Versión española de la ciudad de Bergen

Han sido dos las veces que el tenido el placer de visitar esta pequeña ciudad, y si de alguna manera puedo sintetizar mi estancia allí es con la palabra: "españolaaa".

Bergen, a pesar la segunda ciudad más grande y poblada de Noruega, es una ciudad pequeña desde mi punto de vista como madrileña de nacimiento y de residencia. Lo que ocurre es que todo lo turístico está dentro del "casco histórico", siendo este más bien pequeñito, lo que sería la ciudad de Bergen en la antigüedad, y lo que se ha ido expandiendo son barrios residenciales de poco atractivo turístico.

Bryggen es sin duda lo más conocido de toda la ciudad. Esas casitas de madera rojas, naranjas y amarillas al lado del puerto, patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata de una serie de edificios (reconstruidos en el siglo XVIII) que representan el aspecto que tenían las calles de la ciudad portuaria de Bergen allá por 1400, cuando era un punto de comercio.

Otro punto de referencia es el "fisketorget o mercado del pescado. Consiste, básicamente, en una lonja en la que se vende el pescado y marisco recogido en la zona de Bergen. En todos los puestos puedes encontrar salmón, bacalao, pez lobo, caviar, cangrejo real... ¡e incluso ballena si está en temporada! Además, en los mismos puestos te lo cocinan y te lo sirven. La pena es que la temporada alta es el tiempo en el que la ciudad recibe a los cruceros llenos de turistas, es decir, hasta septiembre; y yo he ido en octubre y noviembre.

No se puede olvidar Floien. Según los lugareños, Bergen es la ciudad situada entre siete montañas Muy cierto. Y, sin duda, una privilegiada ubicación. Una de ellas, Ulriken está comunicada a través de un teleférico. Además, los habitantes de la ciudad tienen la suerte de que una de ellas, Floien, está a sólo 10 minutos de viaje en funicular desde el centro. Pero mi recomendación es que el camino se haga a pie (no sólo para ahorrarse 40, - el viaje, ni para hacer deporte; sino por todo ello y para poder disfrutar de la transición tan natural entre la ciudad y la montaña que aparece en todo el país). Yo sólo bajé andando, pero tardamos más o menos 40 minutos, así que aproximadamente una hora es lo que calculo se tarda en subir. Desde allí puedes disfrutar de unas vistas privilegiadas de la ciudad, las montañas, el fiordo... tanto de día como de noche. Arriba además hay un restaurante y una tienda de souvenirs (más barata que las del centro). Y si eres capaz (te digo yo que no es fácil, no podrás dejar de observar) de darle la espalda a la ciudad, descubrirás que sólo hay árboles, que estás metido en una montaña en pleno Bergen.

Mención especial también para la catedral, la universidad, el teatro... Edificios antiguos a los que merece la pena acercarse y echar un vistazo. Incluso por Lille Lungegardsvann, un parque situado en el centro de la ciudad (entre la estación de tren y la principal calle comercial) que alberga un enorme lago.

Numerosos también son los museos que hay en la ciudad. En la fortaleza hay uno de la segunda Guerra Mundial, la universidad tiene uno de historia natural y otro de cultura...

Ahora lo puedo explicar. Defino mi experiencia en Bergen como "española" porque en ningún momento he tenido que hablar inglés (bueno, para pedir la comida, pero para eso tampoco hace falta mucho... ). La cuestión es que hay bastantes hispano-parlantes, no todos son españoles, pero hay unos cuantos latinoamericanos e incluso noruegos y noruegas que han estudiado y comprenden nuestro idioma.

Para mí, la clave para un gran viaje, siempre, es pasear y observar y conocer y mezclarte con la gente. Y madrugar para ver la cara de los noruegos cuando entran a trabajar, y comer a sus horarios (aunque cenar a las 6 de la tarde no mole demasiado... ) y trasnochar, y seguirles el ritmo. Y hablar con ellos. Porque hablando con la gente es como se crece. Vivir Bergen de la mano de noruegos que hablan castellano, o de españoles que viven allí, es la mejor manera de conocer la ciudad, al menos a mi juicio.

Por eso digo, que hay que hablar con ellos. Así se aprende. Y se disfruta el doble.

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