Playa del Silencio

     El viaje por la costa cantábrica seguía, ahora entrando ya en Asturias. Aunque hubiese sido genial poder recorrer la costa por nacional disfrutando mucho mejor de los paisajes, la carretera es un tanto “tortuosa”, por lo que el tiempo de camino se multiplicaría por dos. Así pues decidimos seguir por autovía y salirnos en la siguiente parada, en un pueblecito llamado Castañeras, perteneciente al concejo de Cudillero (Asturias).

    Nunca había oído hablar de esta playa hasta que investigué que paradas se podrían hacer en el litoral asturiano. Sin embargo la Paya del Silencio es uno de esos sitios escondidos, paradisíacos muy querido por los asturianos, y que cada vez gozaba de más popularidad.

La Playa del Silencio

   Esta playa también es conocida como El Gavieru por los asturianos. Es sorprendente el paisaje que ofrece principalmente porque es una playa virgen. El simple hecho de que uno no pueda llegar con el coche indica que es un recoveco en la naturaleza, que todavía no ha sido explotado. Y ojalá siga así mucho tiempo.

Para llegar...

    El acceso a esta playa es un tanto complicado y uno debe ir atento. Existen carteles indicando el pueblecito (Castañeras), por lo que no tiene mucha perdida, sin embargo existe un único cartel en la carretera que indica el camino a la playa del Silencio. La primera vez que fui (antes de este viaje), nos pasamos el cartelillo de largo, por lo que tan pronto como pudimos tuvimos que dar la vuelta y preguntar a uno de los paisanos de caminaban por las carreteras ya que el GPS indicaba que habíamos llegado a nuestro destino, y solo nos encontrábamos en una carretera con dos casas a nuestros lados.

    Pues bien, siguiendo la indicación del cartel “Playa del Silencio”, deberemos meternos con el coche por una carretera digna del pueblo más recóndito que os imaginéis, muy estrechita y cuidado con los animales que se puedan cruzar en nuestro camino. Pronto dejamos el asfalto atrás y nos encontramos con un camino de tierra que parece llevarnos hasta el fin del mundo. Hay que seguir y seguir durante algo menos de 200 m (muy despacio porque el camino es pedregoso y con baches, además de que es una oportunidad preciosa para ver las preciosas vistas que se dejan a los lados) y vemos que el camino se vuelve más ancho, lugar donde podemos aparcar el coche. Es imposible llegar con el coche hasta la misma playa, pues el camino obliga a dejarlo atrás y seguir el recorrido a pie, realizando una pequeña ruta de senderismo de aproximadamente 10 minutos. 

     Para salir después, no es necesario dar la vuelta (sería un caos yendo y viniendo ya que el ancho de la carretera no permite la confrontación de dos coches). Según nos dirigimos a la playa, existe un camino a nuestra derecha, un poco cuesta arriba que nos llevará directamente al pueblo, a una entrada anterior a la que habíamos cogido para llegar a la playa.

    Las veces que he visitado esta playa, es frecuente encontrarse con grupos de turistas, inclusos senderistas que hacen rutas parándose en los lugares más emblemáticos. Sin embargo, estas son personas que van, miran y se dan media vuelta. Sé que existe alguna ruta de senderismo, aunque yo no la he hecho en persona. Sin embargo se ve perfectamente la ruta marcada y como decía antes, algunos grupos de senderistas yendo y viniendo. Por ejemplo en esta página se indica bastante bien por si alguno de vosotros quisiera visitar el paisaje que se esconde detrás de la playa.

http://www.topwalks.net/es/asturias_costa_occidental/playa_silencio.htm

     Después uno se encuentra con otras personas que van equipadas con sombrillas, toallas, neveras de playa… hablando con algunas de estas personas nos comentaban que esta playa ya fue más privada de lo que es hoy en día, de hecho hace años era una playa nudista ya que era una cala apartada y de difícil acceso.

Es una playa de cantos rodados, sin gota de arena. Desde arriba se ve una playita allí en el fondo rodeada de acantilados. Después de recorrer el sendero que llega hasta ella, uno debe bajar varios tramos de escaleras, ya que la diferencia de altura es bastante grande.

En una de las ocasiones, había gente practicando snorkel y visitando algunas de las cuevas que se pueden ver un poco a lo lejos.

    Desde luego, para todo aquel que tenga oportunidad de desviarse unos minutos de la carretera, es un lugar paradisíaco, sobre todo si el día regala un poco de luz. Ni siquiera es necesario bajar para apreciar el encanto de la playa, pues desde arriba ya puede verse la calita y los acantilados que la rodean, y la abundante vegetación que está presente en todo el alrededor.