Y al final...llegó el final.

Nadie te habla de esto cuando vas a rellenar los papeles para ser estudiante erasmus:

Te pasas aquí un año increíble, y no me refiero sólo a las fiestas, al ambiente ni a nada que podáis estar pensando que tan comúnmente se relaciona con esta experiencia.

Me refiero al amor, a la pasión y al cariño infinito que desarrollas por la ciudad que ha sido tu hogar durante tanto tiempo. Todo el mundo me dice;tranquila, Brno va a seguir ahí para cuando quieras volver;. Sí, Brno sí, pero ya no estaré en mi residencia, con mi compañera Cristina (ahora es como una hermana para mí) ni asistiré a las clases en la Facultad de Arte, ni me pelearé con los camareros en checo porque quieren cobrarme más de lo que deben.

No es fácil de explicar, los que habéis pasado por esto me entendéis, estoy segura. Dentro de 12 días tengo mi vuelo de regreso definitivo a España. Una de las maletas ya está hecha y en realidad...no sé cómo sentirme.

Estos son mis últimos días, y me dedico a dar tumbos por la ciudad, sola, que me espera para mostrarme rinconces que aún no había conocido. Me pierdo entre pequeñas calles con adoquines mal puestos, mientras intento hacerme la dura para que no se me salten las lágrimas. No es justo. En mi interior hay un grito desesperado por quedarme aquí, así, siempre.

¿Compensa? Sí. ¿Es justo? No lo creo.

Ha sido sublime, realmente inolvidable y definitivamente irrepetible.

Gracias, Brno, pronto volveremos a vernos.

na.ta