Azores

Publicado por flag-es Elisa A.C — hace 6 años

Blog: De viaje
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En este año 2012, mis padres cumplían sus bodas de plata y yo había encontrado en Internet un súper viaje, pero mi hermano y yo no teníamos suficiente dinero para regalárselo. Así que recurrimos al resto de la familia. Todos estaban dispuestos a participar en el regalo y finalmente conseguimos los 600€ que costaba el pack para dos personas. Consistía en avión ida y vuelta: Barcelona-Ponta Delgada, y siete noches de hotel en el hotel Ponta Delgada, a las Islas Azores. En concreto a la Isla San Miguel, cuya capital es Ponta Delgada.

Les dimos el regalo a nuestros padres un mes y medio antes de la salida y les gustó muchísimo, no se esperaban algo así para nada. Ellos pensaban renovar los votos pero no hacer un viaje, y estaban como locos de alegría.

El día 21 de julio salieron de Sevilla a las 6 de la mañana, y después de un vuelo terrible con ryanair llegaron a Barcelona. Mi madre no iba nada tranquila porque nunca había volado sin billete y el papel que llevaba la hacía sospechar que era un timo. Solo se quedó tranquila cuando, en la cola para embarcar, vio que todo el mundo llevaba el mismo papel. El papel en cuestión era el bono de servicio con el vuelo, el hotel, y los traslados de entrada y salida del aeropuerto al hotel y viceversa para dos personas.

El vuelo hasta Ponta Delgada fue estupendo, con almuerzo incluido, con la compañía Sata Internacional. Aunque no pudieron ir sentados juntos, y además fue un vuelo de tres horas, la recompensa fue ir sentados en ventanilla. Al descender el avión y aproximarse a la isla, y pasar las nubes bajas que siempre la envuelven la vista fue espectacular. Los lagos, los cráteres, las montañas y los islotes que tanto habían buscado en Internet aparecieron por fin y superaban con creces lo que esperaban encontrar.

Al llegar a San Miguel eran las 6 de la tarde, dos horas menos que en España. Había una temperatura de 20 grados pero una humedad del 100% que ahogaba.

A San Miguel la llaman la isla verde, y ya podéis imaginaros por qué; todo es verde y húmedo y los senderos y lindes de los campos son hortensias azules y rosas.

Al llegar al aeropuerto los tour operadores los recogieron y llevaron al hotel Ponta Delgada. Está situado en la Rua Joao francisco Cabral, 49. La habitación era muy grande con un balcón a la calle, con una mesa y dos sillas. Rápidamente cogieron la cámara de video y salieron a recorrer la capital. Todas las iglesias y monumentos a esa hora estaban ya cerrados, así como los comercios y se dedicaron a pasear por el puerto. Había unas piscinas naturales donde la gente se bañaba gratuitamente. Habían construido unos escalones en la piedra y los bañistas bajaban hasta el agua por ellos o se sentaban allí a tomar el sol.  En el puerto había muchos restaurantes y bares que ofrecían mariscos y lapas, plato típico azoriano. Volvieron por la avenida Infante dom  Henrique hacia la plaza 5 de outubro. Allí había músicos en una carpa para la música y cacharritos de feria y decidieron quedarse a cenar allí al aire libre. Tomaron cerveza y comieron lapas grelhadas, vitela y chourizo con ananás.

Volvieron caminando al hotel, pasando ante el Forte de San Bras, construido en el año 1552 de planta poligonal y precedido de una escultura del Emigrante del año 1999; en sus dependencias está previsto instalar un museo militar.

Al día siguiente desayunaron en el hotel, en un bufé bastante bueno y volvieron a patear la ciudad, empezando por lo más cercano: la Iglesia de San José. Esta iglesia está situada en la plaza 5 de outubro, vulgarmente llamada de San Francisco, era originalmente franciscana llamada de Nossa Senhora de Conceiçao, originaria del siglo XVI. Tiene una elegante fachada plana de tipo palaciego, iniciada en 1709, consta de un pórtico a la romana y paneles labrados que cuentan la vida del santo fundador. El interior es elegante y suntuoso dividido en tres naves, que configuran una planta prácticamente de salón separadas por arcos sostenidos sobre pilares cuadrados. Hay altares barrocos llamando la atención los de piedra que se hallan sostenidos por niños atlantes y en algún caso tiene policromía.

La capilla mayor está revestida de azulejos que relatan la vida de San Francisco y el Nacimiento de Cristo, además de la talla dorada. Hay algo curioso, exótico y tropical: representaciones de papagayos y angelotes jugando entre la floresta y lanzando flechas, en un retablo colocado frente al de Santa Quiteria. El órgano es una obra hecha en Lisboa, muy rica del año 1797. Siguiendo por la plaza 5 de outubro encontraron la ermita de la Señora das Dores y el Hospital de la Santa Casa da Misericordia, y justo en frente una casona preciosa del siglo XVIII con cresterías.

En esta plaza se celebra las fiestas del Santo cristo, el quinto domingo después de pascua y es la fiesta más importante de Ponta Delgada.

Siguiendo por la avenida Infante Don Henrique, más conocida como Marginal, fue inaugurada 1956 y está situada en los que fueron los históricos embarcaderos arrasados en su día por el mar. Fue mejorada en décadas posteriores, consta de un paseo marítimo adornado con metrosideros y lleno de terracitas cafeterías, heladerías, restaurantes, y tiendas con recuerdos náuticos. De aquí sale un barco cada día para avistamientos de ballenas y delfines llamado Movidic y mis padres lo contrataron para el último día de su visita a la isla.

No existe protección natural en el paseo marítimo y se realizó un largo muelle en 1861, prolongado con un dique protector, acabado en 1965. Hay una parte dedicada a la zona comercial náutica donde también atracan los buques de la armada y otra parte mucho más pequeña, donde atracan las embarcaciones deportivas.

Siguiendo por la Marginal llegaron hasta la Iglesia de San Pedro, barroca, de planta octogonal, con una gran escalinata y rodeada por entero de un atriomirador. Tiene numerosos exvotos marineros, los micaelenses son sumamente religiosos. Junto a esta iglesia está situado el Hotel San Pedro que en 1812 fue residencia georgiana del americano Thomas Hikling y también encontramos el tribunal de contas en el Palacio do Canto perteneciente al siglo XVIII.

 

El segundo día decidieron dedicarlo a los parques botánicos. Después de un buen desayuno empezaron a andar por calles estrechas y paralelas en sentido transversal a la línea de la costa. Pasaron junto al recogimiento de Santa Bárbara del siglo XVIII y el museo Carlos Machado que ocupa desde 1930 el antiguo convento de Santo André, aunque Carlos Machado ya tenía la colección creada 50 años antes. En la fachada del museo llama la atención una torre mirador nueva con celosías y tres ventanas, preciosamente decoradas que iluminan el coro alto. Entramos primeramente en el patio del convento y vimos una fuente en el centro y las salas protegiendo a la sección lapidaria, en ellas destacan diversas secciones en basalto que plasman la historia de las islas (1774-1845). Alrededor del patio están dispuestas las salas de etnografía, están dedicadas a los oficios (pesca, alfarería, y cultivos de cereales y lino). Se reproduce la vida cotidiana micaelense, hay que señalar una colección de muñecas en barro pintado y lienzos de Domingo Rebelo (1891-1975) que nos cuenta cómo era la vida tradicional en la isla. Una decorativa reja barroca separa el patio de la clausura del templo.

En la primera planta está el arte sacro, cuatro tablas del taller Vicente Gil y Manuel Vicente, representan el martirio de Veríssimo, Masima y Julia, con paisajes lisboeta, cristos, belenes, pintura barroca de Coelho da Silveira y Pereira Lusitano. Existen salas con retratos de artistas portugueses contemporáneos como Domingo Rebelo que se formó con Picasso y Duarte Maia, premiado en la Exposición de París.

En la parte más alta está la sección de historia natural.

Allí se plasma el interés de los naturalistas de la época, siglo XIX, por las islas Azores, como el príncipe Alberto de Mónaco (abuelo del actual) que querían explorar el océano Atlántico y ver si Darwin estaba en lo cierto o no. Hay aves, pájaros, peces, monos, bueyes enanos de Corvo, todos disecados.

Finalmente encontramos una colección de entomología, arácnidos, crustáceos, arácnidos, minerales y rocas. De aquí se fueron directos a almorzar.

Muy cerca del museo, siempre hacia el este, siguieron por la Rua de San Joao con balcones de hierro, preciosos hasta el Teatro Micaelense que ahora  es el Palacio de Congresos. Mas adelante está el Mercado. Creo que esto es lo que más gusto a mi padre en todo el día: fruta, verduras y hortalizas impresionantemente grandes, piñas cultivadas a pocos kilómetros llenaban el mercado. Y la parte del pescado tenía la mayor variedad de especies que habían visto nunca. No puedo decir nombres porque sólo conocían las sardinas y eso que vivimos en Huelva y mis padres entienden bastante de pescado fresco. También había tiendas de quesos exclusivamente, muchos tipos de quesos azorianos, desde frescos hasta quesos viejos curados. Vieron tiendas de licores de fruta fabricados en la isla; una fábrica muy conocida es mulher do capote. Los había de piña, maracuya, etc. por supuesto compraron varias botellitas que, os aseguro, estaban buenísimo. También compraron pimenta moida: es una salsa roja picante que contiene únicamente guindilla triturada y agua, se usa como salsa para acompañar quesos frescos y también a las lapas greladas.

Siguieron hacia la Iglesia de Graça construida en el siglo XVII, hoy en día es el auditorio municipal, delante de la fachada podemos ver un busto de Luis de Camoes y una gran escalinata.

Sobre un altozano esta la ermita de Mae de Deus, próxima al campus de la universidad donde encontramos el primer parque botánico. Este parque honra la memoria de Antero de Quental, su busto está colocado entre dos alegorías del Sentimiento y la Razón y dos sonetos. Fue un gran poeta, se suicidó en un banco público que hoy en día está marcado con un ancla, junto al convento de la Esperanza en 1891, nació aquí en 1842.

Más adelante llegaron a la iglesia de Todos los Santos, de fachada barroca inacabada por la expulsión de los jesuitas en 1750. Tiene tres altares en la cabecera y un arco triunfal recargados, de talla dorada llena de motivos vegetales, conchas y columnas salomónicas.

Hay otras dos placitas sin tráfico llenas de árboles y flores, el Centro Municipal de Cultura y la iglesia da Conceiçao y la Escola Antero de Quental, antiguo palacio da Fontebela del 1839, cuenta con un quiosco con terraza. Seguimos y nos encontramos la ermita de San Gonzalo  y dos parques botánicos. El parque José do Canto es de pago pero merece la pena entrar por  2 €. Está poblado de especies exóticas, hasta 3000 diferentes, plantadas desde 1840 un poco a la buena de dios. Al fondo del parque encontramos un palacio del siglo XIX, ahora es una residencia para turistas. Perteneció a un americano que comenzó a plantar el parque, que promovió el cultivo de piña y té en la isla.

A la izquierda de la entrada vemos la ermita de Santa Ana, del siglo XVIII y a su izquierda la residencia del presidente del Gobierno Regional rodeados de jardines.

El parque Antonio Borges es de libre entrada,  es el más visitado y está mejor cuidado, es propiedad municipal desde 1957. Es una superficie estrecha y alargada, el busto del patrocinador la preside (1812-1879), se reparten ficus, alcornoques, acacias, eucaliptos, tuyas, dragos, araucarias o podocarpos, yucas y otras palmeras y un lago de grutas artificiales.

Desde la ermita de la Trinidad, inmediata al parque, mis padres siguieron hacia el pazo de Santa Catalina, desde su escalinata se ve la plantación de tabaco de la fabrica de la Estrela.

Terminada la visita a San Miguel tocaba el resto de la isla con sus lagunas formadas en cráteres milenarios. Decidieron alquilar un coche en la oficina de alquiler Ilha Verde. Les recomendaron un Clío gris metalizado de gasoil, ya que es mucho más barato que la gasolina. De todos modos quiero aclarar que si lo hubieran alquilado con antelación por Internet les hubiera salido más barato y habrían tenido mas modelos para escoger.

Así que con el Clío fueron  hacia la Faja de Baixo,  a poco más de un kilómetro al norte  de la ciudad. Allí vieron la iglesia da Senhora dos Anjos de finales del siglo XVIII, con planta octogonal y una fachada preciosa, y gran cantidad de quintas del siglo XIX.

Entraron en la plantación de las celebres piñas, cultivadas en invernaderos de cristal. Las piñas tienen denominación de origen, dicen que son las más ricas del mundo y notros también pensamos eso, son más ricas que las de Costa Rica o Ecuador. Son cultivadas en lechos calientes de materia vegetal sin fertilizantes químicos ni pesticidas.

La plantación fue introducida

 como planta ornamental a mediados del siglo XIX. Las primeras explotaciones de carácter industrial y comercial surgen en la década de los 60 del siglo XIX. Actualmente en Ponta Delgada se concentra el mayor número de estufas (invernaderos) todavía en actividad. Las estufas son en su mayoría de forma rectangular, cubiertas de vidrio calado formando dos aguas con una inclinación aproximada de 33 grados calentadas por el sol. Las ventanas sirven para regular la temperatura y airear el interior de las estufas. Una estufa está dividida en tabularios separados por un carril de piedra. La primera parte del cultivo de piña comienza en "estufín", una estufa más pequeña donde se plantan los bulbos escogidos. Son colocados en una tierra a una distancia de 10 cm una de otra. Con riegos constantes y una temperatura de 38 grados, al cabo de un mes despuntan los brotes y se transplantan a una estufa.

La tierra de las estufas se llama cama y está compuesta de varias capas de tierra ya usada anteriormente, rica en materia  orgánica.

Ya en las estufas se plantan a una distancia de 60 cm unas de otras y cada planta dará un solo fruto. Después de la plantación definitiva se riegan abundantemente durante dos semanas. Los riegos van disminuyendo progresivamente durante el crecimiento de la planta  y el fruto hasta ser eliminados por completo durante la maduración del fruto.

Cuatro meses después de la plantación definitiva se lleva a cabo la operación del "humo". Esta operación fue descubierta por casualidad, funciona como una intoxicación de la planta, lo  que obliga a todas las plantas a florecer al mismo tiempo permitiendo así  una cosecha más homogénea. Al final del día, en recipientes adecuados se queman restos de modo  que se produzca un espeso humo que llena toda la estufa. Al día siguiente se abren las ventanas para airear el interior. Esta operación dura ocho días aproximadamente, dependiendo de la estación del año.

Por término medio el ciclo completo de cultivo de las piñas de las Azores dura 18 meses y el resultado final es un fruto de características únicas reconocido como la mejor piña del mundo.

Como es de suponer mis padres compraron una piña en la plantación a pesar de ser más caras que en el Mercado de Ponta Delgada,  así como adornos fabricados con huesos de ballena.

Posteriormente siguieron hacia Faja da Cima situada a dos kilómetros. Aquí vieron el templo neogótico de la Senhora da Oliveira del siglo XIX. Al norte hay un área de recreo  en la Reserva de Recreio do Pinhal da Paz, aquí crecen pinos y numerosas variedades de azaleas que flanquean los caminos a lo largo de 15 km, camelias, helechos, criptomeras, hayas, palmeras, cactus, acacias y bambú.

Les quedaba por ver una parte de Ponta Delgada. La parte baja empieza en la Praça de Gonçalo Velho Cabral con su estatua situada allí desde 1935, es muy parecida a la Plaza del Comercio de Lisboa pero en pequeñito. Tiene unos arcos llamados las Portas da Cidade de 1783. Hasta este punto llagaba el mar. Tras ellas esta la torre de la iglesia matriz, desde el siglo XIX cuenta con un reloj. Aquí está la parada principal de taxis.

Sigue a esta plaza una más pequeña con una fuente con una estatua del arcángel San   Miguel de 1955 que es el patrón de la isla y en ella está también el consistorio de los siglos XVII y XVIII con una torre del 1724.

Donde hoy en día vemos la iglesia matriz, había una capillita dedicada a San Miguel tras  una epidemia de peste. Su portada  es de estilo manuelino con los tonos blanco y negro típicos de casi todas las iglesias de la isla, el negro es la piedra de basalto de origen volcánico y el blanco es caliza traída del continente. En un lateral tiene dos medallones con las caras de Don Joao III y la reina Dona Catalina. En el interior hay tres naves con retablos joaninos de talla dorada. Desde la sacristía llegamos a un pequeño museo con vestimentas sacerdotales bordadas del Obispo de Exeter del siglo XIV. Los domingos las lecturas en las misas se hacen en inglés y portugués.

Tirando hacia el mar llegaron a la plaza Vasco da Gama, decorada con una fuente de hierro fundido en la que se ven cuatro tritoncitos niños que van montados en tortugas y una figura alegórica de la Alegría. Enfrente encontraron la Alfandega (aduana) .Seguidamente, el Campo de San Francisco,en su cara opuesta al mar está el Convento da Esperança de 1541 con una gran torre de planta cuadrada con celosias. Al pie de esta torre hay una estatua conmemorativa de la Madre Teresa da Anunciada (1685-1738), fue una monja española que promovio el culto al Santo Cristo que se venera en su interior. Mis padres no pudieron visitar el camarín porque el horario es reducido, pero pudieron verlo a traves de una celosía de madera y la imagen del Santo Cristo los impresionó mucho tanto es así que quieren volver para verlo en procesión. Tiene lugar el quinto domingo  después de la Pascua de Resurrección,el Señor sale a la calle en andas por las calles adornadas con alfombras de flores y se ilumina el Convento y todo el Campo de San Francisco.

El Convento da Esperanza está decorado con azulejos azules lisboetas de Antonio de Oliveira Bernardes nacido en el siglo XVIII.

El Santo Cristo está siempre rodeado de fieles y monjas  rezando; representa al Ecce Homo de medio cuerpo, fue donado por el papa Pablo III en el siglo XVI. Posee una corona de espinas con incrustaciones de diamantes y rubíes que simulan gotas de sangre y las potencias son de oro y plata. Hay un pequeño museo donde se pueden ver las capas donadas por fieles, piezas del tesoro y objetos personales de Madre Teresa.

Las calles de Ponta Delgada son preciosas, están adoquinadas con piedra basáltica negra y caliza blanca y forman mosaicos, algunos con motivos marineros. Las calles conservan el antiguo nombre en placas azules junto al actual en placas blancas. Hacen un contraste muy bonito con las fachadas igualmente blancas y negras.

 

Hoy tocaba visitar el sector occidental de la isla y las espectaculares lagunas Verde y Azul. Se montaron en su Clío alquilado y tomaron dirección al aeropuerto internacional Joao Paulo II    , pasando por Relva; un pueblo precioso, con sus casitas colgando en un acantilado y con el problema de que cada vez que amplían el aeropuerto le roban terreno.

Ahora se bajaron en el mirador do Caminho Novo. Esto lo harán apartir de aquí miles de veces, sin exagerar ya que la isla está llena de miradores que no se pueden pasar por alto.

Siguieron ascendiendo hacia el miradouro do Carvao, desde aquí podemos ver el mar al norte y al sur de la isla. Seguimos hacia Lagoas Empadadas y mas al norte, Lagoa do Canario. Desde lo más alto llegamos a la Caldeira das Sete Cidades y seguimos hacia la derecha,  hacia los miradores de las Lagoas Azul y de Santiago.Dirección Ferreiras buscamos el mirador con la vista mas hermosa de la isla: Vista do Rei. Como mi madre temía, ya que había niebla desde que salieron del aeropuerto, la visibilidad era escasa por no decir nula. Descendieron a Sete Cidades y se conformaron con ver los lagos desde la orilla, aunque llovía y hacía viento. Cruzaron el puente que separa las dos lagunas y vieron porqué  la Laguna verde se llama así; esta llena de algas que le dan ese color. Sete cidades está ubicado al pie del gran Lago Azul en lo más hondo de un gran cráter y rodeado de numerosas lagunas menores. La actividad del volcán empezó hace 250000 años.

Es un pueblo  pequeñito con viviendas de una sola planta, con un huerto y jardín, hórreo y gallinero, con una vida tranquila y sencilla (a pesar de ser uno de los parajes más bonitos del mundo) que los turistas no alteran.

 

Cuenta la leyenda que estos dos lagos se formaron en el cráter de un volcán que entró en erupción e hizo desaparecer siete ciudades para evitar a los marineros que querían apoderarse de sus riquezas.

El pueblo  cuenta con dos bares muy buenos para comer comida típica y económica. Para dormir no hay hoteles,  pero sí casa que se alquilan.  Junto al colegio está la iglesia de San Nicolau de 1857, antes de entrar hay un paseo de criptomeria.

Las dos lagunas forman una especie de ocho. Cuenta la leyenda que se formaron por las lágrimas de dos amantes, él era un pastor y ella una princesa a los que impidieron amarse. Están bordeadas por montañas con altitudes entre los 440 hasta los 850 m de altitud. EL Verde es el más pequeño, tiene un área de 905064  metros cuadrados. Por un sendero peatonal entre bosques se puede bordear en unos 45 minutos.

El Lago Azul tiene un área de 3917764 metros cuadrados. En 1937 se hizo un túnel subterráneo para evacuar agua y, así evitar las frecuentes inundaciones. Este túnel mide 1200m y puede recorrerse en época seca acompañados de un guía.

Un puente separa las dos lagunas, puede cruzarse en coche y llegamos a la zona residencial del Cerrado das freiras y se continua haciendo senderismo. Los senderos se pueden hacer, sin dificultad , en bicicletas que podemos alquilar en el pueblo.

Existen otras lagunas más pequeñas. Siguiendo senderos de helechos arborescentes llegamos, después de 2 km, al mirador sobre la Lagoa de Santiago (a la derecha del camino). Está en un cráter  completamente circular y muy hondo y rodeada de bosques de laurisilva y criptomerias. Su nombre es castellano (en portugués sería San Tiago). Esto es debido a que los primeros conquistadores eran españoles procedentes de Canarias y rezaban a Santiago  Apóstol por el miedo  que les producía la profundidad del lago que creían era la boca del infierno. Se puede descender hasta la orilla por un sendero de 35 minutos ida y vuelta. Mis padres no lograban ver con claridad por donde trascurría el sendero, la frondosa vegetación lo tapaba en parte del recorrido, además llovía y decidieron no arriesgarse. Siguieron ascendiendo por la carretera y llegaron al mirador do Cerrado das Freiras, desde el que se contempla la Lagoa Azul, pero esta vez a la izquierda.

Se bajaron del coche y , andando por un difícil camino,  llegaron al mirador de la Lagoa Rasa . Volviendo al coche,  al llegar hasta lo más alto, se llega a un cruce. Un kilómetro a la derecha llegaron de nuevo a Vista do Rei. Es el mirador con la imagen típica de la isla, pero seguía la  niebla y no pudieron ver nada. El mirador se llama así porque cuando los reyes Don Carlos y Dona Amelia, en 1901, lo contemplaron, dijeron que nunca habían visto un paisaje tan hermoso. Estas nubes bajas con las que toparon mis padres son frecuentes en la isla. Se recomienda llamar por teléfono al pueblo para saber la visibilidad de ese día en concreto. En un día despejado, 300 m más abajo se observa La Laguna verde en primer plano, el puente que las separa y La Laguna Azul al fondo.

Volviendo al cruce y girando a la izquierda encontramos en primer lugar La Laguna del Canario, hay una puerta metálica con el horario de apertura. Pasamos y llegamos al mirador de la Grota do Inferno, sobre las lagunas mayores. Por unas escaleras llegamos a la orilla.

A 1 km, en el conjunto de Las Lagoas Empadadas está el acueducto das Nove Janelas y La Lagoa do Pau Pique. Otros lagos se pueden visitar en los alrededores pero no se puede ir en coche.

Haciendo senderismo hay dos itinerarios regulados que rodean el cráter de Sete Cidades  por la parte alta. El primero va desde el mirador de la Vista do Rey hasta el mirador de Cumeiras, son 7 km.

El segundo recorrido empieza en Mata do Canario, pasa por el Pico da Cruz a 845 m y descendemos hasta Lagoa Azul y concluye en Sete Cidades, en total 7,5 km.

Saliendo ya de este paraíso, contemplado a medias por el mal tiempo, siguieron más hacia el oeste y luego subiendo hacía el norte llegaron a Mosteiros. Significa monasterios pero no se sabe porqué lleva ese nombre ya que nunca hubo monasterio alguno. Es un pueblo marinero, donde lo más llamativo son sus piscinas naturales que entran en el mar, formadas en  las coladas de lava de pasadas erupciones. Son de un color negruzco debido a la piedra de basalto, y en ellas la gente coge lapas y se baña.

Siguieron hacia el sur, hasta el Pico de Mafra, con una vista muy bonita del pueblo, y cuatro islotes. A cuatro kilómetros al sur se llega a la Ponta do Escalvado, es un mirador desde el que se ve la costa entre las Puntas da Ferreira y dos Mosteiros. Siempre bordeando la costa, a 2 km bordeando el volcán das Camarinhas, llegaron a Ferreira con un faro del año 1901. La carretera es empinada y peligrosa. Llegaron a la zona  de baños, situada al pie de la Punta Ferreira. Hay una cala rodeada de lava negra y el agua es más cálida ya que fluyen aguas termales. La puesta de sol es espectacular.

Bajando hacia el sur pasaron por las aldeas de Joao Bom, aquí desagua el túnel procedente de la Lagoa Azul para desembalsar agua y evitar inundaciones.

Volviendo de nuevo al norte llegaron a Bretanha con una bonita iglesia.

Siguieron entonces hacia el este, siempre bordeando la costa, y llegaron al mirador de Remedios. Continuaron por Santo Antonio hasta Ribeira Grande. Esta bonita ciudad sufrió mucho en la erupción de 1563 en La Lagoa do Fogo. Un año después hubo una gran riada. Y en 1680, un terremoto. Fue reconstruida por completo y adornada con monumentos y se creó una importante actividad económica. Es la segunda ciudad, después de Ponta Delgada, más poblada de San Miguel. Tiene una zona muy abandonada que coincide con la fachada que da al mar y la desembocadura del río; sin embargo,  el casco antiguo y la ribera son preciosos para pasear.

La desembocadura de la ribera ha provocado,  a lo largo de los años, muchos daños; se producen torrentes que arrastran cantos que se depositan al borde del mar y son visibles a simple vista. Por eso no se recupera la fachada marítima, sólo hay humildes casas de pescadores colocadas aquí y allá. Esto hizo que los habitantes fueran hacia el interior de la ciudad y el casco antiguo está ubicado a 500 m de la costa, dividido por el río y comunicado por dos puentes del siglo XIX.

Hay un parque muy bonito, da Ribeira dos Moinhos, con senderos y flores muy acondicionado para la infancia.

En la plaza de la Cámara Municipal hay un parquecito de metrosideros y un mirador sobre la ribera, una torre de planta cuadrada con reloj y adornada por cretarias. En la fachada de la Cámara Municipal hay un gran pasadizo abovedado, se accede por una gran escalinata, data de los siglos XVII y XVIII. En la parte posterior de la fachada hay una ventanita de estilo manuelino. En su interior hay una galería con todos los retratos de los jefes de estado constitucionales. Al otro lado de la calle está la iglesia do Espíritu Santo. La fachada es rococó, de doble puerta y muy decorada.

Hay una placita dedicada al vicario Dr. Gaspar Frutuoso (1552-1591) ,historiador, poeta y autor de las Saudades da Terra ( añoranza de la tierra). A través de de una gran escalinata llegamos a la iglesia matriz de Nossa Senhora de Estrela construida entre los siglos XVII y XVIII ,está rodeada de metrosideros y alcornoques con una vista preciosa del mar. Hay un pequeño museo en la sacristía con piezas cotizadas como orfebrería, un tríptico flamenco y tallas. En el coro alto podemos ver el teatrillo o Arcano de Madre Margarita del Apocalipsis, del siglo XIX; estuvo esta monja 20 años construyendo una casa de muñecas con harina de arroz, goma arábiga, vidrios, cartulinas y telas, recrea pasajes bíblicos.

Al norte, sobre un acantilado desde el que se domina el océano, está construida la ermita de Santa Lucía. Otra ermita es la de Santo Andre, construida cerca de las poças para el baño.

Cruzamos el puente superior que termina junto al Teatro Ribeira grandense, de 1933. Llegamos a la iglesia de la Conceiçao, del siglo XVII, también visitaron el mercado de hierro, del siglo XIX y , saliendo ya de Ribeira Grande, el Convento de San Francisco, barroco y usado hoy en día como hospital.

Visitaron también el Museo Municipal, es del siglo XVIII y cuenta con la capilla de San Vicente. En sus salas hay una colección de piezas arqueológicas y un curioso belén conocido como do Sehor Prior, con figuras en movimiento, Siguieron recorriendo calles y capillitas, viendo fachadas barrocas negras y blancas típicas, y con azulejos del Santo Cristo y de la Virgen. Pudieron catar licores en la fábrica de licores de Eduardo Ferreira, una de las más importantes de las Azores.

Un sitio económico para dormir es la Casa Santa Rita. Y para comer tenemos el Alabote Bar, con unas cataplanas riquísimas.

Desde aquí se accede fácilmente a la Lagoa do Fogo en las montañas de la Serra do Pao.

SECTOR CENTRAL.

Un poco desilusionados por no haber visto como querían las grandes lagunas Verde y Azul , esperaban tener buena visibilidad en la Lagoa do Fogo. Saliendo de Ponta Delgada por la costa sur ,a través de la ER 1,  pasando por  San Roque y Lagoa , llegan a la playa de Caloura, con una arena fina y blanca, el agua del océano está a unos 22 grados y es ideal para bañarse todo el año.

Atravesaron la Ponta da Galera, por su embarcadero continuaron  hasta las piscinas naturales, siguiendo en coche llegaron Ribeira Cha.

El pueblo siguiente es Vila Franca do Campo. Fue la primera capital de la isla y se destruyó con el terremoto de 1522 y la erupción de Lagoa do Fogo en 1563. Fue reconstruida pero no volvio a ser capital, y hoy en día es una hermosa localidad. En la parte alta de la ciudad están los monumentos más importantes, entre ellos está la iglesia de San Pedro del siglo XVIII. Podemos ver en dirección al mar, talleres de alfarería con cerámicas llamativas por su color negro. Encontraron el Museo de Olaria,  con restos arqueológicos, piezas de alfarería y El horno comunal de loza de Manuel Jacinto Carvalho , y el horno y taller de Antonio Batata, ambos del siglo XIX.

Siguiendo por la calle Teofilo de Braga llegamos a la iglesia matriz de San Miguel, reconstruida posteriormente a 1522. La fachada es entera negra de basalto, contiene tres naves, todas ellas de estilo gótico, la capilla mayor está adornada por azulejos y adornos manuelinos, hasta las pilas de agua bendita son de basalto negro.

Frente a ella vemos la iglesia da Misericordia, con una gran escalinata,  pertenece a los siglos XVII-XVIII, tanto su fachada como el hospital anexo son de estilo barroco.

Junto al ayuntamiento hay un bonito parque con grandes ficus, palmeras y grandes árboles mexicanos.

La Cámara Municipal es del siglo XVIII  y frente a ella encontramos una estatua en bronce de Gonzalo Vaz Botelho o Grande, fundador de la ciudad, y una fuente con surtidores. La fachada tiene una doble escalera y una torre de planta cuadrada con reloj, muy parecida a la de Ponta Delgada.

Seguimos por la rua Conego Sena Freitas, llegamos a una gran terraza abierta al mar en la que encontramos la ermita de Santa Catarina, de estilo barroco y el monumento de Henrique o Navegante. Hacia el oeste vemos una playa de arena negra y el Castelinho das Taipas. El paseo marítimo está  en la rua Vasco da Silveira, con farolas verdes y metrosideros alternos. Al final está el embarcadero Cais de Tagarete, donde se coge el barco hacia ilheu da Vila (islote de la villa).

En una punta del puerto está el fortín do Tagarete, un hotel ,una playa blanca regenerada y un parque acuático.

El convento de San Francisco, del siglo XVIII, dedicado a la Senhora do Rosario, tiene un precioso altar mayor decorado con sirenas. Ha sido convertido en hotel y,  lo que fuera el huerto, hoy es un parque público.

El convento de Santo Andre desapareció como tal y sólo conserva su iglesia de dos naves, con altares barrocos y azulejos del siglo XVIII y preciosas pinturas en el techo pertenecientes al  siglo XVII.

Frente a esta iglesia se alza un monumento a Bento de Goes, misionero jesuita nacido en Villa Franca do Campo que viajó a Catai. Cerca encontramos el Museo de Vila Franca y la cochera de los Botelhos. Otros museos que encontramos en esta ciudad son  los de Agua d´alto de 1911, con una central hidroeléctrica da Praia y Ribeira Seca, con el molino San José.

 Cogemos el barquito hasta Ilheu da Vila. Es un crater de volcán de 150 m de diámetro,  se ha convertido en piscina natural poco honda y de agua caliente. Desde 1983 este bonito islote es reserva natural. Y existen carteles anunciando el respeto hacia la flora y la fauna.  El barquito funciona entre Junio y Octubre y hace varios viajes al día.

No podemos dejar de visitar la ermita de Nosa Senhora de Paz del siglo XVIII. Se accede por una gran pendiente de 2 km. Tiene una escalinata adornada con azulejos y sirve de mirador sobre el islote, la villa y los invernaderos de piñas y los campos de cultivo que la rodean.

A 6 km hacia el nordeste,  entre praderas de criptomerias,  podemos visitar Lagoa do Congro. Por un sendero  a pie bien señalizado podemos llegar a la orilla  del lago. Es un camino de ida y vuelta de hora y media. Puede hacerse a pesar de ser una propiedad privada.

Hay una laguna más pequeña , Lagoa de los Nenúfares,  pero la señalización es bastante mala y el sendero se pierde entre la vegetación. Esto hace que sea sumamente tranquila  ya que recibe muy pocas visitas.

Siguiendo hacia el este llegamos a Ribeira das Tainhas,  donde visitamos invernaderos de piñas, y Ponta Garça con un faro con vistas espectaculares en días despejados.

PLATOS TIPICOS Y FIESTAS.

 

De Villa Franca do Campo destacamos la repostería, en especial las queijadas; riquísimos pastelitos de queso. Sus talleres de artesanía, de flores artificiales, bordados y encajes. Y entre sus fiestas están las del Santo Cristo dos Milagros y San Miguel Arcanjo (ambas en el mes de mayo), la procesión do Trabalho (en septiembre), San Joao (en junio) y Bon Jesus da Pedra (en agosto). Para los más jovenes hay un gran parque acuático, el Atlantico Splash.

GORREANA.

Volviendo hacia la EN 2-1 vamos hacia Gorreana. Es la única plantación europea de té. Un señor muy amable enseñó a mis padres todo el proceso de plantación, recolección,  secado  y embasado de té. El té puede ser distinto según la hoja de la planta que cortemos. El  preto (negro) es de la última hoja, suave y con poca teina. Orange-Pekoe, procede de las hojas más tiernas y es ligero y aromático. Pekoe, es de la segunda hoja,  más fuerte pero menos aromático . Y el verde que es fuerte y contiene mucho tanino.

La fábrica de Cha (té) Gorreana fue fundada en 1883 por la familia Gago da Camara, consta de 45 hectareas de plantación y produce,  aproximadamente, 40 toneladas de té al año  y  no emplea ningún tipo de productos químicos.

La maquinaria es del siglo XIX, muy rudimentaria y sencilla incluyendo simples cepillos de escoba. Hay hornos,  cubos de cinc y un fuerte olor a té impregnando el aire y se queda en el pelo y la ropa. En la planta superior están los distintos secaderos,  soleados y con calefacción, por los que van pasando las hojas hasta su completo secado.  Luego se pesa y se embasa. A la salida hay una tiendecita donde mis padres compraron té de todos los tipos y degustaron también. Luego pasearon por senderos señalizados entre los kilómetros que ocupa esta preciosa y aromática plantación.

Desde aquí bajaron a la localidad marítima de Porto Formoso.

PORTO FORMOSO.

Este precioso pueblo está colgado de un acantilado. Pertenece a Ribeira Grande. Descendemos a la playa dos Moinhos, muy pedregosa. La iglesia parroquial es típica ,con torre del  reloj de base cuadrada y fachada blanca y negra. Desde el mirador contemplamos una playa blanca donde los pescadores reparan sus redes y barcas y es apta para el baño. Hay un fuerte en ruinas: Nossa Senhora da Graça. Hay rutas a pie entre Ponta Formosa y por toda la bahía repleta de flores y vegetación.

No hay donde dormir en Porto Formoso, el lugar más cercano es a 9 km en Lomba da Maia.

Para comer tenemos el Cantinho do Cais, con riquísimos platos de pescado.

A 1 km de Porto Formoso, por una carretera local llegamos a San Bras. Es un pueblecito tradicional. La iglesia tiene dos torres idénticas y se caracteriza por estar rodeado por completo por campos de maiz.

Seguimos hacia Lomba da Maia (pueblecito blanco y acantilado) , parándonos en los distintos miradores: Salto do Cabalho, Salto do Farinha entre otros.

A 4 km llegamos al balneario de Caldeiras, ascendemos hacia Caldeira Velha y llegamos  a  la espectacular y única Lagoa do Fogo, en dias despejados es la vista más impresionante de la isla, y así fue para mis padres ya que no vieron Vista do Rei y rezaban para poder ver ésta. Hay distintos senderos que llevan al pie de la lagoa. Conviene llevar calzado cómodo  y  agua, pues es un poco duro. Alto Barroso es el pico más alto de la isla, 947 m, y desde él divisamos la costa norte y la costa sur. Mis padres vieron claramente la costa sur pero la costa norte era impresionante ya que era difícil distinguir el cielo del mar. Bajaron a la laguna.  El descenso de 600 m fue duro,  ya que eran escalones hechos en el terreno serpenteante y largo pero al llegar abajo comprobaron que merecia la pena. Bordearon  parte de la laguna para verla desde distintos lados y se quedaron maravillados. Descansaron un poco y subieron como pudieron, ya que la subida fue mucho peor.

LAGOA.

Siguieron hacia Lagoa, llamada así por haber tenido una laguna hoy inexistente. No puede dejar de visitarse su fábrica de cerámica Vieira fundada en 1862, produce azulejos de estilo antiguo, pero la fábrica cuenta con la última tecnología y podemos visitar tanto las instalaciones como su museo y tienda.

Paseamos hacia la iglesia matriz da Senhora do Rosario, construida entre los siglos XVI y XVIII. Cuenta con esculturas de Machado de Castro. Bajamos al puerto y vamos admirando las Varandas do Rosario, precioso edificio del siglo XVIII. Cuenta con  un embarcadero  y en él podemos hacer surf, alquilar equipo y dar clases prácticas y también alquilar canoas. También aquí encontramos piscinas municipales de lava negra y roca.

Siempre bordeando el mar hacia el este,  por el Largo de Dom Joao III, llegamos a la Camara Municipal, es del siglo XVII pero también tiene una parte moderna.

Cerca visitamos un molino y la iglesia de Santa Cruz construida entre los siglos XVI y XVIII con una vista preciosa de su torre cuadrada con campos de maiz y el mar al fondo.

El museo de Lagoa está dividido en tres zonas; una dedicada al belén,  otra que es un taller de toneles y una tercera que es la tienda de Ferreiro Ferrador.

En la parte norte de la ciudad vemos el convento de San Francisco, del siglo XVII, con un hermoso ventanal barroco rodeado por dos columnas salomónicas en la fachada.

Mirando al océano está la ermita da Senhora do Cabo del 1675. En su interior las paredes son de azulejos.

Hace poco se inauguró una oficina vulcanológica. Aquí se formó Furna da Baleia a partir de un rápido enfriamiento de una lengua de lava que alcanzó el mar. Las olas producen un sonido ronco en días de temporal fuerte.

Por una pésima carretera pasamos junto al Parque Forestal de Cha de Macela, allí conviven especies autóctonas como laurisilva y cedros con helechos descomunales, criptomerias, acacias y araucarias foráneas.

Para comer en Lagoa tenemos Jardim do Cruzeiro , que posee vivero de marisco. Y para dormir, lo más económico es el Aparthotel Rosário.

SECTOR OCCIDENTAL.

Es el último recorrido de la isla por un camino precioso, lento,  lleno de curvas y arcenes plagados de hortensias, praderas con cientos de vacas. En un tiempo hubo dos vacas por habitante en San Miguel pero hoy en día es una vaca por cada dos habitantes. Pastan en libertad sin que nadie las traslade ni siquiera para ordeñarlas. Existen ordeñadoras portátiles que son como unas casetillas prefabricadas.

En la carretera es facíl toparse con vacas y,  para no ser menos , a mis padres se les cruzaron dos bonitas y  gordas vacas en una carretera llena de curvas a derecha e izquierda. Mi madre tuvo tiempo de hacer fotos de los prados y sus vacas.  Por más que pitaban no se quitaban de en medio, incluso se paraban y volvían la cabeza para mirarlos, hasta que les pareció y volvieron al prado. Por algo dicen que las vacas son las reinas de la isla San Miguel.

Cuando pudieron tomaron el desvio a Furnas y llegaron al mirador del Pico do Ferro. Desde aquí se maravillaron con la vista de la Lagoa y el Valle de Furnas y el  mar al fondo. A 5 km a la izquierda se llega al mirador del Salto do Cavalo con una altura de 805 m.

Llegamos a Furnas y podemos visitar el impresionante Parque Botánico Terra Nostra,  el más grande de las nueve islas Azores. Es una villa termal, un antiguo balneario con un gran jardín botánico. Al visitarlo hay que tener cuidado de no perderse nada ya que es un poco laberíntico. Lo cruza un río con distintos canales en cuyas orillas crece el inhame, empleado en el rico cocido das furnas. El parque está dividido en plantaciones de distintas especies. Os cuento un poco su historia.

Es un jardín de más de 200 años. Su origen es de 1780, cuando Thomas Hickling era Consul de Estados Unidos de América en San Miguel. Se hizo construir aquí una residencia de verano, fue conocida como Yankee Hall. Sin embargo fue a mediados del siglo XIX cuando experimentó un gran crecimiento ( al principio eran sólo dos hectareas),  gracias a sus nuevos propietarios los Vizcondes da Praia y posteriormente la familia Bensaude.

En 1848,  con los Vizcondes da Praia, tuvo una primera ampliación, con plantación de jardines de agua y de alamedas sombrias y de macizos de flores. A partir de 1872, su hijo, el  Marqués da Praia Monforte  continua la obra de sus padres embelleciendo la casa y sobre todo recurre a especialistas  para la ampliación del jardín, portugueses e ingleses que construyeron el canal actual, las grutas las avenidas de lujo y los caminos de naranjos (que hoy en día ya no están). De esa época es la plantación de buena parte de los árboles más emblemáticos que hoy dominan buena parte del Parque y que fueron importados de América del Norte, Australia , Nueva Zelanda, China y Africa del Sur.

Sobre 1930, Vasco Bensaude compró el Parque, hizo una nueva ampliación y construyó  el Hotel Terra Nostra y consiguió las 12,5 hectareas con que cuenta  hoy. Procedió a la recuperación del Parque y puso de director a su jardinero de confianza, John McInroy. Procedió también a renovar la Casa del Parque y el tanque de agua ferrea, entonces forrado con piedras  de canteras. Se realizaron trabajos de conservación de los caminos y de los lagos del Parque y se hicieron numerosas plantaciones.

 Esta obra de conservación y embellecimiento ha continuado de generación en generación en la familia Bensaude. Primero por iniciativa de Felipe Bensaude, que a partir de 1990 recurre a una serie de especialistas ingleses, el horticultor David Sayers y el arboricultor Richard Green. Proceden a la identificación y tratamiento de los árboles del Parque, así como a un rejuvenecimiento a través de grandes plantaciones, introduciendo más de 3000 árboles y especies arbustivas.

Más recientemente, Patricia y Joaquim Bensaude, continuan preocupándose por el  Parque y su conservación apoyados por su jardinero, jefe del Parque Terra Nostra, Fernando Costa. Lo más reciente es la construcción de los jardines dedicados y la presencia de las colecciones de plantas endémicas, de fetos y de cycas, el jardín de flores y plantas  anuales  y el cultivo del jardín de las camelias. Describimos detalladamente estos jardines.

 Jardín de Flora Endémica Autóctona de las Azores.

Encontramos aquí ejemplares de las principales plantas autóctonas de San Miguel. Este jardín se creó en1994, en él podemos observar la riqueza de la flora endémica y nativa del archipiélago de las Azores, presenta rasgos comunes con otras zonas de la región de la Macaronesia (Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde). Podemos ver entre otras: Juníperos, brevifolia, frangula azórica, viburnum treleasei,vaccinium glindraceum, laurus azórica, ilex perado, aiton ssp. azórica.

Colección de Fetos:

Colección de Camelias.

La colección del Jardín de Camelias está repartida en cuatro zonas contiguas del Parque y cuenta con más de 600 especies diferentes. En la primera están las especies de Reticulatas  y Japónicas en la segunda, contigua a la primera y separada por un seto alto están las especies Híbridas. Detrás, en una zona más oscura y profunda están las especies de Sasanquas y en último lugar las especies de Japónicas en una zona extensa en medio de Palmeras.

Colección de Fetos.

En esta zona del parque hay cerca de 300 ejempleres de fetos, está  junto al canal y se baña con agua ferrea, son de distintas especies y cultivos. Fue iniciada en 1994, constituyen un lugar interesante para visitar, para observar plantas propias de zonas sombrías, mientras que otras que se encuentran junto al canal de agua ferrea son propias de ambientes húmedos.

Jardín de Vireyas.

Han sido introducidas desde Malasia durante los últimos 10 años una variada colección de vireyas (Rododendros de Malasia), cuya floración perdura durante meses gracias al clima de las Azores. Tienen una coloración intensa, en tonos blancos, naranjas, rosas, salmón y  rojo, y confieren una intensa vivacidad cromática a la zona adyacente al tanque de agua ferrea en que se encuentran.

Canteiros de Azaleas.

El Parque tiene un significativo número de plantaciones de azaleas que florecen en marzo  y abril con una gran variedad cromática que van de los tonos blancos a los más tradicionales como rojo y lila típico de la isla de San Miguel.

Colección de Cycadales.

La plantación es del año 2000, sustituyó a la plantación de naranjos. Está en vias de extinción. Esta planta existe desde hace millones de años, provienen de Africa, Austrália, América Central y del Sur y llegaron a Europa a principios del siglo XVII. Cuenta en la actualidad con 85 especies diferentes y subespecies, es una de las mayores colecciones de Europa. En 2009 se plantó un ejemplar de Pinheiro-Wolleu, una especie descubierta en 1994 en Australia, planta rara considerada un fósil vivo vegetal unido a los ya existentes, como ejemplo: Ginkgos,  Cycas, Araucarias, Agathis y Fetos-Arboreos. Las Cycas están rodeadas de un seto  bajo de plantas de té y protegidas por un seto secundario más alto de Pittosporum undulatum y Eugenias. El Jardín de las Cycas constituye un lugar privilegiado para disfrutar de una incomparable vista en contraste con el paisaje de cráteres que rodea el Valle das Furnas.

 

Es imprescindible llevar bañador, toalla y chanclas para bañarse en las aguas ferreas y calientes, aunque posteriormente haga falta un buen baño de agua clara para limpiar el color anaranjado que queda entre las uñas y el pelo.

Cerca del lago, bajo cuatro enormes Secuoyas del Japón se desarrolla el Jardín de los Helechos, con más de 140 variedades.

Por la avenida de Ginkgo Biloba llegamos a un monolito a los Vizcondes da Praia de 1896. En Furnas, imitando a Hickling, algunos aristócratas y ricos establecieron sus residencias de verano entre ellas el Chale das Murtas.

Dejando atrás el precioso Parque,  mis padres fueron a almorzar a Tony´s el típico Cocido das Furnas. El famoso cozido das Furnas, preparado en calderas volcánicas, tiene un sabor único e inexplicable. Es cocido lentamente en ollas enterradas aprovechando sólo el calor procedente de la actividad volcánica. Es un privilegio poder disfrutar de este cocido cocinado en el paraje del Vale das Furnas, de una belleza natural indescriptible.

Este cocido de carne es servido con repollo blanco, patata blanca, patata dulce, inhame, zanahoria, carnes de vaca y cerdo, oreja, pollo, chorizo típico picante, morcilla negra regional. Se cortan las carnes y los embutidos, se pelan las patatas y las zanahorias. Se introducen los ingredientes en capas alternas en una olla honda de aluminio, en la última capa ponemos sal gorda. Después de 6 horas el cozido das Furnas está listo y se retira de la caldera volcánica.

Existen merenderos y muchas familias se comen allí mismo sus cozidos o cualquier otro guiso que también se pueden cocinar en las calderas.

 

 

Despues de almorzar fueron a visitar la Lagoa das Furnas,  por las fumarolas sulfurosas es fácil encontrarla ya que su olor a azufre nos guía desde bastante lejos. Es una zona recreativa con hayas, las fumarolas hierven a simple vista desprendiendo chorros de vapor que hacen que pique la garganta. Al pisar los pies se hunden y el suelo está caliente, hay que tener cuidado donde se pisa. El agua de las fumarolas está a 61,5 grados centígrados. Son completamente naturales. Se hacen orificios en el suelo de un diámetro de  unos 50 cm o menos y una profundidad de 80 cm, se introduce un cilindro hueco de hormigón con varios agujeros para que penetre bien el calor. En estos cilindros se meten las ollas de aluminio que son bastante hondas, se tapan con tapadera de madera, se pone una montañita de arena y se espera unas 6 horas a que esté listo.

Mis padres vieron sacar una de estas ollas con el cozido ya guisado, era de una familia particular no de algún restaurante, y allí mismo tenían preparada su mesa, incluido mantel de cuadros y su nevera. Apesar de que llovía, se quedaron allí almorzando y disfrutando de la vista espectacular. Los azorianos están acostumbrados a esta fina lluvia y no les molesta.

Mis padres bordearon la Laguna por un sendero, vieron una cascada y después de un paseo de media hora llegaron a la orilla opuesta hasta la capilla de Nossa Senhora das Vitorias del año 1885 y estilo neogótico. No pudieron ver el interior y se conformaron con contemplar las vidrieras emplomadas francesas desde fuera. Fue construida por Jose do Canto (1820-1898) , en agradecimiento por la curación de su esposa de una grave enfermedad, hoy día es el panteón del matrimonio. Cerca hay una granja inglesa pintada en color salmón que era su residencia de verano. El diseño es de un arquitecto parisino llamado G. Aumont.

Un desvío conduce hacia el mirador del Pico do Gaspar con una altitud de 382 m, con merendero y una vista preciosa de Furnas. Por un sendero llegamos a Lagoa Seca,  es un sendero fácil de 6,2 km.

Pero el mirador que no puede pasarse por alto es el Pico do Ferro, tiene una altitud de 544 m y está a 5 km de Furnas. Desde allí se divisa el mar y la villa el Pico de El-Rei. La Lagoa da Furnas está en el crater de un volcán que hace 800000 años inició su actividad, la primera caldera data de hace 18000 años. La última erupción es de 1630. La laguna no es profunda, sólo 12 m en la zona más honda y mide 2,025 km de ancho por 1,6 km de largo.

Medio kilómetro antes del desvio hacia el Pico do Ferro encontramos el desvio al mirador del Salto do Cavalho, tiene una altura de 805 m , vemos toda la laguna y el mar al norte y al sur de San Miguel.

Siguieron hacia el sur contemplando vacas , de la raza frisona, en praderas divididas por hortensias.

A 7,5 km llegamos al puerto de Ribeira Quente, después de pasar  un boscoso valle con un río de aguas ferreas con cascadas. El pueblecito tiene 748 habitantes y se llama así por los manantiales termales que mezclan sus aguas con las del mar, por lo que está caliente, la playa se llama Praia do Fogo. Tiene un museo  con artes de pesca artesanal muy bonito. Hay una iglesia llamada de San Paulo. Hay un paseo por el borde del mar, que en 1997,unas lluvias torrenciales destrozaron y hubo avalancha de tierra arrasando el arrabal de Canada da Igreja Velha.

Se pueden practicar actividades acuáticas, paseos en barco, senderismo en cuatro por cuatro, safaris fotográficos, avistamiento de ballenas y delfines.

Las fiestas más señaladas en Furnas son:La procesión del Senhor dos Doentes, se celebra el domingo siguiente al de Pascua de Resurrección y decoran las calles con alfombras de flores.

La zona de diversión está en Castinho da Poça, en Lomba das Barracas, funciona como restaurante, pub, karaoke y música en directo.

Para dormir, el mejor hotel  de Furnas es el Hotel Terra Nostra Garden de tres estrellas inaugurado en 1935. Lo más económico para dormir es el Parque de Campismo das Furnas abierto todo el verano.

El dulce más típico es el bolo Levelo.

Desde Ribeira Quente seguimos hacia el este hasta Povoaçao.

POVOAÇAO.

Fue la primera localidad en poblarse en toda la isla. Es una ciudad para pasear; tiene dos iglesias, la de La Senhora do Rosario es de estilo barroco y la iglesia de Mae de Deus que es del siglo XIX, con una torre que posee tres singulares ventanitas. Cuenta con miradores muy bonitos, como el mirador de Lomba do Cavaleiro. Saliendo hacia el nordeste tenemos el mirador de Ramalhal y hacia Faial da Terra, el mirador Por do Sol. A dos km está el miradouro Pico Longo, con una altura de 584 m con desvío a la Reserva Natural de la Serra da Tranqueira. Sólo tiene acceso en cuatro por cuatro. Vemos bosques de laurisilva, hay una zona protegida que sólo puede visitarse con un permiso especial, es el Pico da Vara e Ribeira do Guilherme y se extiende hasta la reserva del Planalto dos Graminhais. Aquí encontramos unos preciosos pájaros endémicos, es el Priolo. Están por toda la isla pero aquí son fáciles de ver.

Desde el mirador Por do Sol descendemos fácilmente a Faial da Terra. Para no perdernos nada del paisaje tenemos una ruta a pie de 6,4 km. Partimos del templo de Nossa Senhora da Graça del siglo XIX. Encontramos la Faja do Calhau, con la Casa dos Arcos. En esta zona anidan garajaus y cagarros. Seguimos por Ponta da Retorta, atravesamos la aldea de Fagundas, hasta la iglesia de Nossa Senhora da Penha de França de 1872.

Otra ruta parte de Faial da Terra y sube por el valle formado por la Ribeira do Faial. La vegetación procede de Australia, acacias, incenso y helechos arborescentes. Seguimos hacia la cascada do Prego y pasamos por una aldea abandonada: Sanguinho. Llegamos al punto de partida. Es una ruta de 5 km que suele hacerse en hora y media.

El mejor hotel de Povoaçao es el Hotel do Mar, de cuatro estrellas. El más económico es el Residencial Caravela Açores.

Para comer el Restaurante Jardín es económico y ofrece platos típicos a base de atún y demás pescados de la zona.

NORDESTE.

Desde Povoaçao ascendemos hacia el norte rodeando la Serra da Tranqueira y el planalto dos Graminhais, con el Pico da Vara de 1103 m de altitud, el más alto de la isla.

Nordeste es el punto más al este de la isla y su momento del día más hermoso es al amanecer. Tiene dos miradores en Ponta do Sossego y en Ponta da Madrugada con jardines colgantes con bosques de laurisilva por todos los acantilados.

En el casco antiguo encontramos la estatua de Dom Antonio Alves Oliveira y alrededor de ella, la Cámara Municipal, la iglesia matriz de San Jorge del siglo XVIII. Tiene tres naves separadas por columnas de basalto. Cruzamos un bonito puente de hierro,  con siete arcos construido en el año 1883, está adornado con macetones de flores que cuelgan de las farolas. Bajo el puente hay más jardines llamados do Viaduto  y una fuente.

El museo de Nordeste es pequeño y se centra en la pesca y la agricultura actividades en las que se basa la vida en esta tranquila localidad.

En la parte más alta del río hay un parque forestal con zonas para niños. En la desembocadura encontramos las frecuentes piscinas naturales. Continuamos un kilómetro y medio y llegamos a la Ribeira do Guilherme o dos Moinhos con un bonito jardín en un valle cubierto  de vegetación.

Hacia el sur llegamos a Ponta do Arnel, donde vemos el faro más antiguo de las Azores del año 1876. Es de planta y torre octogonal. En la parte más elevada de Ponta do Arnel está la ermita de Nazare.

No podemos dejar de visitar otros lugares preciosos próximos. Hacia el sur, dirección Povoaçao,  paramos en el mirador da Vista dos Barcos. Pasamos la aldea de Lomba da Pedreira y encontramos los dos puntos panorámicos más bonitos de la isla. El miradouro da Ponta do Sossego con un gran jardín arreglado en 1995, con palmeras, flores, araucarias y setos podados con forma de animales. También vemos la Ponta da Marquesa y la Ponta da Madrugada y la vista se extiende entre ellas. A 3 km llegamos a Ponta da Madrugada, con un bosque que llega hasta la orilla. Podemos bajar por un empinado sendero hasta la Praia do Lombo Gordo. Siguiendo un sendero hacia el norte vemos las Casas da Ribeira y las Casas da Faja do Araujo. Subimos las Ladeiras de Joao Tome y regresamos a la carretera general cruzando Pedreira. El sendero en total es de 4,2 km.

A 8 km hacia el oeste llegamos a la localidad de Nordestinho y visitamos la capilla da Senhora do Pronto, que llega hasta el mar en la Ponta de San Pedro. Cuenta la leyenda que en 1523 aquí se apareció la Virgen a un pastor llamado Tiago para anunciarle que una epidemia de peste caería sobre Ponta Delgada. La capilla es del XVIII, hasta ella acuden los romeros el Domingo de Cuaresma.

Seguimos hacia Boca da Ribeira y nos podemos bañar en sus piscinas naturales y nos asomamos al mirador sobre la Ponta de Achada. A dos kilómetros está la Reserva Forestal da Atalhada. Seguimos por una carretera llena de curvas hasta el mirador da Algarvia, al borde de un acantilado y seguimos hasta la localidad de Santana. Podemos llegar hasta la Reserva Forestal de la Meseta dos Graminhais pero sólo en todoterreno.

A 10 km de Nordestinho llegamos a Achada y nos encontramos el mirador do Adro da Igreja desde el que contemplamos el cabo da Ajuda. La iglesia matriz de Achada fue reconstruida en el siglo XVIII.

Salimos de Achada y tenemos la Ribeira dos Caldeiroes con gran vegetación y una hermosa cascada con un lago. Más abajo hay dos molinos restaurados y un parque.

Terminamos en Achadinha. Hay un monumento conmemorativo de la batalla de Ladeira Velha. Desde el mirador Salto da Farinha se divisan bellas cascadas.

Un sitio económico para dormir en Nordeste es la Hospederia San Jorge y para comer tenemos Casa de Pasto o Cardoso donde sirven la típica morcela con ananas.

AVISTAMIENTO DE CETACEOS Y DELFINES.

El último día de estancia en la isla tuvo esta excursión como broche final inolvidable.

A las dos de la tarde embarcaron junto con unas treinta personas más en el Moby- Dick amarrado en la Marina de Ponta Delgada, frente al bar Baia dos Anjos. Aseguraban el avistamiento de delfines y, con un poco de suerte,  ballenas y decían que eran los que más se alejaban de la costa para conseguirlo. Los llevaron a lo largo de la costa sur hacia el este y a más de 6 millas de la costa. Un tipo con prismáticos estaba subido a lo más alto oteando el horizonte, pero después de una hora de viaje lo único que habían visto era una tortuga. Cuando de pronto el capitán empieza a gesticular y manda detener el barco y guardar silencio. Delante del barco apareció el lomo parduzco de una gran ballena que lentamente levantó su cola. Todo el mundo estaba en silencio, como si la ballena se fuera a asustar y desaparecer sumergiéndose. Pero en vez de un chorro de vapor saliendo del lomo, se veían dos chorros y entonces vieron una ballenita pegada al costado de su madre y realizando los mismos movimientos lentos y elegantes. Entonces el barco giró un poco más hacia dentro y pudieron ver varias ballenas de un tono más oscuro a la anterior. Un poco más a dentro, se veía que el agua estaba moviéndose y al acercarse un poco comprobaron que era un bando de más de 100 delfines saltando, girando, precioso y espectacular. Fueron hacia el  barco, siguiendo la estela, cruzando por debajo, saltando delante, con bebés pequeñitos que saltaban pegados a sus madres. Fue maravilloso, la piel se ponía de gallina y se saltaban las lágrimas de emoción.

Al día siguiente volvieron a España dejando atrás un auténtico paraíso.

 

 

 

 


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