Mérida

Publicado por flag-es Elisa A.C — hace 5 años

Blog: De viaje
Etiquetas: flag-es Blog Erasmus Badajoz, Badajoz, España

Buenasss, hoy voy a contaros otro de mis viajecitos en familia con mis padres y mi hermano.

Como mi padre trabaja durante todas las navidades hasta los domingos porque el Corte Inglés decide abrir todos los días, después de las rebajas de enero siempre le conceden unos tres diitas de descanso, que unidos a un domingo de enero se convierten en cuatro días estupendos que solemos aprobechar para hacer alguna pequeña escapadita.

Hace un par de años el lugar elegido fue Mérida.

Normalmente elegimos un pueblecito o ciudad que no esté muy lejos para ir en coche, para ahorrarnos tiempo y dinero, ya que la idea es pasar unos días en familia y que mi padre descanse un poco después de tanto trabajar.

Mérida resultó ser un lugar al que todos teníamos muchas ganas de ir, así que no nos costó mucho decidirnos. Bueno, la verdad, es que normalmente lo deciden mis padres y mi hermano y yo vamos sin más; pero como viajar nos gusta a todos siempre estamos de acuerdo. En esta ocasión, yo hacía tiempo que tenía ganas de visitar Mérida, debido a que una de mis mejores amigas se crió allí y siempre me había contado cosas muy bonitas sobre la ciudad. Mi tía también la conoce, así que también nos había hablado mucho sobre las maravillas que podíamos ver.

Así que nada, el destino estaba decidido y mi padre ya sabía cuando le daban los días de permiso, así que sólo nos quedaba buscar un hotelito en el centro y que no fuese muy caro.

Finalmente, nos decantamos por el Hotel Nova Roma, que parecía estar muy bien situado en el centro y no era caro; creo recordar que pagamos poco menos de 50 euros por habitación doble, aunque si queríamos desayuno había que pagar aprte seis euros por persona, lo cual nos pareció un poco caro y decidimos que ya buscaríamos alguna cafetería para desayunar por allí.

Con el hotel reservado y el GPS guardado para no perdernos ya estábamos listos para empezar nuestra escapadita familiar de cuatro días.

Mis padres viven en Huelva con mi hermano; bueno y conmigo también,claro, hasta que decidí irme a estudiar a Sevilla y vivo entre semana en casa de mi tía. La cuestión es que siempre que hacemos estas escapaditas, en lugar de destino suele estar más cerca de Sevilla que de Huelva, así que normalmente pasamos la noche anterior en casa de mi tía para poder salir más temprano y ahorrarnos una hora de camino.

Mérida esta a casi tres horas de Huelva, pero sólo a dos horas de Sevilla, así que hicimos lo mismo de siempre. La noche anterior mis padres se fueron para Sevilla, que yo ya estaba allí. Pasamos todos allí la noche y salimos tempranito sentido Badajoz con el GPS encendido, aunque a mi padre le agobia aun poco llevarlo puesto porque nunca se aclara, jejeje.

Paramos para desayunar por el camino en una gasolinera unas tostadas muy buenas con zumito de naranja y mi padre con café. Dos horas y poco, debido a la pausa para el desayuno, ya estábamso en Mérida. La entrada en la ciudad fue un poco complicada, debido a que nuestro GPS no está muy actualizado y nos perdió un poco por unas rotondas que él no localizaba, al estar hechas hace poco. Pero por fin encontramos el hotel, que por suerte tenía el parking incluído. Recalco esto porque en Mérida es importante elegir un hotel con aparcamiento, sea subterráneo o exterior, pero que incluya alguna plaza para poder soltar el coche. Casi toda la ciudad está llena de zonas azules, donde no puedes dejar el coche más de dos horas, y encima pagando, claro. Es muy difícil encontrar un sitio para aparcar de manera gratuita. Así que con lo que te gastas en gasolina dando vueltas para poder aparcar, te sale más económico pagar un hotel un poco más caro para que incluya una plaza de aparcamiento.

Cuando llegamos al hotel hicimos el check-in y dejamos las maletas en nuestras habitaciones.

La verdad es que el hotel era bastante bonito, podría pasar por uno de cuatro estrellas, en lugar de tres, como indicaba. Las habitaciones que nos dieron eran muy espaciosas y luminosas, además de calentitas, que en esas fechas se agradecía.

El baño también era muy amplio y todo muy blanco, de mármol; me gustó bastante. Aunque, la verdad es que lo mejor del hotel era su situación, ya que estábamos cerca del teatro y anfiteatro romano y del museo de arte romano; podíamos ir andando a todas partes. Además, también teníamos cerca un tren que daba una vuelta turística por la ciudad y te iba enseñando los monumentos principales; éste no lo cogimos, preferimos verlo todo a pie.

Lo único que podíamos echar de menos en el hotel era conexión a internet gratuita; y eso si alguien lo echaba de menos éramos mi hermano y yo, porque a mis padres les da igual,claro. Aunque, para unos días nos apañamos con el internet del móvil, que total, para mirar lo básico nos servía.

Os voy a contar ahora algunso datos curiosos sobre la historia de la ciudad.

En su origen se llamaba Emerita Augusta, y es posible que con este nombre la hayamos escuchado nombrar en algunas películas de romanos. Fue fundada por Octavio Augusto en el año 25 a.C; es posible que este nombre también os suene de dichas películas.

La ciudad estuvo siempre rodeada por una muralla y lo que más destacaba de ella, al igual que hoy en día los restos de éstos eran las construcciones para espectáculos; es decir, el Circo, el Teatro y el Anfiteatro romano. A lo largo de la historia debemos destacar la construcción del puente romano que atraviesa el río Guadiana, ya que fue uno de los más grandes del Imperio Romano y ayudó a dicho imperio a mejorar sus comunicaciones.

Tras el periodo romano nos encontramos con el periodo visigodo, durante el cual la ciudad continuó su esplendor; pero al llegar los árabes la ciudad empieza a entrar en declive, manteniéndose así hasta el siglo XX.

En 1993 la ciudad se declaró Patrimonio de la humanidad por la UNESCO, lo cual contribuyó a mejorar su economía y su turismo hasta convertirla en el gran foco turístico que es hoy en día, donde los ciudadanos y turistas pueden disfrutar de los restos románicos que conserva la ciudad, además de su naturaleza, su gastronomia y sus costumbres. Tanto es así, que en 1983 la ciudad se convirtió en la capital de la Comunidad Autónoma de Extremadura.

Lo primero que fuimos a ver fue el teatro romano, que es lo que más ganas teníamso todos y además estaba cerca para ir andando desde el hotel. La verdad que impresiona bastante porque está muy bien conservado. El ambiente provoca que te dejes llevar y te remontes a la época romana. Os cuento un poco de la historia del teatro para que sepáis un poco más sobre él.

Fue construido en los años 16 y 15 antes de Cristo por el yerno de Octavio Augusto, Agripa, como motivo del ascenso de la ciudad a capital de Lusitania. La fachada, de hormigón, se construyó en parte en la ladera de un cerro, lo cual ayudó a que la construcción total fuese más barata. La fachada se mantiene por columnas y en frente de ésta, de manera semicircular se encuentran las gradas.

Lo cierto es que a los romanos no les gustaba mucho el teatro, pero una ciudad tan importante como Emerita Augusta necesitaba un teatro para las actuaciones y juegos.

Los ciudadanos de la época se sentaban en las gradas, separadas en tres zonas según su rango social. Comenzando por abajo, sus nombres eran “caveas summa”, “media” e “ima”, todas ellas bien delimitadas. A cada una de estas zonas se llegaba mediante escaleras y pasillos. En total, el teatro tenía una capacidad para 6.000 espectadores, mucho más de los que tenían los demás teatros de ciudades similares.

A la izquierda de la puerta central del teatro se encuentra una casita, llamada la “casa Basílica”. Este nombre se debe a que el excavador que encontró estos restos creyó, por las características de la casa, que era un lugar donde se reunían las antiguas comunidades cristianas; es decir, algo así como una Iglesia.

A la casa se entra por la zona oeste y en la zona interior hay varias puertas que daban a un patio interior, donde parece que había un estanque. en algunas de las habitaciones o salas todavía se aprecian restos de mosaicos, que parecieron ser muy bonitos y originales en su día. También se aprecia en algunas paredes restos de pintura e incrustaciones de mármol. Además, se conservan parte de algunas figuras sobre sus pedestales. Por último, deciros que la casa fue construida en el siglo II después de Cristo.

 

También fuimos a ver el Anfiteatro Romano, al cual también llegamos caminando. De éste parece que se conservan menos restos que del teatro, pero aún así también es muy impresionante.

Se sabe por las inscripciones que aún conserva, que fue construido en el año 8 después de Cristo. Se usaba para los famosos juegos de gladiadores, como todos hemos visto en tantas películas, además de peleas entre animales y peleas entre hombres y animales. Solían poner unos escenarios artificiales para aparentar que estaban en la selva. Y tenía capacidad para cerca de 16.000 personas.

Al igual que el Teatro, el cual se encuentra junto a éste separado por una carretera, también se construyó en varias fases.

Las gradas también se distribuían de manera parecida al Teatro, aunque hoy en día sólo podemos apreciar dos de las tres zonas. El Anfiteatro cuenta con cuatro puertas principales para llegar desde el exterior a la arena central através de grandes pasillos.

A lo largo de estos pasillos había puertas que daban a las gradas. Uno de ellos llegaba a la tribuna de lso magistrados, de la cual no quedan restos; otra de las puertas daba a la tribuna que disfrutaban las personas que podían pagarla y ésta sí podemos verla gracias a su restauración.

Las gradas estaban separadas de la arena mediante un muro de granito para la protección de los espectadores.

En los pasillos que nombraba antes se encontraban también unas salas que se usaban como jaulas para los animales salvajes o como cuarto donde permanecían los gladiadores esperando su turno.

Podemos apreciar hoy en día que en la zona de la arena hay un gran foso. En él se encontraban los pilares que sostenían las gradas, y además servía para ocultar a los trabajadores encargados de algunos de los espectáculos.

 

También vimos la casa del Anfiteatro, situada en una zona al otro lado de las murallas que cercaban la ciudad. Se encuentra en lo que fue una zona de casas con sus propios espacios funerarios. Ésta está formada por dos casas en realidad; la casa de la Torre del Agua y la casa del anfiteatro.

En la casa de la torre del agua es donde se limpiaba el agua antes de llegar a la central hidráulica de San Lázaro, la cual visitamos posteriormente.

Desde la torre el agua iba en dos direcciones; una hacia las construcciones para los espectáculos y la otra al centro de la ciudad.

De esta casa no podemos ver mucho hoy en día, ya que se destruyó con el paso de un arroyo. Pero la que sí podemos ver es la del Anfiteatro, que se conserva muy bien.

Ésta se usaba como vivienda y tenía un gran tamaño. Contaba con un patio central con grandes jardines, una fuente y un pozo. En una de las salas que da al patio central todavía podemos apreciar restos del mosaico que había en el suelo. Dicho mosaico representaba escenas de vendimia, es decir, la recogida y pisa de la uva hasta convertirla en vino. En el lado contrario de la casa encontramos lo que fue la cocina y unas termas.

En la zona sur de la casa encontramos varias salas. Destaca una de ellas por ser la mayor y por los restos de mosaico que apreciamos en el suelo, donde se ven animales marinos.

En la parte que pega con el Anfiteatro están los restos de mausuleo, donde estaba Cayo julio Succesianus.

 

Por último, para terminar las construcciones destinadas al espectáculo, fuimos a ver el Circo Romano. Mi madre me había dicho que era uno de los circos romanos mejor conservados, así que me llevé un poco de desilusión cuando lo vimos. No me pareció estar muy bien conservado, ya que casi todo lo que se ve es la estructura exterior y un puñado de piedras por el medio. Lo que si es verdad es que impresiona su tamaño, porque es enorme para haber sido un simple circo.

Además de ser uno de los mejor conservados del Imperio Romano, también es uno de los más grandes, debido a sus 403 metros de largo por 96,5 de ancho. No se sabe con exactitud qué capacidad tenía, pero se estima que cabían unos 30.000 espectadores.

Se construyó por orden de Julio-Claudia, pero después tuvo varias reformas y ampliaciones; la última de la que tenemos certeza fue en el siglo IV después de Cristo, lo cual nos dice que el circo fue usado por los ciudadanos durante mucho tiempo.

Fue construido al otro lado de las murallas que cercaban la ciudad, en una zona con un poco de pendiente, donde había un valle con unos canales como un sistema de alcantarillado, lo cual evitaba que se inundase.

La base del circo era un rectángulo, con uno de sus lados formando un semicírculo, donde se encontraba la puerta principal de donde salían los protagonistas. En la zona opuesta se encontraban las jaulas de donde salían los carros.

En los otros dos lados se encontraban las gradas, divididas de la misma manera que el Teatro y el Anfiteatro. Arriba de uno de los lados con gradas se sentaba el patrocinador y en la zona opuesta se sentaban los jueces.

En los restos que apreciamos hoy en día vemos unos huecos, donde se supone que había unas grandes estatuas y obeliscos.

 

Después de ver todo esto ya estábamos todos muertos de hambre, así que buscamos un sitio con buena pinta para comer. A mi padre le había gustado un restaurante por el que habíamso pasado, llamado Casa Benito. yo ya no tenía ni idea de donde estaba porque me oriento fatal, pero mi padre lo encontró sin problema. Estaba a un paseíto de donde nos encontrábamos, así que llegamos con más hambre todavía.

El restaurante resultó ser estupendo, los camareros muy amables, y las tapitas buenísimas. No hay muchos platos típicos extremeños que no tengamos en Andalucía, pero a pesar de eso estaba todo buenísimo. Mi padre sí que se pidió algo típico; un vinito de la Ribera del Guadiana, que la verdad es que también estaba muy bueno.

Después de comer volvimos al hotel, donde mi padre decidió quedarse durmiendo un ratito de siesta y mi hermano se quedó sólo porque no tenía más ganas de andar. Mientras, mi madre y yo decidimos ir a ver la Basílica de Santa Eulalia, que ella tenía muchas ganas. Yo no tenía ni idea de quien fue la tal Santa Eulalia, pero allí me enteré de toda la historia.

Resulta que Eulalia era una niña de la ciudad que fue perseguida y martirizada bajo las órdenes del emperador Diocleciano en el año 304 después de Cristo.

Años más tardes, varios poetas hablaban de esta mártir en el conjunto de poemas “de las Coronas” en el siglo IV y V. En el siglo siguiente, Gregorio de Tours cuenta las memorias de Eulalia en su libro de los mártires. También en el siglo VII, el diácono Paulo, en su libro “Vidas y milagros de los Santos Padres de Mérida” refleja la gran devoción que los ciudadanos tienen por Santa Eulalia, la que llegó a ser su patrona.

Antes de ser una basílica, en la zona hubo varias mansiones, de las cuales podemso ver todavía algunos restos. Posteriormente, en el siglo III, se formó un cementerio cristiano, donde todo cristiano quería ser enterrado hasta mitades del siglo XIX para poder estar junto a la estatua en honor a Eulalia que hay en la Basílica. Esto hace que la basílica tenga un aspecto raro. A eso debemos añadir que los árabes en el siglo IX construyeron norias y otros sistemas de recogida de agua, lo cual nos indica que para entonces la basílica estaría en ruinas. En cambio otra buena parte de la basílica es de la época visigoda, del siglo XII.

Así que nos encontramos con sepulturas de diferentes epocas. Hay grandes mausuleos romanos, sepulcros de la epoca visigoda con losa de marmol, criptas funerarias o tumbas de los siglos XVI y XVII de familias de la ciudad.

En la entrada a la Basílica hay también una pequeña construcción; es un oratorio en honor a la Santa y se le llama comunmente “El Hornito”. Tiene una gran puerta con piezas de marmol, que formaron parte del Templo que el Imperio romano hizo para dar culto al Dios Marte.

Podemos apreciar una inscripción que deja claro que se construyó el oratorio gracias a que fue costeado por Vetilla, esposa de Páculo.

 

Al día siguiente, tras pasar una noche estupenda en el hotel y ya muy descansaditos, continuamos nuestro viaje, pero no sin antes tener un buen desayuno. Como el desayuno del hotel nos parecía caro, ya que eran seis euros por una tostada y una bebida, nos buscamos una cafetería por la zona. No fue difícil, ya que habñia varias y todas tenían buena pinta. Así que entramos en una cualquiera y desayunamos muy bien, vamos sin nada que destacar, pero bien.

Ese día fuimos a ver el Templo de Diana. Se encuentra en una gran plaza, que por lo visto fue nivelada debido a que se encontraba en bastante pendiente. Es un templo de culto imperial con unas columnas bastante impresionantes. En la plaza se observan todavía restos de mármol y de los muros que la rodean. Se aprecia también dónde había dos estanques a ambos lados del templo.

El templo en sí tiene una forma rectangular y consiste en varias columnas de gran dimensión que sostienen una base de granito. Mediante una escalinata se accedía a la cella, pero no quedan muchos restos visibles. En mitad de esta escalinata se piensa que podía estar el altar.

Al igual que el teatro y las otras edificaciones, se piensa que este templo también se construyó bajo el mandato de Octavio Augusto.

Durante varios siglos, este templo se usó como cimiento del palacio del Conde de los Corbos, motivo por el cual hoy en día el templo se conserva en tan buen estado.

Cuando acabamos de ver el templo y después de varias fotitos juntos y por separado, fuimos al mercado de abastos que estaba por allí cerca y a mis padres les encanta todo lo que sea un mercado, jejeje, así que echamos allí un buen rato.

No recuerdo que viésemos mucho más de la ciudad esa mañana, pero también es que hace dos años del viaje y mi memoria no es impecable, claro.

Ese día comimos en el restaurante Casa Nano, que se lo había recomendado un compañero a mi padre, y la verdad es que acertó totalmente; comimos de maravilla y nos trataron muy bien, la gente siempre era muy amable.

Después de comer, al igual que el día anterior, volvimos al hotel para descansar un ratito y porque la siesta para mi padre es sagrada, aunque sólo sea media hora. Supongo que el pobre no durmió demasiado porque esta vez lo esperamos todos en el hotel para seguir con nuestra ruta.

Después de un cafelito en una cafetería que había cerca del hotel, nos pusimos en marcha.

Pasamos por el Arco de Trajano, que no tiene mucho que ver, es tan solo el arco, pero nos hicimos unas fotitos y nos enteramos de la historia del arco gracias a un libro que mi madre había comprado la tarde del día anterior.

Al contrario de lo que todo el mundo piensa, el arco no se llama Trajano por el emperador, sino que era la puerta de entrada a un lugar sagrado llamado “temenos”, donde había un gran templo de culto imperial. Todo el lugar estaba cercado por un muro y se entraba através de este arco. Parece ser que en este lugar sagrado también se encontraba otro templo dedicado a la Concordia de Octavio Augusto y algunas piezas del templo se encuentran hoy en el obelisco en honor a Santa Eulalia.

El arco mide quince metros de altura y se supone que era el arco central de un conjunto de tres piezas; es decir, a ambos lados había otros dos arcos de menor tamaño, de los cuales no se conserva nada, todos ellos construidos de granito.

En su día estuvo revestido de mármol y seguramente tuvo varias inscripciones, pero ya no queda nda de esto.

Cerca del arco se encuentra el convento de la Concepción, de estilo barroco y renacentista, en el cual se celebra cada año la Inmaculada Concepción desde 1620 cada ocho de diciembre, al igual que en la plaza de España de Roma.

Ese día por la noche fuimos a pasear por el puente romano, que estaba muy bonito iluminado de noche y le da un ambiente con mucho encanto a la ciudad.

Este puente fue muy importante para el comercio de la ciudad y a la hora de las batallas hicieron de la ciudad un lugar muy estratégico. El río que pasa bajo él, el Guadiana,  se llamaba en su día Anas y posteriormente se le añadió “Guad”, que en árabe significa río.

El puente está hecho de granito y está compuesto por sesenta arcos de medio punto. Mide unos 800 metros de largo y 12 metros de alto en las partes más elevadas. Los arcos se asientan sobre unos grandes pilares, reforzados en las zonas bajo el agua donde podía haber más corriente. Además, esas zonas tienen un sistema que reducían la resistencia del agua.

Tras muchas batallas, además de los daños causados por el propio río, el puente ha necesitado múltiples restauraciones a lo largo de los años, desde la época visigoda hasta el siglo XIX. Y la verdad es que no siempre ha tenido la apariencia que vemos ahora; en el siglo XVII se le añadieron cinco arcos en la zona central y otros tramos que nos permiten llegar a la isla. En un principio eran dos puentes, que se unían en la isla por un gran tajamar, que servía para separar la corriente en dos; pero además, debido a que era muy grande, se usaba para montar allí el mercado de ganado.

Después del paseo volvimos al hotel. No os estoy recomendando ningún restaurante para las cenas porque normalmente comprábamos bocadillos o algo ya preparado y comíamos en las habitaciones del hotel. Así no gastábamos tanto en comer en la calle y además podíamos descansar ya con los pijamitas puestos. Que como todos sabéis, en estas escapaditas de pocos días, te cansas de andar mucho para poder verlo todo en el poco tiempo que tienes.

Al día siguiente volvimos a desayunar en la misma cafetería cerca del hotel, que ya habíamos tenido una buena experiencia en ella y no estaba mal de precios. Y tras esto, comenzamos de nuevo a caminar para ver todo lo que nos quedaba, ya que era nuestro último día. Porque, aunque mi padre tenía cuatro días de descanso, todavía teníamos que volver a Huelva y tampoco era plan de llegar con el tiempo justo de noche y que el pobre no pudiera descansar. Además, si no recuerdo mal, mi hermano y yo estábamos perdiendo algunso días de clase. Así que el plan era pasar el última día en Mérida y al dia siguiente salir por la mañana, sobre las doce, cuando tuviésemos que abandonar el hotel. Seguramente pararíamos en Sevilla para comer con mis abuelos y para quedarme yo, claro, que seguía teniendo clases en la universidad, y después ellos continuarían hasta Huelva para llegar allí por la tarde.

Pero bueno, a lo que iba, que todavía nos quedaba un día entero para disfrutar de la ciudad, así que fuimos a ver primero el Acueducto de los Milagros.

Se le conoce con este nombre debido a que los ciudadanos, con el paso del tiempo, piensan que es un milagro que se conserve tan bien como está. Este acueducto es parte del sistema hidráulico que traía el agua del pantano de Proserpina.

Hoy en día podemos ver todavía más de 800 metros del acueducto en muy buenas condiciones, con sus columnas de granito y ladrillo de 27 metros de altura.

En la parte norte del acueducto, el agua se conducía del Arroyo albarregas a una piscina para depurar el agua, y dicha piscina se usaba también como fuente.

Había una zona del suelo más empinada y se tuvo que colocar más arcos para que el agua pudiese llegar bien a la ciudad, aunque se sabe que tras su construcción pasó por varias reformas.

Ese día vimos también la Casa del Mitreo, junto a la plaza de toros de la ciudad. Esta casa se encontró en 1964 cuando intentaban edificar en dicho solar un centro médico. Como ya se habían encontrado también restos romanos al construir la plaza de toros se pararon las obras al encontrar los restos de la casa y se la llamó casa del Mitreo.

Se trata de una casa construida entre los siglos I y II después de Cristo, al otro lado de las murallas que rodeaban Mérida para así poder hacerla tan grande como quisieran.

Se puede apreciar debido a su gran tamaño y a la decoración de la cual quedan restos en algunas de sus salas, que los dueños de esta casa fueron personas de clase alta  importantes y de cultura helenística. La casa cuenta con tres patios interiores a partir de los cuales fue creciendo. A uno de los patios se llegaba mediante una escalera y tenía un estanque para recoger el agua. Hay zonas en las que las paredes son más altas y tienen más peldaños, por lo que se deduce que la casa tenía dos plantas. Vemos restos que dejan claro que las paredes estaban decoradas con pinturas en uan parte de la casa. En concreto, en una de las habitaciones vemos con mucha claridad el famoso mosaido del Cosmos; un mosaico con mucho color y realismo que representa los componenetes del universo através de personas, distinguiendo la tierra y el mar en torno a la eternidad (Aeternitas).

En la parte oeste de la casa encontramos un pasillo en el que parece ser que hubo unos jardines. Se ve como había un aljibe para mandar el agua a los jardines de la casa.

En la parte sur se encuentra una habitación subterránea, que en tiempo se pensó que podía ser un templo mitraico, pero descubrieron que era simplemente una habitación.

La parte este se encuentra más independiente de la casa para más intimidad, ya que se encontraban allí las termas. De esta zona podemos ver todavía los arquitos de ladrillo, desde los cuales llegaba el calor de los hornos para calentar el agua. En su día el techo estaba decorado con pinturas del fondo marino, pero no podemos ver ya nada de él.

Por último, esa tarde fuimos a ver el Alcazaba, que es una fortaleza árabe mandada a construir por Abderramán II en el año 835 después de cristo.

ahora os cuento un poquito más sobre esta fortaleza, pero primero me gustaría contaros lo fuerte de esa visita, que nos dejó a todos bastante impactados y sin muchas ganas de seguir con el viaje.

Resulta que mientras estábamos arriba teniendo una bonita vista de la ciudad, vimos como un hombre se tiraba desde el puente; y no se tiraba al agua, no, se tiró a la parte que queda en el suelo, vamos que fue un intento de suicidio. Lo peor es que vimos el momento en el que decidía tirarse porque justo estábamos mirando para esa zona. Cuando salimos de allí vimos como la ambulancia se lo llevaba, al menos con vida, y la gente comentaba quién era. Al parecer era el típico loquillo que todo el mundo sabe quien es en la ciudad y no era la primera vez que se tiraba.

Bueno os cuento un poco sobre la Alcazaba; resulta que es la más antigua de España y Abderramán II la mandó hacer con estilo bizantino con varios fines. En ella se establecerían los puestos de administración omeya y la residencia del gobernador de la ciudad, y además era un punto de acceso a Mérida desde el puente. De esta forma, se convirtió en un refugio para los árabes en sus batallas contra los cordobeses.

La Alcazaba estaba rodeada por un foso, menos la parte que daba al río, lo cual hacía de ella un refugio más seguro. Está formada por una muralla con veinticinco torres, pero no fue así desde su comienzo. Estas torres se construyeron por la orden de Santigago posteriormente, con lo cual están separadas de la muralla principal. El ancho de los muros es de casi tres metros y están hechos de tierra y granito.

En su día se entraba mediante una gran puerta entre dos torres, que tenía acceso a la ciudad. Encima de esta puerta vemos una copia de la placa que ponía la fecha en que se terminó de construir la alcazaba.

En el interior hay un patio, donde encontramos restos romanos, y un aljibe, diferente a cualquier otro que encontramos en España, con piezas visigodas y romanas. Encima de él había una mezquita,que posteriormente fue una iglesia, de la que sólo queda la base. Se piensa que había una tercera planta encima, pero no quedan restos.

Hay más restos por el resto de la fortaleza que son anteriores a la construcción de la misma fortaleza. Como por ejemplo el trozo de una calle romana, que da a una casa romana, y un pedazo de muralla romana.

Bueno y con eso acabó nuestro viaje. Ese día nos fuimos a dormir tempranito para descansar antes de la cuelta a casa.

Al día siguiente nos levantamos, recogimos nuestras cosas, metimos las maletas en el coche y nos fuimos a desayunar a la cafetería donde habíamos desayunado los días anteriores, antes de meternos en carretera. Como no teníamos que salir hasta las doce, el coche seguía metido en el garage. Sobre las once de la mañana salimos de allí dirección Sevilla, donde llegamos a la una y pico y almorzamos en casa de mis abuelos.

Después del almuerzo mis padres se fueron para Huelva y yo volví a casa de mi tía para seguir con mis clases al día siguiente.

 

 

 

 

 

 

 

 


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