Ávila y el arte oriental (II): Vietnam
¡Hola! Hace poco os contaba por qué el arte chino tiene un hueco muy importante en Ávila debido al trabajo de los frailes dominicos. Pero dentro de esa gran colección de arte oriental, no sólo hay representaciones del arte chino, sino también de otros países como Vietnam.
He podido ver que cuentan con algunas pinturas costumbristas del país, y también muebles. Me resultó curioso cómo algunos muebles tienen influencia de estilos franceses debido a la ocupación, aunque eso ya sería a partir del siglo XIX. Los muebles de este tipo llevan una decoración impresionante con incrustaciones en nácar o madreperla. Creo que pasé bastante tiempo observado cada detalle, porque cada mueble es en sí una gran obra de arte.
Pero antes de que aparecieran estos muebles influidos por el art nouveau y el art decó, el mobiliario era más sencillo. Las viviendas más primitivas tenían muebles de estilo chino y en ocasiones sólo había una cama y unas sillas de bambú. En las casas más complejas, había grandes sillones y pequeñas mesas en un pasillo que conducía hasta lo que se llamaba el lecho de campo, muy importante en la vivienda, y sobre el que se tumbaban o sentaban para fumar. En torno a este también solía haber una mesa y baúles entre otros elementos.
En cuanto a la pintura costumbrista, son obras que se crearon a partir del siglo XIX, ya que eran una especie de souvenir para los viajeros en Vietnam. Los artistas locales empezaron a plasmar escenas de sus costumbres utilizando varios materiales (oleo, tinta, carboncillo, laca) y se puede apreciar que las pinturas tienen influencia china y occidental además de su estilo propio. Muchas de las obras no tienen autor, es decir, son anónimas, me interesaba saber por qué y finalmente entendí que a los vietnamitas no les interesaba difundir su nombre, lo que era importante para ellos era difundir su cultura.
En el museo descubrí varios datos interesantes, por ejemplo, que los primeros dominicos llegaron al país en el siglo XVII, pero tuvieron que abandonarlo en el siglo XX tras las persecuciones a las que estaban sometidos.
Probablemente la colección de Vietnam es una de las más impresionantes, o al menos, causa un gran impacto visual en una primera impresión, esto se debe a ciertas características de sus obras, ya que sus formas y colores son bastante llamativos.
Quizás una de las figuras más importantes es un altar de los antepasados. Me llamó la atención nada más entrar en la sala, por sus colores tan llamativos y contrastados, es de una gran belleza. Este tipo de altares eran el lugar más importante de una casa en el antiguo Vietnam. Solía situarse enfrente de la entrada, al fondo del pasillo. Están formados por unas tablillas en honor a los familiares que habían perdido, y constantemente se quemaban varillas de incienso para ellos.
Este altar era importante en todas las casas de las familias budistas, si bien es cierto que había diferencias entre los altares de las familias más adineradas y el de las familias más humildes. Los más pobres solían tener un altar sencillo con una imagen, mientras que el altar de los ricos tenía normalmente muchas esculturas lacadas y de un color dorado brillante. Incluso en ocasiones, estaba rodeado de otros elementos religiosos, por ejemplo, paneles dorados.
En este museo podemos ver otro tipo de esculturas y obras de arte variadas. Uno de los ejemplos son las incrustaciones en nácar. Como ya os he dicho, esta técnica aparece también en los muebles. Este tipo de incrustaciones provenían de China, pero debido a que adquirieron mucho valor por los occidentales, pasarían también a elaborarse en Vietnam. Un dato muy curioso, es que estos artesanos cuentan el número de colores de un nácar, siendo esta la forma de valorarlos. De esta forma, el más apreciado era el de Japón por tener cinco colores, pero también se extraían conchas en otras bahías de Asia. El ébano es una de las maderas que se utilizaban para estas incrustaciones, aunque hay varios tipos.
Los vietnamitas fueron grandes escultores, y me sorprendió que utilizaban muchos materiales diferentes. Una de las técnicas que puedo destacar es la escultura lacada, que está estrechamente relacionada con el budismo y también con el taoísmo.
El proceso de creación de una estatua con esta técnica es complejo, curioso y muy interesante. Primero se talla la madera y después se emplea una pasta de laca y arcilla para hacer algunos detalles. Cuando está seca, el artista tiene que pulirla. Este proceso se realiza varias veces y el “último” paso es lacarla y dorarla. Digo último entre comillas porque después de esto queda aún un paso que me llamó muchísimo la atención mientras me informaba en el museo sobre estas esculturas. La escultura es llevada al templo cuando la pupila de los ojos aún no está pintada. Es un monje quien remata la escultura con un pincel en una ceremonia llamada “la apertura de los ojos de los Budas”. Como os digo, nunca dejas de aprender cosas y sorprenderte cuando visitas estas colecciones.
En general, podemos decir que hay tres tipos de esculturas lacadas: las budistas, las taoístas y las lamaístas. Se diferencian porque cada uno de estos tipos tiene ciertos detalles cargados de simbología, por ejemplo, la flor de loto, los colores, complementos en la cabeza, etc.
Otro de los materiales que pude apreciar es la cerámica. Los vietnamitas utilizaron esta técnica desde el siglo II a.C. gracias a la influencia china, y los modelos de porcelana imitarían a los de ese país. Con el paso de los siglos, este arte fue perdiendo importancia, por lo que podemos ver que la mayoría de las obras se limitan a bajillas y otros pequeños utensilios entre los que destacan los colores grises y azules.
Los vietnamitas también trabajaron desde varios siglos antes de Cristo el bronce y el cobre, fijándose también en prototipos chinos. Estos materiales se consideraban lujosos y, de hecho, en las familias adineradas se regalaban con motivo de las bodas. También eran empleados para objetos en los templos.
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