Una carrera de fondo llamada Fulbright

[Hagan un esfuerzo. Imaginen, por favor. Hay dos personas en una misma sala. Una de ellas tiene voz de radio, que diríamos: grave, profunda, embaucadora. La otra solo interrumpe, es bastante impaciente. Insisto, hagan el esfuerzo. ]

- Más de 300 candidatos y solo 25 conseguirán la recompensa final. Esfuerzo, dedicación y cuidar el proceso serán elementos clave para ser uno de los elegidos.

- ¡Espera! ¡Para! ¿Esto suena a show televisivo? Si suena como una promoción de...

- Puede parecerlo, pero no guarda relación alguna.

- ¿Seguro?

- ¡Qué va! Es algo que te cambia de la vida.

- Sigue sonando a concurso...

- Bueno, con suerte, si superas el proceso, estudias en un país donde se producen muchos de esos espacios televisivos.

Fuera misterios [No imaginen más. Vuelvan a la realidad]. La primera cifra mencionada se corresponde con el número de peticiones que hubo en la última convocatoria de becas Fulbright en España para realizar estudios de postgrado en Estados Unidos. La segunda remite a los elegidos, aquellos que actualmente disfrutan de una estancia académica en el país citado.

“Seleccionamos muy bien a los candidatos”, dice Kara Madden. La asesora académica de Fulbright en España explica que en el proceso de criba solo pasan las “personas con buenas notas, competitivas, con las ideas muy claras, con iniciativa”. Y añade: “Personas que realmente buscan tener un impacto en su carrera”. “Queremos experiencia y profesionalidad”. Ser fulbrighter no es fácil pese a los cinco programas que se ofertan actualmente.

Foto: Fulbright prima el intercambio entre EEUU y España. M. CABRERA

María Ramírez lo fue. Obtuvo una de estas ayudas en el curso 2002-2003. Hizo un Master de Periodismo en la Universidad de Columbia (Nueva York). “Siempre quise estudiar en Estados Unidos por su alto nivel académico en general y la fama de Periodismo en particular”. Dedicación y cuidar el proceso son dos de los consejos que da la actual corrseponsal de El Mundo en Bruselas.

La competición es dura. Madden indica que “lo principal es superar la prueba de inglés, acreditar un nivel TOEFL o IELTS”. A ello Ramírez añade la importancia que tiene en la selección el proyecto que se quiere llevar a cabo durante la beca, así como tener estudios variados y una experiencia profesional lo más internacional posible. “Dediqué casi un año, entre la solicitud de la beca y la petición de acceso a las Universidades”.

Madden explica que “La oferta [académica en Estados Unidos] es muy amplia, hay que invertir mucho tiempo”. Recuerda, además, que el funcionamiento de las admisiones de las universidades norteamericanas es diferente al de las españolas. “No se trata de llegar solo con tu nota de corte”.

Futurible candidata y conocedora de la complejidad del proceso, Jessica Linares empezará este verano con la preparación. “Serán unos 8 meses más los que siguen. Es decir, otro año más en caso de que me acepten”. Lo primero que hará esta licenciada en Comunicación Audiovisual es preparar el examen TOEFL. Superado, buscará centro de estudios. “Haz cuentas: 50 estados y un minimo de 10 universidades por cada... ”.

Si Ramírez y Linares coincidieran. La primera, como voz de la experiencia, le aconsejaría a la segunda que sea meticulosa con el proceso de preparación. Ella lo fue y obtuvo recompensa -doble, por cierto- entró en la universidad que quería (“por si acaso, había hecho el papeleo para otras cinco más”) y fue fulbrighter.

Conseguir una de estas becas es un motivo para “estar orgulloso”, reconoce Linares. “Demandan una excelencia académica muy alta”. La competencia es dura, máxime en una situación como la actual, de crisis económica. Madden resalta que las solicitudes crecen exponencialmente cada año y eso que Estados Unidos no es un país económico para estudiar: “La ayuda casi siempre es suficiente. Depende de la universidad. La manutención está cubierta pero hay matrículas que se van de las manos”.

Esto sucede cuando se eligen universidades de élite como Columbia o Harvard. Aquí la ayuda que da esta comisión no cubre toda la matrícula, pero sí la mayor parte. La comisión española de Fulbright, asegura Madden, es;afortunada: Contamos con un patrocinio variado; . Ante una situación de este tipo, y si el estudiante no puede afrontar los costes extra, estudian el caso e intentan conseguir la cantidad restante.

¿Y una vez allí? Ramírez y Madden coinciden en que lo mejor es concentrarse en lo que ofrece una buena universidad americana: Conferencias, foros o grupos de presión. Aunque como en otros aspectos de la vida, confiesa Ramírez, siempre hay alguna tentación:;Si ya no eres tan joven, es intentar trabajar, pero merece la pena dedicarse de lleno a la rica vida académica en EEUU;.