Los nervios.

Bueno, no sé para qué pongo Brighton, si en realidad aún estaba en España cuando comenzó la aventura. 

Yo os prometo que cuando elegí el destino no tenía ni pajolera idea de lo que me iba a encontrar allí. Yo no había escuchado en mi vida hablar de esta ciudad, pero ahí estaba... Con los papeles del erasmus firmados, la beca concedida y pensando 'hará frío o calor... lloverá mucho o qué narices me voy a encontrar...'. Y ¿qué hice? me puse a buscar piso por internet dos meses antes de ir. O al menos un alojamiento temporal como Couchsurfing... El caso es que sí, encontré una habitación 'de ensueño' más o menos barata (cuidao' con esto) y nada, todo maravilloso... Maldita la hora... Pero esto os lo cuento en otro capítulo. Y os pondré una lista de consejos.

Y nada, que cuando me quise dar cuenta ya estaba de compras pensando en preparar la maleta. En pleno agosto en Madrid mirando abrigos, que agobio más grande PARFAVAR. Pero es lo que toca... Porque me enteré que Brighton, como en toda Inglaterra... ¡¡¡Llueve!!! Y llueve mucho. Y hace aire porque es una ciudad costera. El drama de la maleta estaba por un lado... Pero hay muchos dramas antes de irse. AY tus amigos, '¡te prometo que iremos a verte!' (no os lo creáis mucho... Yo me puse a escribirles cartas a todos, se las mandé por correo con stickers y cosas bonitas de llorar. ¿Sabéis cuántas he tenido de vuelta? CERO. Os quiero amiguis), y AY si tienes pareja... Eso si es un drama... Pero ni caso a los rumores, que el que quiere puede, juraito (esto también es material de otro post). Y por lo que menos drama montas, que es tu familia, porque tu estás deseando volar libre como un pájaro en el horizonte y que no te griten '¡Paquitaaaaaaaaaaaaaaa, recoge la habitación!', '¡Avelinoooooooooooo, friega los platos!', AY la familia... Lo que te vas a acordar de ellos... Porque cuando te des cuenta de que el alojamiento es mentira, que el trabajo soñado es mentira, que llegas a eso que vas a llamar casa y solo te reciben las pelusas, vas a pensar ay mi familia, como les echo de menos, 'cagüen' la leche...

¡Pero esperad! Que esto sólo son las dos primeras semanas de estancia (bueno, aunque la morriña no se te va a ir), pero empieza lo bueno... Os lo prometo. Y os lo contaré en el siguiente post.

Dicen que 'perro ladrador, poco mordedor', así que mi lema es: que mejor dejamos de ladrar y nos dediquemos a dejar nuestro mordisco allá donde lleguemos.

Un abrazo cachorrillos, sed felices y morded mucho. 

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