Bucarest, micul Paris.

Hace casi tres años que decidí envolverme en la experiencia Erasmus. Lo decidí en el último momento, creo que quedaban dos horas para que el plazo de solicitud de plaza se cerrará, y nunca he tomado una decisión más acertada. Entre mis opciones estaban Polonia y Rumanía, ya que pretendí alejarme lo máximo posible y entrelazarme con una cultura lo más diferente a la mía posible. Me equivoqué en eso, la verdad.

Creo que cualquier blog se me quedaría corto si me tengo que poner a explicar todo lo que me encantó, todo lo maravilloso que es Bucarest, pero habrá que intentarlo.

He de reconocer que antes de llegar, solamente había visto cuatro fotos en el google images sobre la ciudad, por lo que tampoco tenía una expectativa clara. Eso sí, cuando llegué todos mis compañeros parecían haberse estudiado el archivo de google en lo correspondiente a la ciudad, así que como, una vez llegas allí parece que todos os conocéis de siempre, fue de gran ayuda.

Dentro de la ciudad de Bucarest hay algunos sitios principales que no puedes dejar de visitar. Primero de todo y lo más importante, por su historia y por su majestuosidad: el Parlamento de Bucarest.

El Parlamento es el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono. Es increíble tanto por fuera como por dentro. Se puede visitar por dentro a un precio económico (más económico si eres estudiante) y con guía. Una vez dentro, y después de un largo paseo por las cámaras más importantes, te dicen que solamente has visto un 5% del edificio. Impresionante.

Esta ciudad, como dice el título, es conocida como la micul Paris (o la pequeña Paris), por su parecido con esta ciudad, y su prueba más clara, es que mandó construir un arco del triunfo parecido al de Paris, en el centro de la ciudad.

Otro de los espacios importantes que tienes que visitar si vienes a esta ciudad es el Ateneo Romano y si puedes, aprovechar y ver algún concierto de música clásica. Está situado, al igual que el parlamento, en pleno centro de la ciudad, por lo que no te será muy difícil de encontrar.

Además de estos monumentos, en la capital de Rumanía existe una gran cantidad de zonas verdes, parques enormes donde pasar la tarde tirado con una toalla en el césped. Mi favorito fue el parque de Herastrau.

Se encuentra al norte de la ciudad y es increíblemente grande. En el centro, tiene un lago y alrededor de el hay un montón de restaurantes y bares, muchos de ellos barcos que se encuentran amarrados en la orilla. Además, una cosa que recomiendo mucho hacer, es alquilar una bicicleta un par de horas y rodear el parque: las vistas son increíbles, el ambiente, los colores del atardecer...

Otro parque que pude visitar fue el Carol Park, que no solamente es conocido dentro de la cultura de los parques y las zonas verdes. También es conocido por el mausoleo (o el "Monumento de los Héroes por la Libertad de las Personas y la Patria, por el Socialismo") que reina al final de la calle principal.

Rumanía es un país cristiano ortodoxo y, como tal, mientras caminas entre los grandes edificios de cemento sin adornar, grises del reciente legado anterior, puedes encontrar una gran cantidad de iglesias y monasterios, como por ejemplo, el más famoso Monasterio de Stravopoulos.

Uno de los personajes más importantes e idolatrados por los rumanos, a parte de Nadia Comaneci, por supuesto, es Vlad Tepes, también conocido como Vlad El Empalador, o más mundialmente conocido por ser el personaje que inspiro a Bram Stoker para escribir la novela "Drácula". A pesar de que, como su propio nombre indica, no fue precisamente un hacedor del bien, para los rumanos es historia de su país, que les representa y de la que se enorgullecen.

Teniendo en cuenta que el famoso castillo de Drácula se encuentra en Bran, también en Rumanía, en la región de Transilvania, es de obligada visita y, si es en Halloween, muchísimo mejor. Poder disfrutar de esa noche dentro del mítico castillo es una experiencia inolvidable.

Cerca de Bran se encuentran ciudades también muy importantes por su contenido histórico y cultural, como pueden ser Sinaia, Brasov y Rasnov.

En la pequeña localidad de Sinaia se encuentra el Castillo de Peles. Residencia de verano de los antiguos Reyes de Rumanía. A mi me pareció un lugar increíble para visitar, por su arquitectura, por sus interiores pero, lo que más me llamo la atención fueron los pasadizos secretos que nos contaron que había dentro, y como se abrían (lo de tirar de un libro y que se abra una puerta, no sucede solo en las películas).

En Rasnov se encuentra la famosa Fortaleza de Rasnov. Es un lugar un poco derruído pero con encanto, que lo único malo que tiene y que no me gustó, fue lo que cuesta subir hasta arriba, lo demás es una maravilla, las vistas, la naturaleza y los paisajes del país son increíbles.

De las tres ciudades previamente mencionadas, nos queda Brasov. La mejor de las tres para visitar por excelencia. Es una ciudad pequeña que también aloja a un montón de Erasmus. Conocida por su iglesia negra (llamada así porque fue quemada) o la plaza principal, donde existe un ambiente increíble, con puestos de recuerdos, de comida (chocolate, mucho chocolate) mazorcas de maíz... lo mejor para comer algo y hacer estómado para después cenar en cualquiera de las trattorias (otra cosa no, pero si quieres comida italiana, la tienes).

Dejando de lado lo cultural y yendo a algo que cualquier Erasmus ha querido y ha disfrutado, llega la fiesta. Contra todo pronóstico y aún sabiendo que no hay lugar que a un estudiante Erasmus se le resista, Bucarest es una de las ciudades con el mejor ambiente nocturno que he visto en mi vida (y barata, muy barata). Todo se centra en Lipscani, el Centrul Vechi o Centro Viejo de Bucarest. Es incontable la cantidad de cosas que puedes hacer pero por esa zona, se encuentran algunos de, igual no los mejores, pero los más tipicos bares (Expirat, Club A y el mejor por excelencia, Kulturhaus),

los típicos sitios para comer (kebabs del Dristor o del Calif, Trattorias, o la Simigeria Luca, pequeños establecimientos de los que Bucarest está repleto, que venden unos increíbles dulces hechos de pan y rellenos de chocolate, jamon y queso y demás, muy baratos y MUY recomendables).

Además, en esta zona de la ciudad se encuentra también el Caru cu Bere, el restaurante mas típico de la ciudad en el que sirven todo tipo de comidas típicas (yo me quedo con el postre, los Papanasi) a muy buen precio. Siempre está repleto ya que no solo la comida está muy rica, si no que también tienen animación y música en algunos momentos. Sirven desayunos, comidas y cenas, así que cualquier momento es bueno para visitarlo. 

Otro sitio, no tan típico pero si excesivamente rico y curioso es el Excalibur. Se encuentra cerca de Universitate (una de las zonas céntricas). Te sirven una bandeja enorme llena de todo tipo de comida, panceta, chorizo, pollo, patatas, morcilla... y comes con la mano, todo muy medieval (de ahí excalibur).

Por otro lado, Bucarest tiene dos zonas residenciales universitarias enormes y juntas. Regie y Grozavesti. Ambas se encuentran muy cerca de la Universitatea Politehnica din Bucuresti. Dentro de estos complejos, además de haber dos de las discotecas más grandes (la ONE y la Princess) tambien hay un monton ce Trattorias, Boleras americanas, cualquier tipo de comida, y discotecas y bares. De eso hay un montón.

Por lo tanto, y resumiendo, todos sabemos que la predisposición de la gente de España a ir a un país como Rumanía no es la mejor, así que espero que después de este texto haya conseguido quitaros un poco los prejuicios (me falta deciros que los billetes de avión a ciudades como Bolonia, Bruselas, Turquía o Grecia son muy baratos) y los malos pensamientos que traemos de casa.

Es una ciudad impresionante, así que nunca dejéis de conocerla, sus calles y sus lugares más desconocidos, siempre sorprende y pocas, muy pocas veces para mal.

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