La Forêt d'Acrobates
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La Forêt d'Acrobates
Se dice que debes hacer cada día una cosa que te de miedo, así que si pasar una mañana en el Forêt d'Acrobates no cumple con los requisitos, ¡no sé qué será lo correcto! Ubicado justo a las afueras del pequeño pueblo de Montagnac al sur de Francia, este parque mitad bosque mitad vacacional está lleno de actividades divertidas y es el lugar perfecto para disfrutar en el exterior, tanto si tienes ocho como dieciocho años. Puedes quedarte con los pies en la tierra y probar el arco o dar un paseo, pero si realmente quieres un chute de adrenalina, no hay mejor actividad aquí que la escalada por los árboles.
Mi experiencia
Al principio cuando mi madrastra sugirió ir de excursión a un paraíso lleno de pinos, no pensé realmente en la situación aterradora en la que me había metido al aceptar su invitación. Está claro que la escalada en los árboles tiene el potencial de incitar al miedo, más aún a alguien que tiene vértigo, pero yo no tenía nada que temer. Después de todo, soy esa chica que ha estado hablando cientos de veces en su blog sobre lo mucho que le gusta ver las ciudades y los paisajes desde arriba. Resulta que la historia cambia cuando no tienes barandillas a tu alrededor y cuando un paso mal dado puede dejarte colgando de un cable veinte metros por encima del suelo.
Todavía no me había dado cuenta de ello, hasta que me aseguré bien el arnés en la cintura. Al mirar a los que estaban escalando entre los árboles que había encima, me sentí un poco intranquila, pero ninguno parecía particularmente ansioso. Algunos tenían la mitad de años que yo, así que decidí que si ellos podían hacerlo aparentemente sin problemas, yo también debería.
Después de una demostración rápida por parte de uno de los miembros del personal y seguida de un pequeño ensayo práctico, comenzamos el ascenso a los árboles. Tenía la certeza de que era completamente seguro, pero en el momento que llegué a la primera plataforma, mis piernas comenzaron a temblar. Esperaba ver puentes de madera y pasarelas con cuerdas (en mi defensa, debo decir que ambas estaban allí), pero no estaba totalmente preparada para cuerdas flojas de metal y finas. Al ver que mis hermanos pequeños me habían adelantado, me sentí ligeramente avergonzada de mi cobardía y me convencí para seguir.
No estoy segura si eran mis piernas las que temblaban o era el cable, pero de todas formas, la primera vez que crucé no fue la más elegante. Aún así, llegué a la siguiente plataforma sana y salva. Sin embargo, no tuve mucho tiempo para felicitarme, ya que todos mis sentimientos de orgullo se vieron dominados por un brote de pánico. La siguiente tarea era tirarse en tirolina. Me ajusté todos los enganches necesarios, recé todo lo que supe y me tiré con todas mis fuerzas.
Naturalmente, debido a mi torpeza y habilidad general de atraer la mala suerte, ya tenía todos los cables enredados, así que la mayor parte de mi trayecto fue hacia atrás. Aunque con un poco de ayuda con la pierna y bastante concentración, estaba a punto de conseguir coger una cuerda del otro lado. Aterricé en unas mullidas colchonetas de protección con un golpe seco y con un fuerte suspiro, expresé mi enorme alivio.
Y así seguí: Llegué a una pasarela por la que pensé que no podría pasar, pero tras recibir algo de tranquilidad por parte de mi padre y mi madrastra, que estaban viéndome desde abajo, me demostré que me equivocaba. En algunos tramos lo pasé mal, la serie de cuerdas, que aparece en la imagen a continuación, era particularmente complicada de cruzar, aunque para otros era muy sencillo. En ciertas partes mis pulsaciones estaban por las nubes, quedarte atascada a mitad de una tirolina a veinte metros de altura no fue la experiencia más placentera de mi vida, en cambio en otras, gracias a que descendemos de los monos, fueron algo más razonables.
No puedo decir que me resultase cada vez más fácil completar cada parte del trayecto, además que se iba aumentando la altura y la dificultad, pero cuando llegué abajo, me inundó un sentimiento de logro enorme. He ido, he visto y he conquistado alegremente. ¿Querría volver a hacer escalada por los árboles? Por supuesto. ¿Me llevaría muchos años (y mucho olvido) reunir coraje una vez más? Seguramente.
Opinión general
A pesar de unos cuantos temblores reales, disfruté mucho en el Forêt d'Acrobates y recomiendo el sitio a cualquiera que esté en la región de Languedoc y quiera hacer alguna actividad al aire libre. Mi hermano y yo terminamos el recorrido "Panoramique" (panorámico) y mi hermana hizo uno más para niños, el "Découverte" (descubrimiento), pero hay niveles adecuados para todas las edades (además de para todos los grados de vértigo). Si en algún momento llegas a venir, ¡pásalo bien! Y si el miedo te sobrepasa en algún tramo, ¡ni se te ocurra mirar hacia abajo!
Galería de fotos
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