Estar en forma y el Erasmus. ¿Compatible?
¡Hola a todos los lectores! Desde que empecé con el blog hasta hoy, juntos hemos hecho un recorrido por los puntos más interesantes de la ciudad universitaria Aberystwyth: alojamiento, contrato de estudios, la geografía de la ciudad… Así que he decidido que la entrada de hoy sea algo más ¿alternativa? El tema de hoy es cómo mantenerse en forma fuera de casa, en mi caso, estando de Erasmus.
En primer lugar, todos sabemos que cuando los estudiantes se van a estudiar fuera, tienden a descuidarse, comen peor y bueno, lo que se dice pasar un poco de todo. Los primeros días, echar un puñado de espaguetis a la olla y luego añadirle tomate frito nos parece una obra de arte. Esos pimientos rellenos de bechamel que hacía mamá han quedado en el Olimpo. Este post no va a estar dedicado a las míticas recetas saludables y fáciles, sino que os voy a contar la rutina semanal que seguía para mantenerme en forma y evadirme durante un rato de todo. ¡Empezamos!
Cuando llegué a Aberystwyth, quería apuntarme al gimnasio. Acostumbrada al gimnasio de la UVigo pues el de Aber… Me pareció un paraíso. Era enorme, tenía todo tipo de salas para hacer ejercicios de fuerza, volumen, estiramientos, ejercicio cardiovascular, máquinas, clases de absolutamente todo lo que se te ocurriese, ¡una pasada! (Aquí os dejo el link donde podéis ver todas las instalaciones que tiene, por si hay algún curioso que quiere soñar despierto: http://www.aber.ac.uk/en/sportscentre/gym/) ¿Cuál era el problema? El dinero. Era demasiado caro y había que pagar por año, yo solo me fui un cuatrimestre así que no me compensaba.
Fue en este momento cuando tuve que buscarme la vida. No soporto estar sin moverme más de tres días seguidos, así que, como al principio no hacía tanto frío, salía a correr por las tardes o por las mañanas, según el horario de clase. Por las mañanas, desayunaba, reposaba e iba a correr por detrás de la residencia. Siempre hacía el mismo recorrido: iba hasta el supermercado y seguía corriendo todo recto por una calle enorme que hay (lo podéis ver en las fotos) durante 45 minutos / 1 hora, más o menos. Esa calle era ideal para correr porque el suelo era llano y era bastante larga, además, había tramos súper bonitos llenos de naturaleza y otros especiales llenos de típicas casitas de cuento. Al final del recorrido llegaba hasta un campo enorme donde corrían los caballos (todo muy “Spirit”) y había unas vistas impresionantes. Es una pena que no tenga ninguna foto para enseñaros… Al acabar, daba la vuelta y hacía la compra diaria en el supermercado, volvía a la resi, me duchaba y listo. Hubo un par de días que me motivé y bajé hasta la bahía para correr por el paseo. La verdad es que me encantó porque había muchos “runners” y no sé a vosotros, pero hacer una actividad “con otras personas” a mí me gusta más todavía. Lo malo es que luego tenía que subir la cuesta hasta la resi (pasaba de coger un bus, ¿quién va al gimnasio y sube por el ascensor? Jajajaja) y algunos días era demasiado de noche o hacía frío.
Fue entonces cuando la cosa empezó a complicarse: el gimnasio era demasiado caro, los días se hacían más cortos, más fríos… Así que decidí hacer ejercicio en la habitación (¡¡que nadie se atreva a decir que soy una persona que busca excusas!!). Os vais a reír, pero en Youtube hay tutoriales muy completos de, por ejemplo, 20 minutos con los que haces casi el mismo ejercicio que en 45 minutos corriendo. Lo bueno es que tenía la ducha a dos pasos de la habitación. Muchas de mi residencia iban al gimnasio simplemente porque les motivaba el hecho de apuntarse (wow), pero yo descubrí que puedes hacer casi lo mismo si pones empeño. Está claro que si quieres estar como The Rock, pues sí, tendrás que ir al gimnasio, ja, ja, ja, pero para lo que yo hacía me llegaba y me sobraba. Además, ¡gratis! Y así, poco a poco fui interesándome más por los ejercicios en espacios “pequeños” y empecé a hacer ejercicios de suelo. No tenía esterilla, pero ponía la toalla de la ducha que bueno, algo es algo. Me las ingeniaba para hacer los mismos ejercicios que haría en el gimnasio. Obviamente no iba a conseguir una pesa de 5 kilos, pero sí podía sustituirlo con objetos. Por ejemplo, hacía los ejercicios de suelo y para añadirle dificultad, los hacía con una botella llena de agua en el abdomen o con una pila de libros en la espalda. Muchas veces utilizaba la silla de ruedas del ordenador o la mesa para estudiar como soporte para hacer otro tipo de ejercicios y era muy cómodo. Si quieres, ¡puedes!
Seguí así durante dos meses y al tercero decidí comenzar a subir y bajar escaleras. Las de la resi. Arriba. Abajo. Arriba. Abajo. Me ponía los cascos y me echaba subiéndolas y bajándolas sobre 40 minutos. Y no, no me parecía aburrido. De hecho, es uno de los ejercicios que más me gusta hacer. Eso sí, las agujetas del día siguiente son horribles, pero vale la pena. Era un poco cómico porque obstruía el paso a todos los estudiantes con venían con las bolsas del super, peeeero… Al final de todos los entrenamientos me hacía este smoothie de espinacas, mango y zumo de naranja, ¡buenísimo!
¡Y hasta aquí el post de hoy! COMPARTIIIIIID. Espero que os haya gustado, soy consciente de que se sale un poco de lo normal en este Erasmus Blog, pero creo que puede que haya personas a las que les pueda interesar esta alternativa. ¡Hasta mañana a todos! Gracias una vez más por leerme.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (5 comentarios)
Fátima chamadoira hace 8 años
Yo tengo una bíblia en casa, (y no soy anticlerical), que sirve para hacer pesas. Me ha hecho mucha, mucha gracia. Eso es constancia, sí señor.
José Ramón Núñez Iraola hace 8 años
¿Seguro que ese líquido verde te pone en forma?
Javier López hace 8 años
Alguien con el espíritu de sacrificio suficiente como para beber espinacas merece todo mi respeto :) ¡Gracias por tu aportación!
Claudia Costas hace 8 años
¡¡Os juro que está buenísimo!!
Maria Escudero hace 8 años
Eso es tener disciplina. Cuando te vea te daré un abrazo por si es contagiosa.