Financiando futuros cubatas.

El caso, que es viernes y acabo de llegar de trabajar (Ahora mismo son las 0:26).

No recuerdo el último fin de semana que salí de fiesta. Vamos, de fiesta y salir a la calle que no sea dirección al curro.

Trabajo de recepcionista de hotel-balneario. El hotel de los horrores. Si, por que aunque he de reconocer que estoy agusto con la gente, y que además entra dentro de la línea de mis estudios (turismo), es un hotel horroroso.

Y no es que sea feo, que no lo es.

Es que pasa de todo. Contaros todas las historias que ahí transcurren es para hacer un blog aparte.

Solo diré que por mi hotel ha pasado gente que se paseaba por el pueblo con hacha en mano.

Parejas que han destrozado los muebles de la habitación vetetuasabercomo.

Viejunos que encuentran el agua del balneario tan agradable como el Roca de su casa (lo pilláis eh eh)

Señores que te ofrecen trabajos a cambio de su compañía (eh tu, a ver que va a pasar!)

También hay anécdotas graciosas, como que a las 12 de la noche se quede la gente atrapada en el ascensor y tengas que decirles que hasta dentro de 1 hora no podrá producirse el rescate.

Que todo el hotel se quede sin agua caliente o sin luz o sin calefacción. Y todo esto cuando está al 100%. Y yo sola, claro.

El caso, que una acaba hasta lo que va siendo los testículos femeninos y lo único que me relaja, y me hace disfrutar realmente de mi trabajo es pensar:

Estrella, gracias a esto el año que viene estarás así.