Camas

Lugares tan versatiles. Lo mismo las deseamos que las odiamos. Para dormir, desesperarse, quitarse un calentón, pelear o ver una peli. En muchos buenos y malos momentos ellas están ahí y nosotros solo nos aprovechamos de ellas. Y si nos damos cuenta son como las personas aunque haya que cambiarlas cada diez años. A mi una desconocida me ha visto llorar, disfrutar y sufrir en menos de cuatro días y es que no me quedaba otra que confiar en ella.

Mientras escribía esto deseaba con todas mis fuerzas volver a la que ha sido mía durante estos ocho meses. Y sabéis una cosa? Me encantaría que estuviera vacía de sentimientos y sobre todo de recuerdos de este capullo del que me he enamorado. Pero el cuerpo me sigue pidiendo marcha y yo se la voy a dar porque ya tendré tiempo de reconciliarme con mi cama, que ahora dice que me echa de menos pero yo me voy una vez más por ahí, a lobear.

Muchos dirán que como puedo seguir y seguir sin parar ni un solo momento y descansar pero es que llevo media vida parada y no me gustaba esa vida; ni a mi cama ni a mí. Así que largo! Ponte ese vestido y a olvidarte de lo agridulce que ha sido el finde.

Aún así os dejo con una de las fotos más bonitas del viaje. Tenéis otra en la sección de fotos así que pasaros por allí y opinad… pero que sepáis que no es oro todo lo que reluce y las apariencias de una persona engañan y por eso vuelvo hoy desencantada aunque parezca tan firme y contenta porque en el fondo algo bien me lo he pasado pero no todo lo bien que yo habría querido. Mañana más sobre este culebrón hispano-italiano…


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