Crisis en la Aduana
CAPÍTULO TERCERO
Que trata de la llegada a las Américas de nuestro valiente protagonista
Con la mochila y la maleta me planto en la estación de autobuses de la pequeña Nueva York de la costa levantina, Benidorm. Una vez ahí cojo mi billete camino a Madrid. Me espera un largo (no sabía realmente cómo de largo pero lo iba a ser; y mucho) viaje hacia San Francisco, California.
Tras la despedida reglamentaria de familia y amigos (a quién quiero engañar, eran las dos de la mañana, sólo vinieron a despedirse mis padres y mi hermana jajaja), me subí en el autobús sin saber que estaba emprendiendo el primero de muchísimos viajes que haría en un futuro… Me vino a la cabeza todas las cosas que me decían amigos y conocidos cuando les dije que me iba a California… “¿Tú solo?, ¿no te da cosa?, yo no me iría solo tío, ¿si te pasara algo allí a quién acudes?, qué miedo…” y bla bla bla. Incluso un amigo rechazó una beca que le habían concedido a Nueva York por no querer irse solo. Cuando me enteré no podía ni creerlo… “Jobs le da Macs a quien no tiene dedos…” pensé.
Pero yo había tomado una decisión y estaba cien por cien seguro de lo que hacía. Me acomodé en mi asiento (y podía acomodarme porque era Alsa clase Supra, uhhh yeah baby…), intenté dormir pero entre que llevaba el portátil en las piernas porque no podía permitirme el riesgo de dejarlo en la maleta y que se escamochara y que el colega de al lado había entrado en fase de sueño delta (valorando la profundidad de sus ronquidos), fue una misión imposible. Tras un par de horas de resignación conseguí dormir un poco a lo Gandalf, con los ojos abiertos (esto ocurre cuando tu empanamiento es tal que, aunque técnicamente no estás dormido, descansas como si lo estuvieras prácticamente).
Tras las seis horas de viaje llegamos a la Estación Sur y cuarenta minutos después a la Terminal cuatro del aeropuerto de Barajas. Son casi las nueve de la mañana cuando me subo en otro autobús para llegar a la Terminal uno. Llego y me dicen que mi velo Madrid-Filadelfia está cancelado. Era la primera escala. Me quedo de piedra y sin poder creer mi suerte voy al mostrador de US Airways para ver qué tienen que decir. Tras una pequeña cola me toca aguantar que un súper atento y agradable empleado se tire media hora hablando con la de al lado sin atenderme, después coge y le dice al otro que me atienda él, que él se iba a tomar café ¬¬. Sonrío cerrando el puño con tal fuerza que las puntas de los dedos a poco me salen por los nudillos. Me atiende y me dice:
EMPLOYEE: -Pues... no sé si te habrás enterado de lo del huracán Irene… pero vamos ha pasado por Carolina del Norte y se está desplazando… así que muchos vuelos se están cancelando. [Sí, tuve tanta suerte que el huracán Irene pasó por Carolina del Norte un día antes del día que tenía yo el billete, podéis ver mi billete en el capítulo anterior y la información sobre el huracán haciendo clic en este enlace]. Así que tienes dos opciones:
a) Te vas a Charlotte (Carolina del Norte) y desde allí coges un vuelo a San Francisco ya el lunes (estábamos a domingo por la mañana) a las siete y media de la mañana, y tú tendrías que pagarte el alojamiento esa noche. Pero creo que el vuelo a Charlotte ya ha salido -aclara- o
b) Puedes hacer noche en Madrid hoy, también te la pagas tú, mañana te ponemos en uno a Filadelfia, pero lo que pasa es que de Filadelfia a San Francisco tendrías que irte el día 30... Vamos que me jodían vivo y perdía dos días del curso de Idiomas (al que no podía faltar si quería recibir la beca), porque empezaba el lunes 29 de agosto.
YO: -Esto tendríais que habérmelo dicho antes o por lo menos ofrecerme una solución mejor o pagarme la estancia como mínimo si me obligáis a quedarme aquí…
Su compañera, una chica que había al lado… debió percibir cómo mi cuello se endurecía, mis pupilas se dilataban y la sangre acudía al blanco de mis ojos como empujada por la fuerza que hacía mi mandíbula, entendió que yo me iba a ir a San Francisco ese día sí o sí, porque enseguida dijo:
CHICA: -Creo que los del vuelo a Charlotte están esperando porque estamos recolocando a gente que va a San Francisco todavía…
Bueno pues lo comprueban por el walkie y tal y me dice: - Venga te hago billete a Charlotte ¡YA! pero tienes que ir corriendo a embarcar, y desde allí sales a San Francisco el lunes a las siete y media de la mañana.
YO: (casi con lágrimas en los ojos y relajando los músculos) -¡Gracias! ¡Vuelvan pronto! –solté mientras corría hacia la facturación. -¿Vuelvan pronto? Maldita deformación profesional de la hostelería…
BRICONSEJO: Cuando os cancelen por el motivo que sea un billete de avión tenéis derechos. Informáos bien y que no os toreen haciéndoos pagar extras ni noches en hotel ni historias, porque las compañías tienen una serie de obligaciones hacia los clientes, así que no agachéis la cabeza y aceptéis lo primero que os digan.
Vale, voy, facturo, el de la facturación dice que no sabe si enviar la maleta porque el vuelo ya ha salido… Ya empezamos… le digo que como si la tengo que llevar encima, que me da igual. Lo vuelve a comprobar por el walkie y le dicen que están esperando (esperándome, juas) paso por el control de seguirdad con el postureo que conlleva, quitándome el cinturón casi con los pantalones por los tobillos, un montón de paripé que si la chaqueta y tal y cual, llego corriendo a la puerta de embarque, que da la maldita casualidad que estaba en la otra punta del aeropeurto y sí, me estaba esperando todo el avión a mí, a lo película jajaja.
Las azafatas nada más llegar a la puerta de embarque casi empujándome para que pasara hacia el avión y cuando entré fue una de las escenas más surrealistas de mi vida. Yo caminando por el centro de un pedazo de Boeing 747 con tres asientos a cada lado y todas las filas llenas de pasajeros mirándome como si fuera un político corrupto (o cualquier político español que para el caso…), con desprecio y hastío. Llegué a un asiento que estaba vacío al lado de un hombre que me pareció afable y campechano. Aunque le jodí la siesta porque estaba medio tumbado ocupando dos asientos.
El caso es que el hombre resultó ser "famoso" en el gremio del arte ecuestre, un equitador español que ha llevado caballos a concursos representando a España. Me dio hasta una tarjeta. Hicimos buenas migas y después de nueve horas de vuelo, prácticamente nada de dormir, tres películas cutres y una comida aún más cutre (aunque conseguimos gracias a nuestro carisma y bromas con las azafatas zumos de naranja y galletitas saladas gratis jejeje), llegué a Charlotte (de hecho parte de lo que habéis leído lo escribí en el aeropuerto de Charlotte en un email a mi familia).
Pero casi no entro. Sí amigos, ¿recordáis lo que dije sobre el documento ESTA? El oficial de Aduana tiene la última palabra para dejarte entrar o no al país. Así es. Después de una cola de media hora esperando con el resto de pasajeros, a los que tras tres o cuatro preguntas les sellaba el pasaporte y les dejaba entrar llegó mi turno:
CUSTOMS OFFICIAL (C.O.): -Hello. Welcome to the United States…
Era un tipo… cómo describirlo. Grande. Su boca me dijo bienvenido pero sus ojos decían: -Sé que estás haciendo trampa y no lo voy a consentir…
No recuerdo exactamente la conversación pero el caso es que el tipo me empieza a interrogar… que a dónde voy, que qué dirección exacta, que por qué voy allí… A mí se me ocurrió decir que iba a ver a Horace y Yolanda, dos amigos mios que había conocido durante sus vacaciones en Benidorm (sabía que se llamaban así porque me lo dijo la agencia, era el nombre de mi familia de acogida…), entonces empezó que cómo los había conocido, que si estaban casados, que si eran ciudadanos estadounidenses, que si ellos eran de España, que si eran legales, que si iba con ellos a estudiar… hasta ese momento había improvisado más o menos bien con mi inglés chapurrero pero cuando dijo estudiar me pilló. Me vio tragar saliva, y él tragó saliva, y se relamió los labios, incluso creí ver una sutil sonrisa que se dibujaba en su mandíbula robótica. Bueno bueno yo ahí sufriendo… Sudando la gota gorda… pensando… ¿Qué le he hecho yo a este tío…?
Pero hay una máxima que se ha dado en mi vida. Al final todo ha salido bien, y si no ha salido bien, es porque no era el final. Así que después de un rato más de tira y afloja puse los pulgares en la máquina, me hizo una foto y me dejó pasar. Vale, paso por al lado de una mujer de seguridad con un perro (que el perro era de esos que huele droga y esas cosas, y había parado a una mujer porque llevaba una medicina o algo del estilo), yo paso por el lado y el perro no hace nada. Y cuando estoy a punto de entrar al aeropuerto veo que a la maleta le falta la tira esa que la rodea por fuera para proteger que no se abra. Tonto e inocente de mí vuelvo a la cinta donde la he recogido y resulta que no está, y no sólo eso, encima de que han perdido la tira esa al volver el perro va derecho a mi maleta y se pone a rascarla. Y yo pensando… lo que faltaba, al final me echan del país jajaja
Llevaba tres bocadillos para la dura jornada viajera, así que la mujer me hizo dárselos, intenté la pillería de sacar dos y quedarme uno… pero el perro seguía insistente y la mujer me vino a decir algo del tipo de “Hijo, si no sacas todo lo que llevas en la maleta vas a tener serios problemas”. Empecé a darme cuenta que muchos de los tópicos americanos de la películas son bastante fundamentados. Por ese fucking percance me marcó el formulario I-94 (que había rellenado en el avión) y entonces tuve que pasar por otro sitio, cual vulgar delincuente, volviendo a poner todas las mochilas en otra cinta-escáner, como si fuera un terrorista por llevar tres jodidos bocatas ¬¬... acojonante... Pero una vez más la pillería española funcionó muahaha. Me había guardado uno de los bocadillos del avión en la mochila de mano y esa ni el perro la olió ni me dijeron nada en el escáner. Juas.
Así que después de todo ahí estaba, en una de las sillas del triste, solitario y medio abandonado aeropuerto de Charlotte… Estaba prácticamente solo con el personal de limipeza y seguridad. Eran como las dos y media de la tarde y hasta las siete y media de la mañana no tenía nada que hacer ni ningún sitio al que ir. 17 horas de escala (en el billete que yo había comprado originalmente la escala duraba dos horas y media). Llevaba 19 horas de viaje entre buses y avión y me faltaban otras 17 horas. Estaba sólo, no tenía batería en el portátil y los adaptadores del aeropuerto no aceptaban mi enchufe porque el adaptador no entraba… Ni una sola jo***dida tienda tenía adaptadores europeos. Así que nada, libreta y boli. Y música hasta que murió el mp3. Al final estuve así varios días, hasta que conseguí un cuchillo de metal en la casa de acogida y pude “apañar” el adaptador, os lo dejo en la imagen jajaja.
La serie de catastróficas desdichas había sido importante para empezar la Odisea, pero no me vine abajo ni mucho menos… cuando la cosa está así… sólo puede ir a mejor… ¿o no?
Lo descubriremos en el próximo capítulo… ¡Hasta entonces! Powodzenia!
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Comentarios (19 comentarios)
Carles Najasamed hace 10 años
los controles de los aeropuertos americanos son muy serios después de lo que pasó...
Naiara Spain hace 10 años
Esa barba me recuerda a alguien... y no era de pega :P
Anabel Navarro Gómez hace 10 años
"Era un tipo… cómo describirlo. Grande. Su boca me dijo bienvenido pero sus ojos decían: -Sé que estás haciendo trampa y no lo voy a consentir…" Juas. Puedo imaginarme tu cara mientras pensabas eso y tragabas saliva.
Félix Feligrés hace 10 años
@Carles Yess, y además no se andan con tonterías... les da igual que pases medio en pelotas jajaja. Briconsejo! Cuando viajéis y vayáis a coger vuelos internacionales no llevéis botas! Y dejáos preparado todo lo electrónico en una bolsa aparte dentro de la mochila... pasaréis mucho más rápido así...
Félix Feligrés hace 10 años
@Naiara en Lodz no llegué a dejarme una auténtica barba... xDD Igual publico alguna foto con la verdadera... Will see!
Félix Feligrés hace 10 años
@Anabel he sido bastante correcto con esa descripción jajaja el tipo daba miedo de verdad xD se metía mucho en su papel de Aduanero chungo!
Rubén García Ferrando hace 10 años
Tío, tendrías que haber subido una foto real de la época que te dio por dejarte barba en examenes! que Crack jajaja
Agustín Moreno hace 10 años
Pareces un rabino !
Emma Novoa hace 10 años
jajaja otra vez con la barbita... normal que no te dejen entrar en la aduana... no sé de qué te extrañas con esas pintas
Emma Novoa hace 10 años
por cierto lo de los adaptadores para casos como lo que te pasó en el aeropuerto, mirad bien que tengan partes libres para conectar el ordenador que luego mira, pasa lo que pasa
Euge Lennon hace 10 años
no es la primera vez que me dicen lo de que los tópicos americanos no son tan mentira
Javi Olivares hace 10 años
ey! yo voy a viajar quién puede dejarme los adaptadores?
Miriam Pericas hace 10 años
mi ex tiene Javi, quizás si se los pides tú jajaja aunque no te conozca es muy amable...jajaja
David Esteve Martí hace 10 años
Las aduanas es lo que tiene.
Toni Martínez hace 10 años
te lo tengo dicho... cuando quieras te pasas por mi casa y te llevas la moto de afeitar, que veo que te va haciendo falta y no me la pides por que te da apuro
José Antonio Martínez hace 10 años
Bonitas gafas... me las podrías prestar algún día... xD
Raquel VG hace 10 años
Al final todo ha salido bien, y si no ha salido bien, es porque no era el final... te gustan las pelis chorras eh? ;)
Raúl Rubio hace 10 años
Me tienes que dejar esas gafas para paellas.
Imanol Morales hace 10 años
¿Las gafas son de verdad o pintadas royo paint?