Primera parte de la Catedral de Notre-Dame

Publicado por flag-es Nieves Airazti Ballesteros — hace 10 años

Blog: NOTRE DAME
Etiquetas: flag-fr Blog Erasmus París, París, Francia

Hola erasmus, para todo el que vaya a visitar la preciosa Catedral de Notre-Dame de París, necesitará una guía para no perderse absolutamente nada, además de tener unos conocimientos sobre lo que tiene delante en cada momento del recorrido. Por eso he decidido escribir sobre lo que yo ví cuando hice la visita. Seguro que les sirve.

En primer lugar, podemos decir que la isla de la ciudad, donde se encuentra ahora la catedral de Nuestra Señora (Notre Dame) es la célula de la que nació París, que se fue desarrollando en círculos concéntricos, alrededor de ese punto inamovible. Aquí, hace unos 2000 años, fueron venerados diocesanos y romanos; en tiempos del emperador Tiberio ( contemporáneo de Jesucristo), vaqueros parisienses consagraron a Júpiter un altar que se conserva en el museo de Cluny.

Pero si los antepasados de la catedral fueron paganos, cristianas fueron las tres iglesias que ocuparon el emplazamiento actual deNotre-Dame:

  1. La antigua catedral dedicada a San Esteban, amplio edificio construido en el siglo V o VI y que ocupaba parte de la nave actual, rebasando el atrio.

  2. Una iglesia dedicada a Nuestra Señora, construida en el siglo VII y reedificada en el siglo IX, después del paso de los feroces normandos, y que cubría parte del coro y de la nave actual.

  3. Una antiguísima Iglesia circular, que servía de baptisterio, San Juan el Redondo (Saint Jean le Rond), Que estaba situada a la izquierda de la fachada actual.

    Pero al entrar en la catedral actual ya no nos encontramos en el siglo VI ni en el IX, sino alrededor de 1210. Período favorable para el reino de Francia, que bajo el rey Felipe augusto se estructura interiormente, y para la dinastía de los Capetos que extiende su territorio a costa de los reyes de Inglaterra. Menos gloriosas resultan las cruzadas de ese tiempo: con la cuarta, en 1204, sólo se consiguió la toma y saqueo de Constantinopla, hecho que aún ensombrece las relaciones entre el occidente y las iglesias orientales. Ya hacía 50 años, el obispo de París, Mauricio de Sully, notable por su ciencia, su genio práctico y su sentido de responsabilidad espiritual, había decidido construir una nueva catedral, deseando que París se beneficia de los recientes adelantos arquitecturales, que permitían una mayor entrada de luz en los edificios.

La arquitectura ojival, más tarde llamada de llorar activamente gótica (en el sentido de Bárbara), colocaba principalmente los empujes en pilares y contrafuertes; los muros no necesitaban ya ser tan macizos; se podían abrir en ellos ventanas anchas y altas. Eso convenía a la nueva catedral, dedicada a María, la madre de Jesús, cuya función era la de reunir a los discípulos de aquel que se llamó asimismo “luz del mundo”. Sin embargo, la primera impresión del visitante de Notre-Dame de París es la de la oscuridad. Quizás se debe al estado de las piedras y del cielo de París, pero principalmente a la antigüedad de Notre-Dame cuando proyectan sus planos los arquitectos, la revolución ojival se está iniciando. Sólo proceden a Notre-Dame de París la basílica de San Dionisio (Saint-Denis) y las catedrales de Sens y Laon. Para aumentar la solidez, la nave principal está apuntada por tribunas que ensombrecen las naves laterales.

Los trabajos que llevaron consigo la destrucción de las iglesias anteriores empezaron por el coro. 50 años después, la construcción de la planta estaba totalmente terminada y empezaba a elevarse la fachada. El que venga aquí un lunes por la mañana, cuando para hacer la limpieza han sido retiradas todas las sillas, verá como, olvidándose de la relativa oscuridad, se deja llevar por la dinámica de esta arquitectura que conduce hacia el centro, donde se celebra la liturgia, y al mismo tiempo le eleva, dándole el sentido de la grandeza y la gratuidad de Dios.

Sobre nuestras cabezas se encuentra un órgano, uno de los más grandes del mundo, con sus 107 registros y sus 7500 tubos. Desde el primer órgano primitivo, situado cerca del crucero, hasta nuestros días, el órgano de Notre-Dame ha estado vinculado a nombres famosos: Leonnin, Perrotin, preeminentes figuras en los albores de la polifonia, en los siglos XII y XIII, Campra, Daquin, Pierre-Luouis Couperin y en los últimos siglos Louis Vierne y Pierre Cochereau. Actualmente, los domingos por la tarde, a las 5:45, uno de los titulares o un moralista invitado, venido a veces de muy lejos, ofrece un concierto gratuito, de acuerdo con la vocación de este lugar que se esfuerza en dar, incluso a los que no tienen la fe cristiana, paz, hermosura y luz.

Por la nave lateral derecha avanzamos hacia el coro de la catedral. Cerca de la puerta, un bosque de cirios, y muy a menudo algunas personas que rezan, indiferentes a la gente que pasa, nos hacen mirar la gran Cruz de bronce, regalo a la catedral del emperador Napoleón III. Pasamos después por delante de varias capillas, seres de diversas corporaciones, en tiempos en los que la actividad humana estaba impregnada de religiosidad. Los grandes cuadros que hay en algunas de ellas, son ofrendas de aquellas corporaciones, hechas en el primero de mayo, en los siglos XVII y XVIII. Último testimonio de esa tradición es la restauración de la primera capilla situada después de la gran Cruz, hecha por los orfebre es de París en 1963; está dedicada a San Eloi, su patrón. Hoy esas capillas sirven como lugares de acogida. A lo largo del día, un sacerdote que habla varias lenguas, recibe al que quiere, si es católico, recibir el sacramento de la penitencia o al que, cristiano o no, viene buscando un consejo, o simplemente tiene necesidad de alguien que le escuche.

Pasamos por detrás del púlpito; ya no es aquel desde donde predicó Lacordaire, en 1835, las Conferencias de cuaresma, que desde hace siglo y medio se vienen teniendo regularmente. Hemos llegado al crucero y nuestra mirada se dirige indefectiblemente a los dos rose torres principales. El crucero se construyó al comienzo del reinado de Felipe augusto, pero las vidrieras y las portadas son ya del período 1250-1270,, a fines del largo reinado de San Luis quien, rescatado de los musulmanes que lo habían apresado en la séptima cruzada, morirá en la octava y última, en Túnez, en 1270. La paz con Inglaterra-ventajosa para Francia-, la continuación de la obra organizadora de los Capetos y el final de la guerra con los Albigenses, gracias a la política de la reina blanca de Castilla, madre de San Luis, son éxitos de este período.

Así como el progreso de la luz en las naves es discutible, no lo es en absoluto la supremacía de los rose tones. Ya en el oeste, en la fachada principal, se extiende una rosa sobre una altura de 10 m; aunque semioculta por el órgano, se la ve mejor atravesando el coro: en su centro, una virgen con el niño, rodeada de todo lo que puede evocar la actividad humana; por una parte las virtudes y los vicios; por otra, las medidas del tiempo, figuradas por los signos del zodíaco y los meses del año.

Pero son los dos grandes rose tones, terminados en 1270 los que atraen principalmente nuestra mirada. Dos números nos descubren la valentía, raramente igualada, estas vidrieras: el diámetro de los rose tones Este 13 m; la altura total, de 21, mientras que la masa de piedra por metro cuadrado no es más que de 0,14 por metro cúbico. El rosetón del norte está consagrado al antiguo testamento, pero conduce a Cristo. En efecto, jueces, profetas, Reyes y sumos sacerdotes rodean a la virgen que, como en el rosetón del Oeste, lleva en sus brazos al niño Jesús. 85% de los cristales son originales. El rosetón sur está mucho más retocado: tanta ligereza y transparencia acaban por hacer olvidar el peso del edificio que, sin embargo, obligó en dos ocasiones a reconstruirlo, utilizando en gran parte la vidriera original, como lo prueban las últimas inspecciones, hechas con motivo de las obras de revoque. No así los grandes personajes de debajo que, como los del crucero norte y los del coro, datan del siglo XIX, aunque en algunos casos estén inspirados en las vidrieras, auténticas, de la catedral de Chartres.

Pensando dar mayor solidez a la estructura. Viollet-le-Duc, el radical restaurador del siglo XIX, no dudo en hacer girar todo el conjunto 15° para poner un eje de piedra vertical. Este rosetón del Sur está consagrado al nuevo testamento. Con un cierto desorden, es escenas evangélicas, evangelistas, apóstoles, mártires y ángeles rodean a un Cristo glorioso, tal como lo evoca el apocalipsis, el último libro de la sagrada escritura. Es el Cristo está enfrente de la imagen del niño en los brazos de María, situado en el centro del rosetón del Norte. La luz del Sur presta su música a las culturas y morados quedan a ese rosetón su misticismo y su esplendor.Estos rosetón es son prácticamente las solas vidrieras antiguas conservadas en Notre-Dame. Las de la nave fueron suprimidas en el siglo XVIII Con el fin de aumentar la luminosidad. Desde entonces se ha usado diversos estilos, hasta las vidrieras, abstractas y brillantes, de Jacques Le Chevalier, colocadas en 1964.

La existencia de los rose tones se debe a la instalación de capillas laterales entre los contrafuertes, ya que al aumentarse la anchura del edificio se hacía necesario un engrandecimiento del crucero. El estilo más moderno y más esmerado en que se hizo la reconstrucción, permitió la colocación de esas hermosas vidrieras que todavía hoy fascinan a los visitantes. En el centro del crucero, bajo la clave donde se encuentra otra vez la virgen con el niño, engrosado como el resto de la catedral, se colocó un altar en 1980. Ya desde hace decenas de años episódicamente y después ordinariamente, se celebraba la misa en la entrada del coro. Después del con Vaticano segundo, el sacerdote celebra ordinariamente la eucaristía de frente a la asamblea, como lo ha hecho siempre el Papa en la basílica de San Pedro; Notre-Dame ha procurado siempre la visibilidad de la eucaristía: fue Eudes de Sully, el primer sucesor de Mauricio, quien inventó la elevación de la hostia y del cáliz consagrados, práctica que el concilio de Trento extendió a toda la Iglesia romana. Alrededor de la catedral, como en cualquier otra Iglesia católica, se yerguen en la cruz y las velas; más luz!...

Simétricamente, a la izquierda, se alza una estatua de San Dionisio, de Nicolás Coustou, autor de la Pietà que veremos al fondo del coro. Enviado a las Galias por el papa Fabián hacia el año 250, con Trófimo, Marcial y Saturnino, que se instalaron respectivamente, en Arles, Limoges y Toulouse. Dionisio fue el primer obispo de París y murió mártir, probablemente en el año 258. (En la galería del coro hay tres monumentos funerarios de tres arzobispos de París que murieron, en el siglo XIX, sino mártires, al menos en el desempeño de sus funciones: Monseñor Affre, intentando una mediación en los motines de 1848; Monseñor Sibour, asesinado por un sacerdote desequilibrado, en la iglesia de San Esteban del Monte, Saint Étienne-du-Mont, En 1857; Monseñor Darboy, Fusilado como rehén por la Commune en 1871).

San Dionisio está representado con el callado que todo buen pastor debe llevar en la mano para conducir y defender a su rebaño, ya que el obispo es el sucesor de los apóstoles a quienes Cristo confió su rebaño. Por esta razón el sitial del arzobispo de París se encuentra cerca de la estatua de San Dionisio. En este sitial y en este altar, el cardenal Juan María Lustiger celebra la misa de las 6:30 de la tarde, cada domingo del año escolar. Está en medio de su pueblo, pero sin duda sus oraciones no se limitan a él sino se extienden a toda la muchedumbre que acude a Notre-Dame. El oficio del obispo y de la catedral es el de servicio a la unidad de un pueblo disperso.

Subiendo tres peldaños, para llegar al nivel del coro, entramos en la parte más antigua de la catedral; una placa, en francés, que se encuentra detrás de la verja que, a ciertas horas, cierra el de ambulatorio, nos recuerda que su construcción empezó en 1163. Pero más que en el siglo VII es en el siglo XIV en donde se encuentra el visitante, ya que en este momento su interés se centra en el muro esculpido que separa la zona de circulación del interior del coro, donde se reúnen los canónigos para la oración. La función de ese muro es evidente: procurar tranquilidad a los canónigos. Antaño, los bienes eran menos numerosos que hoy pero según parece, aún más ruidosos. Para Ravy y Juan le Bouteiller. Es la época del rey Felipe el hermoso de Francia; han terminado las cruzadas; el rey, que ha puesto fin al poder de los templarios, se enfrenta directamente con el Papa Bonifacio VIII y lograr que los primeros estados generales, que hace celebrar en esta misma catedral, aprueben su política de independencia frente al Papa. A partir de 1305, los papas recibirán en Aviñón, bajo la influencia francesa, durante 60 años; este es el exilio más largo del papado durante 20 siglos. El visitante francés no dejará de pensar en otros episodios de las relaciones entre el poder político francés y el pontífice romano, como la forzada coronación por el papa Pío VII del emperador Napoleón I, el 2 diciembre 1804, en esta misma catedral. Volviendo al siglo XIV, fue entonces cuando se calcula en unos 10 millones de personas el número de víctimas de la peste negra. En este ambiente polémico y trágicos elaboró este friso.

Empezando por la nave derecha, nos encontramos con nueve paneles que representan las apariciones de Cristo resucitado esta simple multiplicidad parece desmentir el prejuicio de que en el medioevo, tiempo de oscurantismo, se vivía con la obsesión de la muerte y la fascinación de la muerte del Dios Salvador. Estos bajo-relieves, que siguen, en gran parte, los relatos de los cuatro evangelistas, son la obra de Juan Ravy. Se renovaron los colores, con ocasión del octavo centenario de la catedral en 1963. Aunque se los pueda juzgar, demasiado fuertes, hay que recordar que originalmente muchas estatuas eran policromas, tanto en el interior como en el exterior de la catedral.

Esto sólo ha sido la primera parte de la Catedral de Notre-Dame, cuando termine de escribir la segunda la colgaré para no dejarles a medias!

Espero no tardar erasmus!


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