Espíritu navideño

A mi dos gotas de agua no me asustan. De hecho adoro y echo mogollón de menos a esas dos tan queridas que tengo en mi casa y que son mis hermanos. Hace unas horas estaba lloviendo a mares pero paró a las cuatro paró y luego han caído gotitas pero nada que te hiciera mojarte debajo de una capucha o un paraguas.

Se han perdido el encendido de las luces de navidad. Se han perdido la magia que tiene ese momento en el que todos nos volvemos más humanos, más amables. Cada día debería ser Navidad y yo procuro levantarme todos los días así pero estas fechas tienen su gracia. Solo quedan 22 días para ver a mis gotas de agua, a mi sillón abrazador (mi madre), a mi muñequito (mi primo pequeño), a mi sargento de hierro por fuera y peluche por dentro (mi padre), a mis tías, mis primos, mis tíos, mi abuela, mi perro loco (mi amigo Matías), a mi Daphy, a mis otras gotas de agua (Rocío y Carol), a Gonza, a Sonia, a Natacha, a Adri, a todos! No puedo poneros aquí a todos pero me acuerdo de esa gente de Sevilla, de la de la plaza, de la de Granada y de todos los que significáis algo para mí. Estoy deseando compartir todo lo que me está pasando porque nunca he sido más feliz en toda mi vida.

Toda esta gentecilla de mi familia Erasmus se han colado en mi corazón… 22 días que contaré uno a uno pero que también disfrutaré hasta el máximo aunque en algunos de ellos solo estudie. Estas Navidades sí que van a ser muy felices. Y ya han empezado para mí…