La Calle...¡poesía de colores, flotilla de pescadores!
Mi elección ha sido la ciudad La Calle, porque está en lo más profundo de mi alma. La Calle ofrece paisaje, agua, cielo, sol, allí todo invita a la lección de vida, de naturaleza y aventura.
La Calle era para mí un rincón perdido, una maravilla lejos de los ojos, todo el mundo habla de su encanto, pero pocos se atreven a visitarla. Así que espero acercarte a este bonito rincón y darle el honor de recibir a la humanidad, porque merece ser escuchado, visto y sentido.
Pero, ¿dónde se encuentra?
A escala mediterránea
En el extremo noreste de Argelia y a 638 km de la capital, Argel, se encuentra la ciudad de La Calle y se percibe en el centro del Mediterráneo.
Entre dos territorios
La Calle, conocida por sus cuatro ecosistemas ecológicos (marino, dunas, lacustre y forestal), forma una biosfera preservada por el parque nacional de La Calle.
¿Cómo se accede?
La ciudad de La Calle está muy bien comunicada por el puerto al norte; por la carretera nacional n°44 que viene del aeropuerto de Annaba al este, o del oeste viniendo de las fronteras tunecinas; y por la carretera de Wilaya n°109 viniendo de las Wilayas de Guelma y Souk Ahras por el sur.
Descubrir el paisaje de La Calle
Qué maravillosa experiencia en el paraíso Callois... La Calle posee un encanto que no debes dejar escapar. ¡Un lugar en el que puedes ver de todo, esperar ver más y encontrar aún más!
Mientras paseaba por La Calle que venía de Annaba, esta ciudad llama la atención por sus grandes lagos que se presentan ante nuestros ojos a ambos lados de la carretera n°44. El recorrido era muy rico y nuestra curiosidad por descubrir las ventajas nos llevó a pararnos en el lago El Mellah, el más grande de aquí.
Bajando por el lago, nos quedamos muy asombrados por la naturaleza y la serenidad del lugar. Recorriendo el largo lago, las largas dunas se toparon ante nuestros pies y parecía que estábamos en un desierto, la naturaleza de este lugar es maravillosa.
Un poco más lejos, llegamos a la desembocadura, el punto donde se encuentra el lago con el mar, una verdadera lección de paz.
Después de haber seguido con el camino, una señal que indicaba el camino hacia la antigua Calle nos llamo la atención a mis compañeras y a mí. ¡Espera! Pero es una maravilla. Nuestro ojos se fijaron en una pequeña playa rodeada por un acantilado, ¡un paisaje que te quita el aliento! Y nos invadieron las ganas de pararnos y echar muchas fotos.
Los elementos de la naturaleza se manifiestan formando un paisaje increíble. Yendo hacia el sur de la ciudad, el paisaje siempre es sorprendente. Ruinas de diferentes épocas llevan con orgullo una historia.
Yendo hacia las fronteras tunecinas hay otro lago por la carretera. El agua siempre tiene el color cambiante de los árboles, la hierba, los bosques, el cielo y el sol.
Y el cielo, el cielo ofrece un espectáculo de nubes, ¡sorprendente! La palabra "demasiado" es necesaria. Definitivamente, ¡es un regalo de Dios!
La vista sobre el lago transmite la hospitalidad del caminante y te guía hacia el jardín botánico, un majestuoso bosque que recuerda a las selvas amazónicas e invita a la aventura.
Al centro de la ciudad
La ciudad de La Calle ha tomado forma con los nuevos barrios que aumentaron en las alturas del casco antiguo, sin embargo, son muy dinámicos.
El casco antiguo muestra una arquitectura bien diseñada, la estructura colonial se compone de una trama damera. Tres calles paralelas a la costa constituyen las calles principales de la trama y conectan con las grandes plazas. Pequeños adelantos garantizan la llegada al puerto, acentuando esta trama. Las fachadas enriquecieron gracias a los arcos a ambos lados y el rojo intenso de los tejados, los cuales llaman la atención.
En el centro de esta trama, se encuentra el mercado y su plaza. En frente del hospital, la sombra de los ficus ofrece un agradable frescor y ganas de detenerse allí.
Bajando hacia el puerto, nuestros ojos se fijaron en un magnífico edificio, una iglesia, inmediatamente se observa el estado anticuado en el que se encuentra. Cuando llegamos al puerto, fuimos por un largo paseo, llamado "Le cours baris". Ofrece un espectáculo excepcional con grandes palmeras por el camino.
El mar, los peces, el coral, los buques y el sol son el alma de este pequeño puerto. La gente pasea, otros se sientan para leer el periódico y el personaje principal sigue siendo el pescador. Este pescador que parece que conoce todos los secretos del mar, revisa cada día su barco y su red. Con delicadeza y cuidado, los pescadores revisan las redes y se aseguran de que no haya rasguños.
En el transcurso y en frente de la iglesia, nos encontramos con un hombre mayor, de 65 años, cuyos ojos resplandecían y ocultaban una leyenda encantada. Mantuvimos una larga conversación con él para resolver el misterio.
Recorrido por la historia de La Calle
Para un refugio romano, Tunicia fue
En el siglo III, La Calle encarnaba un alto y se llamó Tunicia por la deformación de las tunas, informando de una separación que une el norte de Túnez con Numidia.
Pasaron algunos siglos y Túnez se convirtió en Marssa-el-djoun
En el siglo VII, gracias al don de la naturaleza, por la que permaneció impresionante durante siglos, Tunicia se transforma en Marssa-el-djoun, que significa el puerto de la bahía.
De Marssa-el-djoun a Marssa-el-kharaz, y la historia continúa
En el siglo IX, La Calle se dejó de llamar Marssa-el-kharaz, indicando un puerto de amuletos por los árabes nómadas, los cuales desvelaron los valiosos corales en el fondo del mar.
Y en la ciudadela brota la tierra
En el siglo XI, el coral aparece en la escena mediterránea y llevó a una pequeña localidad de Kairuán a instalarse y desarrollar una fuerte actividad de construcción de naves que servía para las luchas. Y así es como creció la primera ciudadela sobre la península de La Calle.
El coral quedó como atracción fatal
En el siglo XVI, bajo la regencia de los turcos, el monopolio de la pesca de corales se dio a los cristianos. Pero, las tribus argelinas no veían con buenos ojos la presencia extranjera. Estos extranjeros construyeron un establecimiento no fortificado que servía para acoger a los pescadores de corales, nombrada fortaleza de Francia, a 10 km de Marssa-el-kharaz a la actual Calle.
Fortaleza de Francia, el destino perdido
Pese a la tenacidad de los europeos, la obstinación de los árabes causó la destrucción de esta fortaleza a finales del siglo XVI.
La Calle y la vuelta hacia la península se impone
Con la fortaleza en ruinas y malaria, los pescadores de corales abandonan este lugar para recuperar la península, así como sus barcos y la facilidad de meterse, que fue el misterio de La Calle.
Entre agua y fuego, La Calle sobrevivía
Entre el siglo XVII Y XIX, La Calle fue destruida y construida varias veces, ya que la compañía francesa tenía muchos enemigos.
Y nació el puerto
En el siglo XIX, después de la reconquista francesa de Argelia, las viviendas de la península fueron restauradas, la ciudad se extendió en la tierra y se aprobó el proyecto de construcción del actual puerto.
El Kala, el pequeño encanto argelino
Transcripción argelina de La Calle, El Kala actualmente, una pequeña ciudad con encanto, un lugar tranquilo y acogedor, se conoce por su conmovedora naturaleza y modestos habitantes. El coral y los peces, los lagos y los bosques siguen siendo la característica de esta ciudad y el cuadro que se dibuja musicalmente al escuchar la palabra Kala.
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