¿Qué debo llevar en mi maleta para Aarhus?

Una de las preguntas que más me han hecho es qué deberían llevar en la maleta para pasar un cuatrimestre o año en Aarhus o cualquier otra ciudad danesa.

Es complicado aconsejar algo determinado, ya que Dinamarca es un país en el que el clima puede variar de un momento a otro, sin que ni siquiera te des cuenta. Quizás te levantas una mañana y el cielo está completamente gris, pero dos horas después puede que salga un sol que deslumbre. Nunca puedes saberlo. Por eso, siempre recomiendo llevar un poco de todo en la maleta, ropa de verano y de invierno, cosas que te sirvan para cualquier tipo de clima etc. Aquí voy a dejar algunas de las cosas por las que más me han preguntado y que yo me llevé y que utilicé a menudo.

Me llevé un abrigo de esos del Decathlon, de plumas. Antes de irme yo también estuve investigando sobre lo que llevarme, y encontré personas que me decían que llevar un abrigo así era excesivo y otras que me decían que aun así tenían frío, así que decidí comprarme uno y así ya lo tenía para futuros viajes. Pues bien, yo sí que os recomiendo que os llevéis un buen abrigo. Todo depende siempre de lo friolero que sea uno, pero a partir de octubre empieza a venir el aire frío y no estorba. Además, si viajas a algún país de alrededor o por el resto de Dinamarca, te hará falta.

También me llevé otra de esas chaquetas del Decathlon deportivas, de las que abrigan menos y te sirven para los primeros meses del erasmus. Este tipo de chaquetas las veo mucho más útiles que una chaqueta vaquera o una sudadera, porque si llueve son impermeables y si hace fresco las puedes utilizar. Para que os hagáis una idea, yo utilicé la mía desde Agosto hasta mediados de Octubre.

Sobre zapatos, yo me llevé muy pocos. Solo llevaba una maleta, y sabía que las lluvias me iban a limitar bastante a la hora de llevar x calzado (converses, vans...), así que me llevé mis botas chiruca, dos pares de deportivas, unos botines para salir por las noches y comidas y cenas y las chanclas. Al final lo que más utilicé fueron las botas, porque nos dedicamos a viajar bastante por el interior de Dinamarca y era lo que me parecía más cómodo. No os voy a recomendar llevar ese tipo de botas directamente porque sé que es cuestión de gustos y hay mucha gente a la que no le gustan, pero sí os digo que no penséis tantísimo en ir arreglados el día a día, porque las lluvias os pueden jugar una mala pasada y podéis acabar con una piscina en cada una de vuestras zapatillas. Desde mi experiencia, os digo que es mucho mejor ir cómodos y ser prácticos a la hora de vestir, porque aunque veas que allí pueden ir montados en bici con vestido y tacones, por mucho que nos gustaría, no creo que eso vaya con ninguno de nosotros (al menos no conmigo).

También os recomiendo llevar camisetas de manga corta para cuando haga buen tiempo (que aunque os vayáis a Dinamarca, aunque parezca mentira hará calor) y para cuando estéis en sitios cerrados (en la universidad, cafeterías, centros comerciales e incluso en la residencia...) ya que entre toda la gente que hay y que allí empiezan a poner la calefacción muy pronto, seguramente pasaréis calor cuando vayáis con sudaderas y jerseis.

Por otro lado alguna sudadera (aunque como digo arriba, no para salir a la calle sin abrigo sino más bien para "estar por casa"), el bañador por si sois valientes y decidís bañaros en el mar (las playas en agosto si hace buen día están hasta arriba de bañistas, como si estuviésemos en Benidorm)...¡Ah! Y en cuanto a ropa de "fiesta" no me complicaría mucho. Allí hay gente que se arregla muchísimo y gente que no, pero jamás te dirán nada de tu vestimenta al entrar a un sitio, puedes ir como quieras. Además, teniendo en cuenta que la mayoría de sitios son pubs o bares...De hecho yo me llevé un vestido que me puse únicamente dos veces: una para una fiesta especial y otra en pleno verano. Después, se quedó en la maleta hasta el final del erasmus.

Además, también os recomiendo llevar ropa que sea lo más impermeable posible o al menos que os resguarde bien del frío. Yo me llevé un par de camisetas térmicas que me fueron muy útiles. No son especialmente bonitas, no nos vamos a engañar, pero en invierno puedes ponerte una perfectamente debajo de un jersey y no te va a estorbar nada. También llevé distintos tipos de calcetines, entre ellos calcetines gordos para ponerme con las botas de montaña. Yo tengo un serio problema con los pies fríos, así que para prevenir y no resfriarme, cuando hacía mucho frío o llovía siempre usaba ese tipo de calcetines.

Tampoco hay que olvidarse de meter en la maleta un paraguas. No es lo más útil en Aarhus porque allí os encontraréis vientos muy fuertes que harán que ni siquiera podáis abrirlos, pero siempre viene bien que lo llevéis en la mochila para momentos concretos y tampoco abulta mucho, a pesar de que ya llevéis un plumas o una cazadora impermeable.

Si lleváis más de una maleta tenéis más libertad para meter ropa, pero si tenéis que ir calculando los pocos kilos que podéis llevar, os recomiendo que llevéis en la mano el abrigo grande aunque sea Agosto y en el aeropuerto de España desde el que salgáis os muráis de calor. Cuando lleguéis a Copenhague podréis volver a guardarlo, pero al menos ya no tendréis que preocuparos por los kilos de más que llevéis.

Y por último, pensad que si solo tenéis comprado el vuelo de ida, quizás la vuelta la cogéis con una compañía distinta a la compañía con la que habéis venido y la limitación de kilos también es diferente (yo volé con Air Europa, que me dejaba meter 23kg, y volví con Ryanair que solo me dejaba meter 20kg) así que tenedlo en cuenta a la hora de hacer vuestra maleta. Y también os recomiendo intentar compraros una maleta que pese lo menos posible, para no tener que ir restando kilos al peso que podéis llevar inicialmente (aquí os dejo las maletas que llevamos mi compañera de piso y yo).

Yo solo llevé una maleta, la negra de tela. Parece la más pequeña de las tres, pero las otras dos son maletas que tienen bastante capacidad pero abultan muchísimo y también pesan más. La mía, al ser de tela, pesaba poco más de un kilo, y eso me perimitió tener espacio suficiente para guardar todo lo que necesitaba.

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