Sin euforia

Volver después de Navidad a la que ha sido tu casa durante tres meses de tu vida no es igual ya. Ya no vuelves con la euforia inicial en la que querías hacer muchos amigos o en la que te morias por saber como iba a ser tu vida en tu país de destino.

Yo no sabía nada de lo que se ahora y realmente ni todas las cosas buenas han sido tan buenas ni lo malo ha sido tan malo. Pero aún así estoy contenta porque he descubierto otras cosas en las amistades, en la cultura, en la gente e incluso en las clases que se han vuelto totalmente maravillosas porque han sido toda una sopresa para mí. Así que se puede soñar, se puede esperar pero hasta que no se vive no se sabe verdaderamente lo que es la experiencia Erasmus.

Ahora toca vivir más tranquilamente, disfrutando sin frivolizar de cada detalle, de cada día y no queriendo que pase rapido sino al contrario porque me encantaría parar el tiempo en uno de esos días. Ya escogeré uno y os contaré por qué en su momento. Hasta pronto