Depresión inter-examenes

Vivir aquí solía estar bien. Ahora todo es un disfrutar por creer siempre que será la última vez que harás eso con tus amigos de aquí. Beber por olvidar, besar como si no hubiera mañana y gastar dinero olvidando que lo gastas porque parece más importante disfrutar de ese momento sin remordimientos y a tope. La inspiración se me ha ido y ahora pienso en hacer algo con todo esto que he escrito pero siento que algo se me muere por dentro cuando pienso que esto es ya un recuerdo más que una realidad.

Recuerdos, recuerdos que me matan al pensar que no se volverán a repetir. La depresión post-erasmus ya ha comenzado y la resaca y los exámenes no ayudan. Porque mierda no nos dejan en una casa de cristal a todos con el tiempo parado. Que comenzara un día y otro y otro y siempre fuera el mismo día, que contradicción de espacio-tiempo.

Además la idea de tener que hacer maletas y mudarme otra vez se me hace imposible en la cabeza. Ahora ya no hay vuelta atrás. Ahora mi vida no depende de mí, sino de mi universidad y también de esas ofertas de Ryanair y Easyjet. Ahora mi vida pasará de vivir para el día a día, a vivir pensando en el pasado y esperando que el día siguiente sea cuando veamos a nuestra amiga Gina, a Rocío, a Victor, a Emilio, a Amaia, a Salud, a Carol, a Pablo, a Noelia y a los ingleses (porque Guio y Rafa, siempre estarán ahí conmigo en Granada). Nuestro próximo encuentro ya sabemos al menos cuando será: en Marbella, a mediados de agosto.

Nunca me iré de esta comunidad, sentí renacer aquí y aquí morirá mi vida de estudiante al menos si es que no sigue después. Nunca os abandonaré y me tenéis aquí para lo que queráis. Nunca os agradeceré lo suficiente que me hayáis cambiado la vida. Todos y ahora esto se acaba entre lagrimas. Debo seguir viviendo para seguir ayudando a más gente pero ahora mismo me entrarían ganas de matarme para quedarme así por siempre aunque seguramente no iría al cielo. Aún quedan 19 días para decir adiós a todos y voy a hacer que sean inolvidables.