Excursión a Brujas

Ya habiendo hablado un poquito sobre Bruselas, la ciudad en la que nos hospedamos en nuestra estancia allí, va siendo hora de pasar a las excursiones que realizamos.

La primera excursión que contratamos fue a Brujas. Queríamos una excursión que solo englobase esta ciudad puesto que teníamos muchas ganas de visitarla, sabíamos que había mucho que ver y no queríamos perdernos nada.

La excursión

La excursión fue contratada con la página de Civitatis, por 29€. Quedamos en un punto de Bruselas a las 8:30 y partimos hacia Brujas. El trayecto duró una hora y media ida, aproximadamente. El tour estuvo muy bien puesto que dura unas 9 horas en total todo, y el transporte por este precio está genial. Es una manera de cerciorarte de que vas a poder llegar a tiempo a todo, y más cuando tienes tan poco para visitar cada sitio. El precio incluye también un breve tour, de una horita más o menos, que nos hizo un guía muy simpático.

Tras esta breve introducción a la ciudad medieval conocida como “Venecia del norte”, nos dejaron bastante tiempo libre, unas 3-4 horas, lo cual estuvo genial porque ya sabíamos, gracias al guía, que era lo más importante, así que pudimos volver tranquilamente a hacer fotos a los sitios que más nos habían gustado, y además pudimos ver algunos sitios más, y comer por esta preciosa ciudad belga.

Nos explicaron que la ciudad fue reconstruida en el siglo XIX, y se intentó recrear conforme se pensaba que había sido en el medievo.

Nos explicaron que en neerlandés se llama “Brugge”, ya que “Brug”, en este idioma significa puente, y la ciudad se llamó así en plural debido a la cantidad de puentes que alberga. Pero por supuesto, los españoles le dimos una versión que nos fuera más fácil pronunciar, y de ahí a que la llamemos Brujas.

Qué ver en Brujas

Nuestra primera parada fue el Lago Minnewater, más conocido como el “Lago del Amor”, puesto que a pesar de  albergar muchas leyendas, la más famosa es una leyenda de amor. El guía nos explicó que un marinero que tenía una hija a la que quería casar con un noble, pero esta estaba enamorada de un soldado, que se fue a la guerra. Ella se escapó, huyendo de la boda con el noble, y el soldado al volver la encontró, pero la felicidad les duró bastante poco, puesto que ella murió al lado de un río. El soldado construyó un dique y así convirtió lo que era un río en un lago, donde enterró a la chica para que así pudiera permanecer allí eternamente. En la época medieval, por aquí pasaban los barcos de mercancías, pero actualmente son cisnes los que adornan el lago, así pues es una escena muy bonita de contemplar, y más sabiendo de la leyenda. El lago está dentro de un Parque también llamado Minnewater, que es bastante bonito.

Si cruzabas el río desde el Parque, encontrabas el Beaterio, que es contemplado como una ciudad dentro de una ciudad. El guía nos explicó que a este lugar es donde se retiraban las mujeres religiosas, mujeres viudas o cuyos maridos se habían ido a la guerra. Actualmente sigue siendo un convento habitado por monjas benedictinas.

Seguimos nuestro paseo por las Calles Walplein y Stoofstraat, unas calles muy turísticas donde hay una gran cantidad de sitios para tomar algo, cafés, cafeterías, etc. Se trata de una zona con mucho ambiente y por donde es agradable pasar.

Al cruzar un pequeño puente, llegamos al Museo Memling, un museo construido en las antiguas instalaciones del Hospital de San Juan, un hospital de la época medieval. Actualmente, alberga algunas obras de Hans Memling, y de ahí el nombre del Museo, pero también se pueden visitar algunas de las instalaciones del lugar y hacer un tour viendo cómo era la vida en ese hospital medieval.

Justo enfrente de este museo, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora, que  es sin duda un edificio impresionante. Se trata de una iglesia medieval, de estilo gótico, que es sobretodo importante por las esculturas que alberga en su interior, como algunas de las tumbas de los duques de Borgoña, e incluso una figura de Miguel Ángel, la Madonna de mármol. Además, cuenta con la torre más alta de la ciudad, y además se trata de la segunda torre de ladrillo más grande del mundo. Para acceder a la Iglesia, es necesario pagar una entrada de 2€.

Desde la iglesia, salimos justo al famoso Puente San Bonifacio, un puente no muy antiguo a pesar de que parezca que lo es (principios del siglo XX), que está repleto siempre de turistas. Se dice que si lo cruzas en menos de 10 segundos encontrarás el amor, y en el caso de ya tenerlo te casarás este año con esa persona. No sabemos si será cierto, o lo dicen para despejar cuanto antes a todos los turistas que se hinchan a hacer fotos en este lugar...

Siguiendo por la calle principal, llegaréis a La Catedral de Brujas, la Catedral de San Salvador, de estilo gótico, que se trata de la iglesia más antigua de Brujas. A pesar de ser esta la Catedral, no me gustó tanto como la Iglesia de Nuestra Señora, pero si que tiene su encanto. Lo que más destaca es su alta torre, que se trata de la parte más antigua del edificio. Se puede acceder gratuitamente.

No muy lejos de aquí llegamos a las dos plazas principales de la ciudad: la Plaza Burg, y la Grote Markt. Ambas están conectadas por una calle, la Breidelstraat, también conocida popularmente por Calle del Pecado, es la calle que conecta ambas plazas anteriormente mencionadas. Está llena de chocolaterías, cervecerías, tiendas de souvenirs, etc. Y de ahí su apodo. En esta calle encontraréis la Stefs Chocolatier, una de las chocolaterías más famosas de la ciudad.

En la Plaza Burg es donde se encuentra el Stadhuis (Ayuntamiento), un edificio de estilo gótico florido, también impresionante por su fachada. En esta plaza hay varias esculturas que actualmente son reconstrucciones debido a la destrucción que provocó el ejército de Napoleón. Lo mismo pasó con otra iglesia que se encontraba antiguamente enfrente del Ayuntamiento, pero esta no pudo ser reconstruida de nuevo.

También encontramos en uno de los rincones de la plaza la Basílica de la Santa Sangre. Esta iglesia, se compone de dos iglesias a su vez: por un lado tenemos la basílica propiamente dicha, en la parte alta, y la capilla románica de San Juan, en la parte baja. La importancia de esta iglesia es que alberga gotas de la sangre de Cristo, por lo cual guarda una reliquia que se muestra todos los días a las 2 de la tarde. La entrada para estudiantes es de 1,5€.

Además, se encuentra en esta plaza el Palacio de Justicia, que destaca sobretodo por sus estatuas doradas, que hacen contraste con el material de la fachada. Actualmente actúa como museo, y el precio para estudiantes es de 1€, precio con el cual puedes acceder también al ayuntamiento e incluye una autoguía.

La Grand-Place se llama Grote Markt, donde encontramos el Belfort o Campanario de Brujas, un campanario medieval que actualmente está inscrito en las listas de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y se trata de uno de los puntos más famosos de la ciudad. Se puede acceder por el precio de 6€ (tarifa de estudiantes), y podéis subir hasta lo alto del campanario. También se encuentra en esta plaza el Palacio Provincial, un precioso y enorme edificio de estilo gótico, que sin duda impresiona.

En el centro de la Plaza encontramos las estatuas de Jan Breydel y Pieter de Koninck, líderes de la insurrección que se produjo contra las tropas francesas. En la Grote Markt es donde se comerciaba en el medievo. Nos explicaron algo muy curioso, y es que cuando los comerciantes se ponían a negociar, lo hacían poniendo las manos tras la espalda, y sacaban la mano cuando cerraban el pacto. Esto tiene una explicación, y es que en Brujas, cuando alguien no pagaba, le cortaban un dedo, si volvía a hacerlo, le cortaban la mano, y si lo volvía a hacer, le cortaban el cuello. De esta manera, en los pactos, podían cerciorarse de que estas personas eran de fiar.

Justo al lado de la Grote Markt, se encuentra Museo de la Cerveza, para lo más interesados en conocer la historia de la cerveza belga. Es un museo muy curioso de ver, y además, pagando la entrada de 12€ podéis realizar una cata de 3 cervezas belgas, por lo que es muy recomendable. Además de ser un museo, también tiene su parte de cervecería, donde podéis probar algunas cervezas más. Era muy curioso que en esta zona, en cada mesa había una botella dondesalía la bandera del país en cuyo idioma estaba escrito la carta. La decoración de este museo era simplemente, una pasada.

Espero que os haya gustado este post y que os animéis a visitar esta preciosa ciudad belga. ¡Hasta el próximo post!

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