si esto es cierto).
Foto 5. Iglesia de Matías.
De vuelta a Pest, ya de noche nos paramos a hacer algunas fotos en el Puente más fotografiado y antiguo de la ciudad, El Puente de Las Cadenas (en húngaro y oficialmente,Széchenyi lánchíd), que se inauguró en 1848.
Foto 6. El Puente de las Cadenas o Széchenyi lánchíd.
Ya por fin en el hostel, después de charlar con unos viejitos checos y un chico que ha trabajado como traductor en campos de refugiados (cómo me gusta el rollo este de los hostels), decidimos acercarnos al Instant (sigue leyendo que te cuento lo que nos pareció). ¡Hoy sí que salimos a tope que es sábado!
Damos gracias que los forintos que pagamos por el guardarropa han sido regalados porque la fiesta en Budapest no es lo que esperábamos... Y sí, que sepáis que el guardarropa es obligatorio en el Instant, así que la entrada no es completamente grauita, ¡que no os engañen!
DÍA 3: LOS BAÑOS SZÉCHENYI
Después de casi dos semanas intensas y agotadoras, físicamente y mentalmente, ¿existe mejor forma de cerrar Budapest que en los baños Széchenyi? Pillamos un bañador de 3 euros en el Decathlon y nos adentramos en estas termas repletas de gente y que no huelen para nada como esperábamos.
Sin embargo, solo por bañarnos afuera con un grado en una terma de veintinueve, entre el vapor que sale de esta y mientras baja el sol, ha merecido la pena pagar los 5700 forintos. Y sino, que se lo pregunten a los señores centenarios que juegan al ajedrez todos los días en esa piscina. Una visita obligada, tanto de día como de noche.
Foto 7. Los baños Széchenyi.
Al salir de las termas, visitamos la Plaza de los Héroes. A ambos lados de la plaza se encuentran a la derecha el Palacio del Arte y a la izquierda el Museo de Bellas Artes. En el centro, por su parte, podemos encontrar el Memorial del Milenio que contiene las estatuas de los líderes de las siete tribus fundadoras de Hungría.
Llegamos devastadas al hostel y concluimos que no hay mejor plan que volver al ruin bar más bonito de la ciudad, el Szimpla Kert, y disfrutar de unos nachos y unas patatas, que nos han dicho, que además de las cañas, la comida está muy buena. Esa noche hay un “jamm” en una de las salas del bar. Un “jamm”, para los que al igual que yo no sabíais lo que era, es un concierto libre en el que cualquiera con un don para la música puede irse uniendo. Y qué arte tiene la gente. Estuvo cantando una chica con una voz impresionante y los que tocaban los instrumentos tampoco lo hacían nada mal. Y los que carecemos de talentos musicales, ¡qué bien nos lo pasamos bailando!
Y lo mejor es que, después del “jamm”, mientras disfrutábamos de nuestro plato de nachos (pudimos corroborar que estaban buenos, por cierto) la oportunidad de conocer una historia interesante vuelve a surgir de la nada. Esta vez es una pareja, él 29 años y argentino, y ella 20 años e italiana. Se conocieron caminando en el camino de Santiago, él es médico en Buenos Aires y ella estudia en Viena. Una de las historias de amor más bonitas que he conocido. No se me ocurre mejor forma de cerrar Budapest. Eso sí, volveré seguro…
ALOJAMIENTO
Sin duda es el hostel que menos dinero nos va a costar hasta ahora… cuatro euros y medio la noche, ¡con desayuno incluido!
A ver, está claro que no es oro todo lo que reluce. Dormimos en el Unity Hostel (Udvar dorm), que se encuentra al lado de la calle de los ruin bars. De hecho, ¡este hostel es un ruin pub con dormitorios en el piso de arriba! En ese sentido, si lo que queréis es dormir y descansar no es un buen lugar para hacerlo. Todas las noches hay música en el pub y está lleno de gente, especialmente los jueves, viernes y sábados. Asimismo, las camas tienen un colchón muy fino que no permite un descanso óptimo. Aun así, a nosotras nos flipó el rollo del sitio y si te va la fiesta, para cuando vuelvas de tus planes nocturnos, ya no habrá fiesta en el Unity (de hecho, la fiesta dura como mucho hasta las tres). Además, los que llevan el hostel, aunque no entienden muy bien inglés ni castellano, son súper simpáticos y te ayudan en todo lo que pueden. En cuanto al desayuno, no es un desayuno variado ni abundante. Literalmente, te ofrecen leche, tostadas, mermelada y nocilla y dos tipos de cereales. La verdad es que, por cuatro euros con noche incluida, no se puede pedir mucho más. Y, en nuestro caso, como cogimos un bus nocturno desde Liubliana, llegamos a las siete y nos dejaron desayunar a pesar de no haber pagado la noche. ¡Un diez!
DÓNDE Y QUÉ COMER EN BUDAPEST
RESTAURANTES Y DEMÁS
Frici Papa
Ya os he hablado sobre esta maravilla. Y es que, este restaurante de comida tradicional húngara fue todo un descubrimiento. El servicio es rápido y optimo realmente barato, tenía opciones muy variadas (yo os recomiendo los ñoquis, estaban increíbles) y además es muy barato. Y cuando digo barato es que por un euro te puedes meter una crepe de nutella de postre… ¿se puede pedir más? En realidad, sí. Y es que el local se encuentra un poco alejado del centro, los domingos no abre y además solo aceptan efectivo. Aun así, es un “must” en toda regla.
Foto 8. Queso rebozado con salsa de mermelada.
Foto 9. Ñoquis con goulash de ternera y escalope con patatas al ajillo.
Hungarikum Bisztro
Es el restaurante más conocido de la ciudad. Lo mejor es que a pesar de encontrarse a medio kilómetro del Parlamento es muy barato. Puedes encontrar platos de entre tres y diez euros y también tienen un menú degustación (con el que pegarte todo un homenaje) que vale quince euros. Calidad, servicio inmejorable y un ambiente muy familiar lo hacen realmente atractivo. Aun así, a mí me gusto más el Frici Papa, pero como siempre, para gustos los colores.
Puestos en los mercados
Sobre todo en época navideña, es habitual encontrar puesto de comida callejeros, sobre todo cerca de las zonas turísticas. Aunque parezca mentira, suelen ser bastante caros y no suelen ser la mejor opción en cuanto a calidad-precio. Nosotras llegamos a pagar 13 euros por un plato de goulash… Sin embargo, los puestos del Mercado Central sí que os recomendamos ya que la comida está realmente buena y el precio es más ajustado. De todas formas, donde esté un restaurante tradicional en toda regla…
COMIDA TRADICIONAL HÚNGARA
El goulash (Gulyás)
El goulash es el plato más típico de Hungría. El ingrediente principal de esta sopa es paprika (pimentón seco en polvo) y también lleva vegetales y carne de cerdo. La verdad es que la mezcla puede sonar extraña, pero está buenísima. Hay que decir que es un plato típico de la zona del centro de Europa, no solo de Hungría.
Las chimeneas (Kürtőskalács)
Una bomba calórica en toda regla. Pero un “must”, también. Yo describiría la textura de este postre como una mezcla entre un bizcocho y una rosquilla tradicional. En cuanto al sabor, los puedes encontrar de todos los tipos: al natural con azúcar, con chocolate, con frutos secos, con esencia de vainilla, de canela… Asimismo, es frecuente rellenarlos bien de nocilla, de crema, de nata… ¡Las opciones son infinitas!
Este postre no lo encontraras en restaurantes sino en los puestos callejeros. Se le llama chimenea por la forma de cilindro que obtiene al elaborarlo.
El vino caliente
Es algo muy común en muchos lugares de Europa. A mí personalmente no me gusta, pero es muy popular y no se puede uno ir de Budapest sin probarlo. También lo encontrarás en puestos callejeros.
LA FIESTA EN BUDAPEST
La fiesta en Budapest tiene una fama que en nuestro caso no consideramos que sea merecida. Seguramente, tuvimos mala suerte pues he leído en muchos foros de Erasmus que es una pasada (os aconsejo leer sus artículos que seguro que te pueden ayudar más que yo).
Aun así, el rollo de salir a los ruin bars y después entrar en una discoteca más grande me parece una opción más que valida.
Entre los ruin bars cabe destacar mi querido Szimpla Kert y Kőleves Kert, el jardín-patio del restaurante Kőleves.También es una buena opción hacer una ruta por los bares en ruinas, que muchas agencias ofrecen. Ya que estoy, me gustaría contaros por qué se llaman “ruin bars”. Según el guía de nuestro free tour, después de la guerra, los húngaros tuvieron la brillante idea de remodelar los edificios en ruinas y utilizarlos como bares para poder alegrar a los ciudadanos de la capital.
Foto 10. Piso superior del Szimpla Kert.
Foto 11. Sala de luces del Szimpla Kert.
Después, hay clubs y discotecas más grandes. La más conocida es Instant, que está decorada como si fuera un ruin bar y se encuentra en la misma zona. Nosotras encontramos un ambiente un poco raro y después de tomarnos un par de chupitos de Unicom (el licor de hierbas tradicional en Hungría), nos fuimos a otros ruin bars. De todas formas, seguro que es relativo y mucha gente habla maravillas del lugar.
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