A ponerse en forma!

Bien es sabido que Francia es famosa por sus dulces. Los croissants, el "pain au chocolat" (nuestra napolitana de toda la vida) y sin duda, unas cookies excelentes. Y eso ya sin contar sus exquisitas "galletes" (crepes saladas) o las riquísimas crepes dulces. Por eso, después de un par de semanas aquí me he dado cuenta que no me puedo despistar o llegaré rodando a Zaragoza. Literalmente. 

Es por ello que mi compañera y yo hemos decidido que el deporte no podía faltar. Hay que compensar los excesos por algún lado... Así que nos hemos puesto manos a la obra en busca de un gimnasio. Ambas hemos mirado en nuestras respectivas universidades. Ella va a la UCO, la catho que le llaman aquí, pero lo que ha encontrado sobre todo son deportes en general, en plan futbol, baloncesto... pero nosotras queríamos máquinas, vamos un gimnasio de toda la vida. En mi universidad hay un pequeño gimnasio (por no decir enano) pero nos queda muy a desmano (yo normalmente tardo media hora en llegar en bus) así que no nos compensaba. Como queríamos ir juntas para así animarnos mutuamente pues empezamos a buscar en internet gimnasios en el centro.

La verdad nos pateamos dos días mirándolos. En internet nos marcaban varios por todo el centro, así que dividimos los dos días por dos zonas para mirarlos. Fuimos a ver un par que quedaban relativamente cerca de nuestra casa. El primero no lo encontramos facilmente, estuvimos guiandonos con el google maps para al final dar con una especie de pabellón en el que estaban haciendo volleyball, con lo cual no era lo que estabamos buscando.

El segundo era parecido. La verdad no llegamos ni a entrar porque era practicamente lo mismo. Parece ser que aquí se estila mucho lo de hacer deportes en general, sobre todo supongo que para los universitarios. Estaría bien si ambas no fueramos nulas en los deportes. 

Así que seguimos mirando. Otras chicas que conociamos también estaban mirando gimnasio y nos dijeron que fueramos con ellas a mirarlo. No me acuerdo como se llamaba pero la verdad no nos quedaba nada cerca. Está un poco más allá de la estación de tren. Andando tardaríamos como una media hora o algo así, con atajos incluidos. En bici mucho menos, pero también hay que pensar en el invierno y en el tiempo que puede hacer para ir con la bici (supuestamente aquí la lluvia parece que es inherente a la ciudad).

Cuando llegamos nos encontramos con que era también bastante pequeño, tenía como unos 3 metros cuadrados de máquinas (soy mala para las distancias pero tampoco es que tuvieran muchas) y que tenían la pista para dar las clases justo al lado. La verdad era muy pequeño, y no tenían ni máquina de elíptica. Una pena. Por precio creo que más o menos eran como 28 euros al mes, pero tampoco nos convenció por el horario. Cerraba a las 8 y media casi todos los días. Con lo cual si una de las dos algún día tiene clase por la tarde ya sería casi imposible llegar. Además no abrían ni sábados ni domingos.

Por eso nos decidimos por el que vamos actualmente. Para estudiantes tienen tarifas que se pagan a principio de año todo junto. Para la ESSCA tienen una diferente que para la UCO pero aún así ambas nos compensaban. A mi me sale a 25,55 cada mes y a mi compañera a 24 porque para los de la UCO tienen incluido desde septiembre a junio. 10 meses enteros.

No es nada del otro mundo, la sala de máquinas no es muy grande pero más o menos como todas las que hemos visto aquí. Está en pleno centro, en la avenida Foch por lo que si queremos ir en bici tardamos nada pero si queremos ir andando no son mucho más de 10 minutos. Tienen dos salas para dar las clases, una en ese establecimiento justo al lado de las máquinas y otra en la plaza Raillement, en pleno centro también, pero esa sala es solo para las clases. 

Tienen de todo tipo de clases durante todo el día en las dos salas. Los chicos que están allí son muy majos y sí es cierto que hay horas en las que está un poco más colapsado pero bien. Sin queja. Lo único con lo que estamos descontentas es con los vestuarios. No son como España, o vamos cómo lo que sería lo normal.

Dividen chicos y chicas, pero las duchas están como al final del pasillo. En ese pasillo hay como dos puertas que dan a la sala donde se dan la clase. Digo "como dos puertas" porque está la entrada pero no las puertas. Es decir, son abiertas, de tal manera que siempre que nos vamos a duchar todos nos ven pasar con las toallas.

Es lo único que podemos decir que no nos gusta.

Hasta ahora a lo que hemos ido es a la sala de musculación. Pero queremos empezar a probar diferentes clases para ver cual nos puede gustar y empezar ahí. Porque sino... nos vemos en Navidades con unos kilillos de más. 

Intentamos ir siempre que podemos. Lo bien que sienta cuando se hace algo de provecho... no tenemos los mismos horarios de clase pero compatibilizamos bastante bien. 

Si es que no es cierto eso de que el Erasmus es pura fiesta. Da tiempo a hacer de todo y sobre todo a acostumbrarse a un ritmo de vida diferente. Cuando volvamos vamos a estar totalmente afrancesadas...xD