Brujas y Rotterdam

Publicado por flag-es Anthony Power — hace 11 años

Blog: Tramas experience in Lodz
Etiquetas: flag-be Blog Erasmus Brujas, Brujas, Bélgica

Ya nos encontrábamos en Brujas, y ya se olía ese encanto del que tanto nos habían hablado desde España y desde la misma Polonia. No era simplemente por la actitud de las personas de allí, que era inmaculada, sino que además, los paisajes, edificios, parques y las mismas calles con piedras como los centros de las ciudades españolas, hacían de Brujas una ciudad diferente.

Dejamos pronto las cosas en el hostal, y nos dirigimos como primera cosa obligatoria que hacer, a dejar el coche más allá del puente que nos explicó el de recepción para no tener que pagar a la mañana siguiente y no recibir una multa de bienvenida por Brujas. Dimos alguna que otra vuelta para no dejarlo del todo lejos y para nuestra sorpresa habíamos tirado con el coche hacia la derecha, y habíamos llegado andando por la izquierda de la calle del hostal y a menos de cinco minutos. Las cosas de la vida supongo, pero lo importante era que ya estábamos afincados allí, con las cosas en el hostal, el coche bien aparcado y dispuesto a aprovechar lo máximo del viaje que se nos venía encima, que ahora era cuando de verdad comenzaba.

La cosa se ponía interesante, pues en una habitación de ocho, siendo nosotros cinco, digamos que eramos los que mandábamos por allí (que nadie se asuste que no hicimos nada malo), si bien la gente, los otros tres compañeros de hostal, no salían esa noche y ya a las 00,00 estaban en cama todos. No se si es que los españoles somos unos fiesteros o es que la gente no aguanta con el "horario europeo", pero lo cierto era que fuéramos a la ciudad que fuéramos en este año de experiencia Erasmus y estuviéramos con la gente del país que estuviéramos, siempre eramos nosotros los españoles los últimos que nos íbamos a la cama.

Al ver el percal fiestero, rápidamente nos animamos, alguno se cambió de vestimenta, y nos dispusimos a entrar en la discoteca que hay justo en el hostal, es decir, al lado de las habitaciones (sí sí como leeis, discoteca en el hostal). Prácticamente todos los chavalines de dieciseis a dieciocho años estaban ciegos ya a esa hora; fumando y alguno que otro claramente drogado. Daba pena verlos a esa edad en ese estado, pero es lo que hay en este milenio donde nos encontramos y ya la gente parece que no sabe divertirse de otra manera.

Me dejaré de filosofía por ahora y comentaré que al ver todo aquello poco a poco se nos iban quitando las ganas de fiesta, y más aun cuando el 90% de las personas que se encontraban allí eran hombres. Encima la música que nos llegaba desde fuera era electrónica a tope, rapidísima y que a nadie de los cinco que estábamos allí nos convencía en absoluto, por lo que a pesar de las pocas ganas que ya teníamos de entrar, había una discoteca en el hostal y teniamos la obligación moral al menos de ver qué nos encontrábamos dentro.

Y qué nos íbamos a encontrar dentro, pues más de lo mismo que veíamos fuera, que no era otra cosa que más gente joven de menos de veinte años, alcoholizados hasta arriba, fumando y muchos drogados a saber por qué sustancia; lo que sumándole a esa música infernal que te cansaba a los pocos minutos, hicieron que en menos de sesenta segundos ya estuviéramos todos fuera de aquel sitio dispuestos a dormirnos y ponernos la alarma temprano. Tal fue así la cosa, y es que no tardamos en irnos al cuarto, preparar alguna que otra cosa y esperar descansando la mañana siguiente que se hacía prometedora.

Nos levantamos temprano, teníamos ese día desayuno incluído y era tiempo de aprovecharlo tras estirar las piernas de la cama. Nos pusimos hasta arriba de comer (yo al menos por supuesto) y es que buen hostal que aunque de precio se iba casi a los diecisiete euros la noche, lo cual no es tan barato, sí que las habitaciones eran amplias y cómodas, con un lavabo incorporado dentro y con los baños, el restaurante y la misma discoteca justo al lado (lo de la discoteca claramente encarece el precio). El desayuno era completo y a las típicas rebanadas de pan se le sumaban cereales y algún que otro dulce, por lo que tendríamos de todo para empezar bien el día.

Pero dejémonos de sandeces y vayamos al lío importante: la ciudad. La ciudad como había dicho antes muy pronto nos causó una gran sensación, y es que con edificios antiguos pero claramente mejorados, bien pintados, estilos clásicos y bajos de altura, Brujas tiene que ganarte sea como sea. Con muchas iglesias en su haber, no encontrarás dos iguales y es que aunque no te gusten este tipo de lugares, en esta ciudad del norte de Bélgica llamarán tu atención por ser muy grandes, elegantes y con una estructura perfectamente organizada. Tal fue así que entramos en más de una para verlas por dentro; y para nuestra sorpresa se unían lo clásico y raíces más profundas, con lo más moderno de hoy día, existiendo cámaras, pantallas de guía y algún que otro artilugio más que nos sorprendía sin dudarlo.

También veíamos por todos lados molinos antiguos, de esos que te recuerdan sin quererlo a "Don Quijote de la Mancha", y es que un molino verlo en directo también te impacta y te gusta. Uno se empieza a preguntar de donde venían y cómo se las idearon para crear tal obra que no simplemente dejaba un buen paisaje a la vista, sino que además era del todo útil. Dejaré de nuevo esas preguntas interesantes para otro momento y seguiré diciendo que incluso el mismo frío húmedo que calaba nuestros huesos daba igual cuando veíamos la ciudad. Y es que a pesar de haber más de diez grados de diferencia a favor de Brujas y en general Bélgica, ese frío húmedo era peor en cuanto a sensación que el seco de menos diez grados de Polonia, por lo que algo se notaba la diferencia y al rato de ir andando ya te entraban ganas de dejar el paseito y meterte en algún sitio que otro.

Plazas amplias, calles entrelazadas asfaltadas con piedras, casas de arquitectura románica y germánica y grandes parques por todos lados, hacían que no tuviéramos ganas de partir de aquella ciudad, si bien el viaje tenía que dar más de sí e íbamos a visitar muchos otros sitios en muy pocos días, del uno de febrero al seis de febrero, como podemos recordar (y si no ahí estoy yo para recordarlo en un segundo, jeje). Fue una pena el que tuviéramos que coger el coche de nuevo para irnos a Rotterdam primero y terminar esa noche en Amsterdam, pero es que teníamos el hostal desde la mañana siguiente allí en la capital holandesa y debíamos movernos de allí. Sin duda que Brujas no la olvidaremos, pero había que dejarse de penas y tristezas y continuar el camino.

Como era lógico, las maletas y la salida del hostal fue temprana y tras dar ese paseo por la ciudad que antes he comentado, cogimos el coche y nos largamos en dirección Rotterdam. No sabíamos qué nos íbamos a encontrar por allí, si bien uno de nuestros compañeros conocía a una chavala que sí que había estado y decía que algo tenía la ciudad mencionada.

Con una distancia de unos 180 kilómetros y pillándonos entre medio de Amsterdam, Rotterdam sólo por el nombre que tanto nos suena, era de obligada parada a lo largo del trayecto, y así fue como tras unas dos horas de viaje ininterrumpido en el coche, llegamos a esta ciudad del oeste de Holanda. La primera sensación fue de sorpresa, pues si bien veníamos de un sitio como Brujas en el cual predominan las casas bajas, el estilo antiguo y en general ese ambiente medieval que tanto vemos en las películas; con Rotterdam pasaba todo lo contrario, y es que la tecnología había llegado, y con ella los rascacielos, los edificios con cristaleras de último modelo y las luces de muchos colores en casi todos los edificios. Era totalmente lo contrario la una de la otra y rápidamente nos dimos cuenta de que Rotterdam sí que era una ciudad cosmopolita, una gran ciudad como se suele decir.

No gran ciudad en el sentido de mejor que Brujas, que ni mucho menos, sino que una gran ciudad en el sentido en el que entendemos en España tal cosa, y es que hay muchos edificios por kilómetro cuadrado, mucha gente en poco espacio, prisas por todos lados y numerosos bares, restaurantes, centros comerciales y en general casi ninguna calle vacía excepto en las afueras. Todo eso lo veíamos en Rotterdam y si algo nos llamó la atención de allí fue esa avanzada de su época que le hacía también tener algo que no te dejara indiferente.

Sinceramente todos nos quedábamos con Brujas, porque en Rotterdam, a pesar de ser más grande en cuanto a tamaño que la ciudad belga, poco o casi nada tenía que ver y es por ello que lo único que vimos fue una plaza y el centro comercial para comprar comida. Por supuesto paramos de nuevo en el Mcdonald no tanto para comer como sí para tener Internet y mirar la dirección del hotel en Amsterdam, que era un destino que ya apetecía y del cual quedarían escasas horas para llegar hasta él. Una vez listo todo, vimos una tienda en la cual vendían alcohol y como les dije que en mi otro viaje a Amsterdam, no conseguimos encontrar ninguna tienda para ello, pues se decidió comprar allí las cosas. Unos se pillaron ginebra, otro vino y yo decidí que no bebería nada, si bien les dije que podía intentar hacer cócteles con zumos y Vermouth, que aceptaron sin dudarlo. Barato, con poco alcohol y con mucho zumo, buen sabor y por menos de tres euros la botella, había que intentar a ver qué salía, pero bueno eso ya sería en Amsterdam.

Terminamos de cenar y ya sólo quedaba el ponernos manos a la obra en dirección a la capital holandesa; por supuesto el coche se quedó con algunas migas que bueno, nada que no pudiera luego arreglarse el día de la entrega con una buena aspiradora de gasolinera, por lo que sin preocupaciones y con el conductor "on fire" nos movimos de esa ciudad tecnológica, hacia una más tradicional como es Amsterdam. En Amsterdam me reí demasiado, y es que pasaron cosas totalmente surrealistas por allí, ¿cuáles?

Continuará.....

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Comentarios (7 comentarios)

  • flag- Alberto García hace 11 años

    Me encantó

  • flag-es Anthony Power hace 11 años

    A todos en general sin duda

  • flag-es Saul Latorre hace 11 años

    Estuve en Brujas el mes pasado. Preciosa

  • flag- Ana Morillo hace 11 años

    Me encanta la imagen¡ quiero conocer brujas

  • flag- Paqui Tarta hace 11 años

    esta de lujo, me encanto

  • flag- David Cornes hace 11 años

    joer si pasaron cosas surrealistas en amsterdam... jajaja

  • flag-es Maialen Escobal hace 10 años

    Hola! Somos dos chicas estudiantes de Economía, que estamos en Nápoles de Erasmus. Nos gustaría pasar unos días en Bélgica, ¿sería posible que alguien nos hospede en su casa por una noche?. Saludos y gracias! =)

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