Basilea
La Erasmus Student Network (ESN) de nuestra universidad organizó una visita en grupo a Basilea, pero, aquel fin de semana, yo estaba en Roma y no pude ir. Me sentí mal porque había un mercado navideño en Basilea que parecía increíble. Por suerte, mi amiga Pippa tampoco había ido al viaje en grupo, así que decidimos comprar una «Carte Journalière» (abono de transporte válido por un día) y planeamos un viaje a Basilea.
Cogimos el tren a las 10:00, justo después de mis clases. El trayecto de Ginebra a Basilea dura unas 2 horas y 40 minutos, pero el tiempo se nos pasó volando mientras planeamos nuestro itinerario. Hay tantas cosas interesantes que ver en esta ciudad que es esencial planificar qué ver en especifico.
Cuando llegamos a Basilea, fuimos a un puesto de información para conseguir un mapa y un poco de información antes de comenzar con nuestro itinerario. Hay una calle casi completamente recta que conecta la estación de trenes con la calle principal, llamada Elisabethenstrasse. Caminamos por esta calle alrededor de 10 o 15 minutos hasta llegar a Freie Strasse. Hay dos atracciones turísticas importantes dignas de mención entre estas calles. La primera es Elisabethenkirche, un gran ejemplo de la arquitectura neogótica suiza del siglo XIX. Y la segunda es el Teatro de Basilea, situado justo detrás de la catedral gótica.
Caminando por las calles, notamos la destacada influencia germánica que hay en la arquitectura de Basilea. Aunque la ciudad cuenta con una rica historia que data de cientos de siglos atrás, Basilea es famosa por su arquitectura moderna y contemporánea. Recientemente, muchos arquitectos han reconstruido la ciudad para convertirla en "la moderna Basilea". Tengo que admitir que no soy muy fanática de los edificios oscuros, pero, de alguna manera, aquí funciona; en Basilea hay algunos edificios a los que tuve que hacerles una foto, no pude contenerme.
Cuando llegamos a la calle principal de tiendas, Freie Strasse, me sorprendió mucho la cantidad de tiendas que hay en esta calle. Sin duda, parece más grande que Berna. Era preciosa; como fui durante la época de Navidad, la ciudad estaba llena de luces y decoración que añadieron un toque especial a nuestro viaje.
Desde aquí, giramos hacia la derecha hacia por la calle Münsterberg y llegamos a la Münsterplatz, donde se encuentra la magnífica catedral de Basilea. Esta catedral os dejará de piedra desde el primer segundo. Su color rojo es muy atrevido y los detalles intrincados de la arquitectura gótica son realmente únicos y especiales. Detrás de la catedral hay un lugar perfecto para hacerse una foto; sin embargo, cuando yo fui el día estaba gris y había niebla, así que mi foto parece un poco "apagada", pero sigue siendo una vista maravillosa del Altstadt Kleinbasel, que es la parte antigua de Basilea, al otro lado del río.
Al lado de la catedral, había un pequeño mercado de Navidad lleno de comida maravillosa y atracciones para los niños. Había una atmósfera preciosa.
Después, caminamos por la calle Augustinergasse, que después se convirtió en la calle Rheinsprung, hasta llegar al famoso puente del siglo XIII Mittlere Brücke. Este sería un lugar perfecto para cruzar hasta el lado antiguo de la ciudad, sin embargo, nosotras giramos a la izquierda y caminamos por Eisengasse. Aquí, me encontré con mi librería favorita: Bookbinders Design. Tenían un diario que parecía hecho especialmente para mí, porque en al tapa tenía impresa la frase "recuerda todos tus viajes y duraran para siempre". Todavía tengo que pedir este diario por Internet porque lo necesito en mi vida. Continuamos caminando y seguimos la carretera hasta llegar a Marktplatz. En esta plaza se encuentra el símbolo de Basilea: el ayuntamiento.
Echamos un vistazo por los alrededores del ayuntamiento, es un edificio decorado de una manera increíble. No podía para de hacer fotos, su color rojo era precioso y único. Del ayuntamiento, nos dirigimos hacia Hutgasse y, por consiguiente, hacia Spalenberg. Y, después, nos perdimos. Nuestra intención era ir a la puerta Spalentor, pero en vez de girar a la derecha al final de la calle Spalenberg, giramos a la izquierda, lo que no resultó tan negativo porque logramos ver algunas casas muy bonitas. Si queréis ver la verdadera arquitectura de Basilea, ir a la calle Heuberg y dad un paseo por los alrededores. Pero no olvidéis ir la puerta Spalentor, ya que es un monumento importante que debéis conocer porque es la única puerta que ha sobrevivido de las tres que había en la muralla de Basilea.
Después de disfrutar de toda esta increíble arquitectura e historia, era el momento de ir a visitar el mercado navideño y comer un poco de raclette y unos perritos calientes. Durante nuestro paseo, no pudimos evitar entrar en el Cupcake Affair Café. En el escaparate tenían expuestos una gran variedad de pequeños cupcakes que parecían demasiado deliciosos como para no probarlos. Así que, entramos, esperamos unos minutos hasta que nos dieron una mesa y pedimos un par de bebidas calientes al estilo navideño y unos cupcakes. Yo pedí un chai latte con un cupcake brownie y mi amiga pidió un chocolate caliente con un cupcake de caramelo.
Nuestra parada final fue el mercado navideño, que se encontraba en Barfüsserplatz. Era mágico, con tantas luces y tanta gente. Realmente se podía sentir el espíritu navideño, como dicen los elfos. Dimos una vuelta por los puesto que estaban llenos de velas caseras, cremas y accesorios de punto. Después, fuimos a la parte del mercado donde se vendía la comida y creímos que era muy necesario comprarnos unos gigantescos perritos calientes. Hacía muchísimo frío, así que, ¡abrigaos bien!
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