¿Merece la pena apuntarse al curso de danés gratuito?

Una de las cosas sobre las que más me preguntaron antes, durante y después de mi estancia erasmus es por el idioma. "¿Vas a aprender danés?", "¿Estás aprendiendo mucho danés?", "A ver, dime algo en danés". Sinceramente no, no he aprendido mucho danés, directamente no aprendí prácticamente nada de este idioma tan complicado en los casi cinco meses que estuve en Aarhus.

Cuando llegamos a nuestra universidad danesa, nos ofrecieron una conferencia sobre curiosidades de Dinamarca y cultura danesa, y también nos hablaron del idioma. Nos comentaron que el danés es uno de los idiomás más complicados de aprender (como la mayoría de los idiomas escandinavos) como segunda, tercera, cuarta, quinta lengua o no importa las que ya lleves aprendidas.

Aun así, a nosotros, como estudiantes internacionales, nos ofrecieron un curso gratuito de danés durante nuestra estancia allí con ciertas condiciones que debíamos cumplir obligatoriamente si decidíamos aceptar. Entre ellas estaba el ser puntuales, el asistir a clase el 90% de los días sin falta y, en definitiva, comprometerse al 100% con las clases y el curso o dejarlo, pero no aparecer y desaparecer cuando te apetece. En la conferencia dieron mucha importancia a esto, ya que los cursos que ofrecen son totalmente gratuitos para los alumnos, pero son ellos quienes están invirtiendo su dinero en ellos.

El caso es que después de ponernos la miel en los labios y ofrecernos el curso en el que casi nos aseguraban poder acabar desenvolviéndonos en danés, leernos las normas y ofrecernos una tarta deliciosa de naranja y zanahora con crema y café en uno de los descansos, nos quitaron la miel sin ni siquiera haberla probado. Entonces nos comentaron que para tener un nivel muy, muy básico, teníamos que participar en el curso de idiomas durante un año y medio. Un año y medio para conseguir un nivel "muy, muy básico" de danés. Y nosotros íbamos a estar cuatro meses y medio. Así que bueno, ya sabéis lo que fue después. Se nos fue la idea (porque de verdad que la teníamos en mente) de aprender danés.

Es cierto que algo de danés aprendí, claro. Vas todos los días al supermercado a comprar cosas que ni sabes lo que son. Al principio quizás hasta tienes que utilizar el traductor de google para tener una ligera idea de lo que estás comprando. No sabes si lo que tienes en la mano es leche, nata o yogurt porque allí todos están en el mismo lugar y vienen en el mismo tipo de bricks. Necesitas ibuprofenos porque se te han acabado pero no sabes cómo se llaman en danés para pedirlos en la farmacia. Ni siquiera sabes comprar un billete de autobús. Así que sí, algo tienes que aprender, aunque solo sea de tu día a día.

Además, yo tuve la enorme suerte de tener prácticas durante tres semanas en un centro infantil donde los peques no sabían ni una palabra en inglés más allá del hello y el happy birthday. Teníais que haber visto a los niños, de cuatro o cinco años, intentando enseñarnos palabras en danés para comunicarse con nosotras (y también reírse un poco cuando no sabíamos pronunciar los números, los colores o los animales que venían en sus cuentos, claro). Ahí también aprendí algo de danés. Quién me iba a decir que niños menos de cinco años me enseñarían palabras de un idioma. 

Así que bueno, sacad vosotros mismos las conclusiones que queráis sobre esta entrada. ¿Que si yo os recomiendo apuntaros al curso de idiomas? Pues la verdad es que no, por todo lo que he comentado antes y también porque la gente que conozco que sí se apuntó lo acabó dejando un mes después. Yo simplemente creo que hay varias formas de aprender algunas palabras en danés cuando estás de erasmus (porque es lo único que conseguiréis de todos modos), así que es mejor que encontréis vosotros la vuestra. Y además, allí acabaréis hablando siempre en inglés, y sobre todo cuando os deis cuenta de que absolutamente todo el mundo en esa ciudad maneja el idioma de una manera envidiable, así que todo el danés que aprendáis acabaréis aprendiéndolo por placer.

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