Radiografía de la universidad española

; Un periodista que vive con sus padres, aun cuando está estudiando, no puede ser buen periodista;. Esta frase se escucha en muchas redacciones de España y, en cierto modo, se puede circunscribir a otras profesiones y estudios. Que un joven salga del núcleo familiar provoca, argumentarían.

En España es complicado que un estudiante llegue, al menos, a vivir solo -otra cosa, más difícil aún, es que se indepedice también económicamente- :;Solo el 7% viven solos, frente al 41% en Finlandia;.

Este y otros datos los podemos encontrar en el trabajo Condiciones de vida y participación de los estudiantes universitarios. La encuesta se basa en las respuestas de 18. 000 alumnos españoles y ha sido dirigida por el sociólogo de la Universidad de Valencia Antonio Ariño y financiada por el Ministerio de Educación.

Hoy, Ignacio Zafra, de El País, se hace eco de la que califica;la mayor radiografía hasta la fecha sobre los universitarios españoles; en Aún hay clases en la Universidad. Extraemos a continuación algunos de los datos más significativos:

> El 51% de los estudiantes universitarios provienen de familias que no accedieron a la educación superior.

> Solo el 28% cree que su paso por la facultad va a servirle para alcanzar una posición social alta.

> El 47% piensa que su paso por la universidad le garantizará unos buenos ingresos.

> El 54% no estudia a tiempo completo: Tiene un trabajo para cubrir gastos (salidas, viajes... ).

> Solo un 16% pisa un museo o un teatro.

A nivel europeo

Zafra completa su información con datos de la cuarta oleada de Eurostudent,. Se trata de un sondeo comparado de 25 países del continente que en España ha coordinado Ramon Llopis con 6. 000 entrevistas.

España aparece dentro de este informe como un país que sigue un modelo de;familismo mediterráneo católico; en el que estarían también Italia, Malta, Portugal y Polonia. Los jovenes tienen poca exigencias por parte de sus progenitores, se sienten a gusto en casa y no hacen lo suficiente para afrontar las dificultades que supone emanciparse.;El joven no está tan mal porque dentro del hogar familiar ha conseguido cotas de libertad bastante amplias y tiene ese dinero de bolsillo que le permite llevar una vida bastante hedonista;, explica Llopis.