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Primeras semanas en Alicante: sorpresas y lecciones de vida


Nº 1

Aterricé en Alicante a las 10:15 de la mañana. Llena de esperanzas y emociones salí del avión y vi las preciosas palmeras y el cielo sin una nube. Me pareció gracioso el hecho de no tener miedo por estar en un sitio nuevo y no tener problema en encontrar mi nuevo lugar para vivir (mi residencia). Solicité el Buddy Program, ¡lo recomiendo! A pesar de haber oído casos fallidos donde "buddies" dejaron tirados a algunas personas, se suponía que yo había quedado con mi buddy en una parada de autobús para que me llevara a mi alojamiento.

Salí del aeropuerto (antes había estado intentando buscar un punto de información para poder preguntar dónde estaba la parada de autobús, ya que las señales no eran muy claras). Debo decir que en esa época no hablaba nada de español, por supuesto aprendí un poco por mí misma antes de mi viaje, pero os podéis imaginar cuál era mi nivel.

Bien, encontré la parada de autobús. Ahora, ¿dónde está mi buddy? Me imaginé que el autobús pasaba cada 20 minutos, así que decidí esperar un poco. Lo cual era lo más inteligente, y es que en ese momento no lo sabía, pero la mayoría de los españoles suelen llegar tarde. Así que esperé. Y esperé. Y empecé a ponerme nerviosa. ¿Y si me había dejado tirada? Ok, está bien. Tenía algunos mapas sobre cómo llegar a la residencia. Me las arreglaré de alguna manera.

Bien, 30 minutos es bastante tiempo, así que decidí volver al aeropuerto y coger wifi para contactar con la chica. Si no me hubiera contestado, habría intentado ir por mi cuenta. Y eso es lo que hice.

Lección de vida nº1 - Lleva siempre algo de dinero encima. En mi caso, tuve suerte de llevar ya que el autobús en Alicante no acepta tarjetas. Y mientras iba en el autobús, veo una cara familiar en una de las paradas mientras el autobús bajaba la velocidad. "Familiar" es algo exagerado, solo miré su perfil una vez para tener al menos una idea de cómo era. Las puertas ya se estaban cerrando cuando vi a la chica agitando sus brazos hacia el conductor del autobús y mes arreglé para salir de allí en el último minuto. Y ahí estaba, ¡mi buddy!

Lección de vida nº2 - Sé específico concretando dónde vais a quedar. Es muy importante, especialmente cuando quedas con extranjeros (ya seas tú mismo o la otra persona quien no hable el idioma) ya que podrían haber malos entendidos. En este caso, ella estaba esperándome a mí mientras yo la esperaba a ella... una pequeña pérdida de tiempo. Bueno, cogimos el autobús hacia San Vicente, donde estaba la residencia. Caminamos durante 20 minutos con un calor estupendo (y una enorme maleta) y por fin, ¡llegamos! Y ahí estaba... la primera sorpresa: no había nadie, como en la canción de Frozen "let it go" (ni una sola huella).

Nº 2

Entramos en la residencia y descubrimos que no había nadie en el recibidor, si es que se le puede llamar recibidor, claro. Mi "buddy" llamó al número que había en la puerta, ¿qué habría hecho sin ella? El dueño nos dijo que llegaría en una hora. Así que esperamos, una gran sorpresa. Mientras tanto, fuimos al supermercado de la esquina y ahí estaba la segunda sorpresa - el olor del supermercado. Era muy extraño. Diría que es una mezcla entre un sótano y carne caducada.

Como el olor que hacía tu mochila en primaria cuando olvidabas tirar los sandwiches que tu madre te había hecho dos años antes (luego supe que ese era el olor del jamón, el jamón ibérico que sale de las patas del cerdo). Después de hacer una pequeña compra (¡agua, agua, agua! ) volvimos y esperamos mucho más de una hora, pero como dije antes, los españoles tienden a llegar tarde... mucho.

El chico apareció y empezó a hablar muy rápido, por suerte yo tenía a mi querida "buddy", que resultó ser de gran ayuda. Ella me explicó algunas cosas, bueno, lo intentó aunque no pillé mucho. Rellené algunos papeles y fuimos a ver mi habitación.

Nº 3

La habitación era muy bonita, para ser una residencia corriente. En la última residencia en la que estuve durante mi primer año de universidad compartía habitación con 2 personas más y teníamos un baño compartido para 10 chicas. Y aquí tenía mi propia habitación, mi propio baño y hasta una pequeña nevera y un microondas. Estamos hablando de nivel Palacio César comparado con lo que estaba acostumbrada. ¡Increíble! Al menos el comienzo.

Conforme abrí las puertas del baño, una pequeña y negra (... ) me saludó. No penséis que soy racista por decir "negra", no era una persona. Era una cucaracha. Técnicamente no me saludó, por que estaba muerta. La chica dijo algo como que estaba allí y el chico la limpió. Pero una vez que la vi, ya no puedo borrarla de mi mente. No dejes que te muerdan las chinches. Y ahí estaba yo, en mi primer viaje como Erasmus.

Nº 4

Si tuviera que describir mis primeras semanas en Alicante, las llamaría "ocupadas". Mucho papeleo, visitas a la comisaría de policía (para obtener la estancia legal) u otras oficinas (tarjeta mensual de transporte - escribiré sobre esto en otra publicación).

Durante nuestra segunda semana, un domingo, fui con una amiga (que llegó un par de días después que yo) a buscar un sitio para comer cerca de nuestro de barrio. Dimos un paseo y ahí estaba, otra sorpresa - todo estaba cerrado. Yo ya tenía una idea de esto antes de venir aquí, pero entonces me di cuenta de que era verdad. Además también estaba la "siesta" (entre las 14:00 y las 17:00) durante la cual todas las tiendas, supermercados, etc. también estaban cerrados. Así que cuando volvíamos a la residencia sin esperanzas, pasamos por un pequeño restaurante (el único que parecía estar abierto en el barrio) y nos pusimos a leer la carta cuando un hombre mayor empezó a hablar con nosotras y nos invitó a entrar. Mi amiga que sabía un poco más de español que yo, intentó contestarle al hombre.

Antes de que nos diéramos cuenta, ya estábamos sentadas y esperando nuestro "menú del día para dos". Como eran nuestras primeras semanas, insistimos en tomar pescado ya que normalmente no lo tomamos en nuestro país (no es tan fresco como pensábamos que sería en España). Debo mencionar que antes de venir a España, tenía altas expectativas sobre la comida... Bueno, después de lo que pareció ser media hora, vino nuestra comida ¡bien! Y resultó ser una gran ensalada. Muy bien, ensalada está bien, pensábamos que sería un menú para dos con pescado pero no pasa nada, una ensalada siempre es bienvenida en mi estómago.

Así que cuando estábamos a medias, vino otro plato... ¿qué? ¿Otro plato? Bien, ya estamos casi llenas pero no vamos a decir que no a la comida... Eran patatas fritas con huevo y jamón. Todo chorreaba aceite, literalmente era una piscina. Bueno, no pasa nada, lo probaremos... no desperdiciaremos comida (sin mencionar el hecho de que ya estábamos asqueadas desde que vimos un pequeño pelo al lado del jamón).

¡Y viene un tercer plato! ¿Quéeeeeeee? ¿Cómo se supone que vamos a comernos todo esto? Y era pescado, ¡por fin! Colocado encima de unas patatas fritas y adivina qué... estaba muy aceitoso. Y esa fue otra sorpresa: la comida. La cantidad era enorme y estaba muy aceitosa y salada. Por si fuera poco, el hombrecillo encantador vino a preguntarnos qué queríamos de postre. Mi amiga intentó decirle que era demasiada comida y no seríamos capaces de terminarla, así que no tendríamos hueco para el postre. Parecía decepcionado...



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