De Colonia a Augsburgo y tiro porque me toca

Nuestro tercer día en Alemania empezó como tantos otros, levantándonos bien temprano y montando en un tren para cambiar de destino con la mochila sobre los hombros. Desde Colonia nos dirigimos hacia el sur de Alemania, más concretamente a Münich, con un billete que nos salió por algo más de 50 euros. El viaje es algo largo y lo cierto es que tuvimos la oportunidad de parar en Stuttgart a conocer la ciudad, ya que a las dos horas pasaba otro tren que nos permitía llegar hasta Münich con el mismo billete. Pero según mi amigo Gesich, la ciudad de Stuttgart no tenía muy buenas críticas, por lo que era tontería perder dos o tres horas en aquella ciudad de la que solamente nos daría tiempo a ver la plaza central y la estación de tren. Eso sí, antes de llegar a Münich y para compensar la no visita de Stuttgart, decidimos para en Augsburgo, ya en el Estado Federal de Baviera, el más grande de toda Alemania. Augsburgo tampoco tenía demasiadas buenas críticas, pero más por el nombre que por la fama de sus calles o sus gentes paramos a conocerlo. Era ya la hora de comer y nos dirigimos a pie desde la estación hacia lo que parecía el centro de la ciudad en el mapa que habíamos cogido en la estación central.

Imagen sacada de: https://www.expedia.es/Augsburgo.d306.Viajes-y-Vacaciones

Recorrimos una calle llena de gente que nos llevó hasta la plaza central de la ciudad, donde delante del ayuntamiento nos comimos un “desayuno” típico alemán. Huevos cocidos, fiambre, zumo de naranja, ensalada… Y muchos tipos diferentes de pan. Este he de decir que sería de los pocos lujos gastronómicos que nos daríamos en todo el viaje por tierras bávaras. El día era muy soleado y se podía estar sin cazadora, así que nos tomamos con calma nuestro desayuno antes de recorrer alguna calle más de la ciudad y nos tomamos una cerveza en la misma terraza en la que estábamos en la Rathausplatz. Al rato nos pusimos en marcha y antes de ir a la estación de tren, andamos por una calle llena de comercios turcos antes de llegar a la Maximiliamtrabe, una de las calles que aparecían en todas las postales de Augsburgo. He de contar una anécdota respecto a las postales y es que mi amigo Sanftmütig. Siempre que vamos de viaje, se compra guías turísticas de las principales ciudades que visitamos y al igual que hizo en Bonn, para no gastar demasiado en guías que muy posiblemente no volvería a ojear en su vida una vez dejáramos la ciudad, se compró a modo de compensación una postal de Augsburgo donde aparecían las imágenes de lo más conocido de la ciudad. Y gracias a dicha postal y a la manía de mi amigo Sanftmüting, conocimos aquella pintoresca y larga calle.

Imagen sacada de: http://sserial.es/fotomural/33531990-Augsburg-Rathausplatz.html

La recorrimos casi entera y algo que nos llamó muchísimo la atención, fue un grafiti que había en una puerta de madera en medio de la calle. El edificio era algo de la lengua alemana, pero el escudo que había dibujado a la perfección, era el escudo de Carlos V de Alemania y I de España.

Escudo de Carlos I de España y V de Alemania. Imagen sacada de : https://www.flickr.com/photos/75710752@N04/29356330654

Somos un poco frikis de la historia, así que nada más verlo lo conocimos y estuvimos tratando de averiguar el porqué de aquel escudo en medio de una calle de Augsburgo, más allá de que Carlos V hubiera sido rey de aquellos territorios. Una vez  recorrida toda la calle, y sin ganas de desandar lo andado, nos perdimos voluntariamente por unas calles estrechas y más bien residenciales que calculábamos nos tenían que llevar a la estación. Nos llamó mucho la atención, la gran cantidad de canales que corrían por las calles por las que pasamos antes de volver a la Rathausplatz.

Vimos además, por una calle llamada Gottenau que nos llevaba hasta la estación de tren, lo mismo que ya habíamos visto anteriormente en las calles de Colonia… Un montón de puestos reivindicativos, gente repartiendo panfletos, propaganda política… y de muy diversa índole y pensamiento. De Augsburgo nos fuimos con la sensación de que era una buena ciudad para vivir, tranquila, más pequeña que grande y bien situada, con no mucho que ofrecer a los turistas, pero que tampoco estaba mal como parada de una tarde o una mañana. No es una ciudad ni mucho menos comparable a Colonia o a las grandes capitales de Alemania o Europa, pero tenía un algo que nos gustó a los tres y que no sabría bien explicar.

Estación de tren de Augsburgo. Imagen sacada de : http://www.tripwolf.com/es/guide/show/186043/Alemania/Augsburg/Hauptbahnhof-Augsburg

Y como frase célebre que dejó uno hijo ilustre de esta cómoda ciduad alemana "estoy cansado y quiero irme a casa". Bernd Schuster. Que era un poco lo que empezábamos a pensar en aquellos momentos antes de coger el tren que nos llevaba hasta Münich.

¡Más y mejor en la siguiente entrada de Abú Mochilero por Alemania!

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