Berliners
Llegamos con nuestras mochilas a la estación de trenes. Como es habitual, cogemos el medio de transporte más rápido para llegar al hostel y dejar las mismas, ya que pesan una barbaridad.
Nuesto hostel estaba muy cerca de Alexanderplatz, lo que es conocido como el centro de Berlín. La plaza estaba abarrotada de puestos de comida, con lo que decidimos integrarnos y tomar algo en la misma. Los precios son más bien bajos, y se podía estar a gusto allí. Es conocida como la plaza central del Berlín Oriental, pertenecía a la República Demócrata Alemana. Está presidida por la torre de televisón de Berlín (Fernsehturm), donde puedes subir a lo que creemos que era un restaurante con vistas panorámicas a toda la ciudad. Esta plaza fue donde comenzaron las protestas que finalizaron con el derribamiento del muro de Berlín.
A continuación decidimos encaminarnos hacia la Isla de los Museos o Museunmsinsel, donde se encuentran el Museo Nuevo, la Antigua Galería Nacional, el Museo de Pérgamo, el Museo Antiguo y el Museo de Bode. Nosotras no entramos personalmente en ninguno, sino que decidimos pasear por el río Spree hacia dentro de la isla observando con curiosidad los edificios majestuosos que nos ibámos encontrando en nuestro paso. Muchos de esos edificios fueron parcial o totalmente destrozados durante la Segunda Guerra Mundial, pero en la actualidad todos están en perfectas condiciones.
Continuamos andando y nos topamos con la Iglesia o Catedral, la Berliner Dom, del Siglo XV. Se pueden hacer visitas en su interior, donde pueden llegar a cobrar si entras en el museo (no te olvides de tu carnet de estudiante para posibles descuentos). En nuestro caso, había misa, así que decidimos entrar a echar un vistazo sin molestar a los que estaban realizando allí sus plegarias. Muy importante entrar, merece la pena.
El Parlamento Alemán o Antiguo edificio del Reichstag fue nuestra siguiente parada. Está situado en la línea marcada por el muro de berlín, y se mantuvo separado de la Puerta de Brandenburgo (que está muy cerca) durante casi 30 años. Se puede visitar su interior, pero hay que realizar una reserva online para poder hacerlo, ya que es un sitio que al día se visita por millones de personas.
Muy cerca también tienes el Monumento a los judíos, que se trata de un trozo de plaza que han convertido en un guiño a los cementerios judíos de aquellas personas que fueron asesinadas por el régimen nazi en la Segunda Guerra Mundial. Quiero decir, es un guiño puesto que lo que parecen ser tumbas, cada una está en diferente posición y altura, haciendo una similitud a los cementerios judíos que hemos visto en diferentes ciudades, donde había tal cantidad de lápidas que se amontonaban unas sobre otras.
A continuación nos acercamos a la famosa Puerta de Brandeburgo, inagurada en 1791 como triunfo de la paz sobre las armas. Decidimos sentarnos por allí a admirar su belleza y conocer un poquito más de su historia: vemos que las figuras de cobre que tiene encima se tratan de la Diosa Victoria guiando un carro arrastrado por caballos en dirección a la ciudad. Se trata de una réplica, ya que la original se destruyó en la Segunda Guerra Mundial. Vemos que tiene varios arcos o entradas, pero hasta casi 1920 sólo podían traspasar el del medio la realeza y miembros muy adinerados de Berlín. Por la noche está muy iluminada, ya que es uno de los sitios más representativos de la ciudad.
Continuamos hacia la el Muro de Berlin, donde puedes apreciar la cantidad de metros que tiene y su inmensidad. Tras ver todos los grafitis y pinturas más conmemorativas, como la del beso entre presidentes, llegas a un punto donde está roto el propio muro: podrás observar lo que hay entre medias de ambos muros, cómo se podían sentir cruzando de un lado al otro con francotiradores apuntando a lxs valientes que intentaban cruzar para ver a sus familias, o volver a su casa despuñes de ser encerrados en la otra parte.
Cómo no, nos desplazamos hasta el Checkpoint Charlie, el paso del muro más conocido cinematográficamente hablando. Tras investigar un poco a través de sus cristales, pudimos ver antiguos mapas de Berlín, así como fotografías de oficiales y personajes famosos que han pasado por la zona. Alrededor podías ver cómo los edificios de empresas y más actuales no concuerdan con la historia que intenta retransmitir el lugar. en la propia plaza puedes ver fragmentos del muro de Berlín, con grafitis o pinturas del símbolo de la paz, fragmentos de canciones de los Beatles o firmas importantes de personajes de la época. Es conocido por todo el mundo que hubo un trapicheo con la mercantilización de trozos del muro de Berlín, que ahora casi todo el mundo puede acceder a ellos y tener un poquito de historia en su casa. A mi parecer, me dio mucha rabia que esto fuese así, ya que si no es un museo, no deberían estar en más partes que las que sufrieron los acontecimientos.
Otra cosa muy curiosa de Berlin son los semáforos. Les puedes ver en todas las tiendas de souvenirs, el famoso Ampelmann, que simplemente significa "hombre pequeño con sombrero". Nosotras, como no, nos llevamos una camiseta del mismo porque nos hizo especial gracia el dibujin de los semáforos. Otra historia muy típica de Berlin es el famoso Oso que puedes ver en cada comercio o esquina. Se trata de la mascota de Berlin, cuentan que lo más lógico es que sea la mascota porque la primera parte de la palabra Berlin es Ber, que significa Oso en alemán. También dicen que puede ser por un Duque de Alemania que vivia en Berlin y a quien pusieron el mote de "El Oso", por su valentía y corage en las batallas.
Es una ciudad donde siempre te quedas con ganas de volver, porque tienes la sensación de que te ha faltado algo por ver. En nuestro caso, nos quedamos con encontrarnos con todos los osos de la ciudad adornando las calles en las entradas de diferentes tiendas o sitios emblemáticos, pero nos faltó conocer el corazón de Berlin de mano de un berliner que te lleve a las zonas más transitadas por los mismos.
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