Brissac, tercera parada

Nuestro tercer destino fuera de Angers, después de Nantes y de Le Mans fue el castillo de Brissac. Esta vez fuimos mi compañera y yo con un grupo de españoles que nos hemos juntado aquí. Somos como una especie de pequeña familia. Así fuimos un sábado durante el día. Brissac está a una media hora más o menos de Angers en bus, que se coje en la estación de tren, que fuera tiene el espacio reservado para buses. Fuimos a media mañana más o menos y llegamos justo cuando abría por la tarde. Normalmente los castilllos suelen cerrar a la hora de comer, que para ellos suele ser entre la 1 y las 2. 

Con el carné de estudiante si no recuerdo mal eran unos 8,50 euros. Es un castillo que sigue habitado por los descendientes de la familia Brissac. Muchas generaciones pasaron por el castillo más alto de Francia. Es impresionante tanto por dentro como por fuera. La construcción es tremenda y basicamente, al contrario que el de Angers, es el castillo como tal y su jardín, y no tanto su muralla y fuerte. 

Fue una visita guiada, y la parte oeste del castillo no nos la dejaron ver porque es donde habita la familia actual de los duques de Brissac. La verdad no nos enteramos de mucho de la visita porque el guía hablaba bastante rápido y con lo que llevamos aquí es difícil seguirlo, pero la verdad no fue tampoco mucho problema porque nos dieron un pequeño libro informativo de cada sala del Castillo, en castellano, para poder seguir la visita. 

La verdad es que por dentro era impresionante, si bien no deja de ser algo gélido. Pero como todos los castillos. Tan enormes son por dentro que es imposible que emanen calor humano.

En la planta baja pudimos apreciar un precioso salón, que incluso tenía dos pinturas que hacían referencia a Don Quijote, además de todo un despliegue de fotografías y cuadros que representaban a todas y cada una de las generaciones que había habitado (o habita) en esa pedazo de mansión.

Una cocina a la que no dejan pasar y un comedor con una mesa enorme en el centro completan el entresuelo. Después en el resto del castillo se pueden apreciar diferentes salas que guardar cuadros de toda la familia de Brissac, cuyo valor no quiero ni imaginar. Además también enseñan un par de habitaciones que, para nuestra sorpresa, alquilan como un hotel. Pero lo más sorprendente no fue eso, sino que las alquilan por unos 300 euros la noche o algo así, cosa que tampoco me parece tan desorbitada.

Hay muchos hoteles de lujo que pueden llegar a cobrar el doble o el triple que eso, y sabiendo que se trata de un castillo de miles de años, y aún habitable por descendientes... pues podía ser mucho más caro. Eso sí, yo no me atrevería a pasar ahí una noche ni loca. Está muy bien para ir de visita y conocer un poco más de la cultura francesa y todo eso. Pero ya. No me imagino yo sola, o incluso con alguien más, durmiendo una noche en un castillo que pertenece a un pueblo que puede tener unos pocos cientos de habitantes y cuyas habitaciones no son nada acojedoras. Me recuerda a ese capítulo de Halloween de Los Simpson cuando tenían que dormir en casa de una tía para recibir la herencia. Igualito.

La última parada de la visita era la bodega, y con una buena cata de sus vinos se acabo la visita. Abajo tenían a disposición de las visitas chupitos de tres vinos diferentes de la zona. Vendían las botellas a unos 8 euros lo que tampoco me parecía desorbitado. Es lo que me extraña muchas veces de Francia, para algunas cosas se pasan un monton cobrando, y cuando más te esperas que te puedan cobrar, es cuando menos lo hacen...

Paradojas.

Ya fuera en el jardín nos sacamos fotos con el Castillo de fondo, impresionante debo repetir. Todo los alrededores eran también impresionantes. Como he dicho soy muy mala para las distancias así que no sabría decir exactamente cuantas hectáreas puede tener de extensión, pero muchas. Y en el medio una especie de lago con una fuente que acaba por completar el encanto de ese espectacular "Chateau".

Os lo recomiendo 100% sin duda para que lo visiteis.

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