¡¡Carnaval carnaval... carnaval te quiero!! Efectivamente, estamos en esa fecha del año que tanto mayores como niños adoran, y en mi caso tengo que hablar en pasado porque hace años que no disfruto el carnaval como cuando era pequeña, ya no me gusta celebrarlo, considero que mi tradición ha pasado más a celebrar Halloween como si del carnaval español se tratase.
Pero estoy en Bélgica, y hay que aprovechar siempre para conocer tradiciones nuevas, así que comenzamos a hacer planes de Carnaval... en un principio, mi idea desde octubre era ir al carnaval de Venecia, que poco a poco fui desechando por razones de dinero y de que nadie quería ir (es un pendiente que tengo y que espero poder cumplir dentro de un año o dos). Comenzamos pues a pensar en algo más barato y cercano, indagamos en internet y descubrimos que los mejores carnavales de la zona tendrían lugar en Maastritch (Holanda) y Colonia (Alemania), optamos por Maastritch pese a que estuve allá por octubre... pero ver las calles revestidas de Carnaval imagino que me habrían hecho ver la ciudad de otra manera, ya que no fue de mis visitas favoritas.
Sin embargo, a última hora... volvimos a declinar la idea y decidimos que ya que estamos realizando el erasmus en Bruselas pues por lo menos salir a conocer algo del país. Investigamos y dimos con muchas webs que nombraban a dos ciudades como las favoritas por el público belga debido a todos sus actos carnavalescos. Una de ellas era Aalst, y la otra Binche, de la cual hablaré en otra entrada.
Nunca había oído hablar de Aalst, pero fue nuestro destino escogido para celebrar el domingo de carnaval.
Esta ciudad flamenca, se encuentra mitad de camino entre Gante y Bruselas, al noroeste de Flandes, es famosa por su carnaval, celebrado desde hace 600 años y reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Durante esta época del año, el pueblo en sí no tiene gran cosa a destacar salvo su Grote Markt con la arquitectura flamenca ya tan conocida para aquellos que llevamos varias visitas a nuestras espaldas a Brujas, Gante, Amberes... Sin embargo, durante Carnaval se transforma y miles de personas de toda Bélgica e incluso del extranjero acuden a sus inmediaciones para disfrutar de una de las cabalgatas más sorprendentes y largas que haya visto jamás.
Es una fiesta típicamente de la calle. Con una duración de tres días, el plato fuerte tuvo lugar el domingo 15 de febrero. Todos los bares, locales, restaurantes, cafeterías, supermercados y cualquier tipo de servicios donde suministrasen cerveza estaban a rebosar de gente.
Mis amigos y yo acordamos llevar un poco el ambiente perruno y así es como todos nos disfrazamos de perros salvo uno que decidió transgredir y se disfrazó de elfo. La llegada a la estación fue un poco complicada, cada uno partíamos desde una parte distinta de Bruselas por lo que coincidir en el tren no fue tarea difícil, de hecho salimos en trenes distintos y tras pasar por aproximadamente 8 pueblos belgas, ver como los vagones se llenaban de padres con los críos disfrazados de los personajes más inimaginables (y un buen número de personas con los famosos pijamas de una pieza de Primark, como el mío), 50 minutos después hicimos nuestra parada en Aalst a las 14:00. Bajamos todos en marea humana de la estación a una plaza por la cual ya habían empezado a desfilar las primeras carrozas, puesto que el desfile había dado el pistoletazo de salida a las 13:00.
No queríamos perdernos ninguna carroza, así que seguimos al desfile para tratar de encontrar el principio, y tras 15 minutos andando por un sinfin de calles del pueblo, atravesar la iglesia y la feria, nos rendimos de tratar de encontrar la primera carroza y nos instalamos en una esquina desde la cual parecía que se veía bastante bien. Habiamos pillado la cabalgata por la carroza número 12, bueno, no nos habíamos perdido tantas si tenemos en cuenta que constaba de más de 100...
A las 20:00 tenía el desfile programado finalizar su recorrido, es decir, siete horas sin descanso desfilando por todas las calles del pueblo. No me parecía tanto si lo comparaba con las cabalgatas a las que estoy acostumbrada en España, las cuales también realizan sus recorridos durante muchas horas o las procesiones de Semana Santa, para quienes siete horas no es nada. Sin embargo, lo que no esperaba es que esas 7 horas fueran también lo que le llevaba a una persona ver la totalidad de carrozas.
Me lo había advertido una de mis amigas... así que ya iba con la idea de ver unas pocas y después tomarnos unas cervezas, disfrutar del ambiente y volvernos en el último tren de la noche ya que al día siguiente todos teníamos clase en la universidad.
No fue como esperaba para ser sincera. Tras pasar varias horas en esa misma esquina, decidimos avanzar al ritmo de la cabalgata e ir viéndola a medida que nosotros también nos movíamos, para de esta forma llegar a la Grote Markt, lugar donde se ponía fin al recorrido. Sin embargo, subestimé las dimensiones del pueblo y parecía que las calles no tenían fin. Encontramos un hueco más adelante y nos sentamos para seguir disfrutando de los asombrosos disfraces, pero el frío empezaba a hacer mella y ya eran las 6 de la tarde. Yo iba calentita dentro del pijama de Primark pero mis amigos comenzaban a tener frío, frío que ni la cerveza lograba calmar, así que a las 7 nos pusimos en marcha hacia la estación sin haber terminado de ver, lamentablemente, todas las carrozas.
Tras contar un poco mi experiencia, continúo describiendo un poco mis sensaciones y cómo eran exactamente las carrozas. En primer lugar, la sensación que me dio es que estaba todo un poco desorganizado, porque los números de cada participante (constituido por una o varias carrozas y ciudadanos de Aalst que bailaban con sus pomposos disfraces al ritmo de coreografías en su mayoría muy bien ensayadas y elaboradas) no se correspondían con el orden que se debe seguir, pasando en primer lugar el número 14, luego volviendo al 15, luego pasando al 17... y en esta línea.
Y no solo eso, sino que entre cada participante que sobresalía por su espectacularidad, sus pesados y vistosos disfraces, increíblemente originales, muy bien trabajados y supongo que sus muchos meses de arduo esfuerzo, desfilaban "mini carrocitas" por no llamarlas carros de la compra o aparatos con cuatro ruedas con apenas elaboración, tirados por personas con disfraces sin sentido y en su mayoría borrachos, creo que esto desmerecía a los verdaderos participantes del concurso.
Pero salvo esos dos aspectos a reparar, la cabalgata fue IMPECABLE, absolutamente impactante y muy muy animada que dejaba a todos los espectadores con la boca abierta. Destaca por los originales y vistosisimos trajes que portaban tanto hombres como mujeres que bailaban al ritmo de música de fiesta y puedo adivinar que los trajes pesaban una barbaridad, porque algunos llevaban hasta lámparas en la cabeza. Y en las carrozas los personajes estaban representados con formas de gigantes y cabezudos.
En su mayoría eran burlas a partidos políticos, marcas de publicidad, empresas, instituciones o sectores de trabajadores. En un primer momento nos costó bastante entender la temática porque todos los nombres y grabados en las carrozas estaban en flamenco, con lo cual no entendíamos nada. La música era toda flamenco y de dos o tres canciones que nos resultaban conocidas, las habían traducido también al flamenco. Pero pese a que apenas entendimos la temática o el sentido de los trajes, eran increíblemente visuales y apelaban a todos los sentidos. Desde luego no dejaron indiferentes a nadie.
Me gustaría destacar los que más me gustaron: desfilaron unas cuantas carrozas apelando a la fallecida Reina Fabiola, considerada como la reina del pueblo y que todos tenían muy en estima. Hay quienes podrían considerar una falta de respeto aludir hacia su persona en esta fiesta pagana, pero yo lo encontré divertido y para nada ofensivo.
Otras carrozas recreaban las atracciones de los parques temáticos, montañas rusas en las que se simulaban los bruscos movimientos que se expirementan en este tipo de atracciones. Una carroza que representaba a un producto bastante típico en Bélgica: los escargots (caracoles). Una de temática de Aladin... otra representaba las estaciones del año, otros participantes aludían a la música con disfraces hechos con CDs...
Y algo que a todo el mundo llamó mucho la atención, al menos a los españoles, es la constante alusión de muchísimas muchísimas carrozas y disfraces al sexo... una recreación de un sex shop, muñecos hinchables, prominentes pechos en la mayoría de disfraces... era una temática muy repetida, y muy transgresora. Considero que puede ser un grito a la represión que azotó a Bélgica en los años de las guerras mundiales...
Incluso otra temática que se repetía bastante era el yihadismo, con carrozas recreando los tanques islamistas, disfraces de yihadistas y terroristas, con armas de papel, cartón, de juguete o hinchables... e incluso con la repartición de panfletos haciendo burla hacia esta corriente yihadista.
Tal y como está el tema en Bélgica, no considero oportuno de haberte disfrazado de algo así, pero allá cada cual con su toma de libertades.
Y por último también me gustaría destacar otro que me llamó muchísimo la atención, una comparsa de mujeres que simbolizaban el feminismo de "Je suis Charlie" con el nombre y pancartas de "Je suis Charlewei" (o algo así) a modo de satira contra los causantes del atentado en las oficinas de Paris.
Asimismo, era difícil de crear la cantidad de hombres que iban disfrazados de mujeres, y es que al parecer también es una tradición del pueblo, así como tirar caramelos con forma de cebolla.
No olvidarme de mencionar a la cebolla, esa hortaliza que aparecía en absolutamente todas las carrozas, estandartes, y banderas del Carnaval de Aalst, y que no supimos hasta más tarde que es el símbolo de la ciudad. Este hecho se remonta a antaño, cuando la localidad estaba rodeada de campos de cebollas.
En definitiva, una forma diferente de vivir el carnaval, donde no solo se asume como forma de entretenimiento sino que también lo han tomado como forma de expresión, de burla, de crítica y de enviar un mensaje a la sociedad con los temas que invaden las páginas de actualidad.