Marrakech II: Jamaa el Fna y Koutoubia

Publicado por flag-es J. B.S. — hace 4 años

Blog: Marruecos para expertos
Etiquetas: flag-ma Blog Erasmus Marrakech, Marrakech, Marruecos

La Jamaa el Fna es uno de los lugares más importantes de la medina de Marrakech, y de la ciudad entera de Marrakech.

Esta plaza fue considerada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad hace unos cuantos años, y menos mal porque en el siglo XX casi se convierte en un gran aparcamiento para todo tipo de vehículos.

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Wikipedia: Jemaa el Fna

La Jamaa el Fna es uno de los lugares más conocidos de Marrakech tanto por los marroquíes como por los extranjeros, y es que es una visita imprescindible que se tiene que hacer si viajáis a esta ciudad.

El origen del nombre de la plaza tiene varias hipótesis, cada una más descabellada que la anterior.

Una es que al tener el nombre de Jamaa, que significa mezquita, seguramente había una gran mezquita en esa plaza en la época de los almorabides.

La otra teoría, que es un tanto macabra pero que en mi opinión tiene más sentido debido a las dimensiones de la plaza, es que en ella se realizaban juicios y decapitaciones de los delincuentes para luego exibir sus cabezas al público pinchadas en una estaca rodeando la plaza.

Jamaa el Fna también significa reunión de la aniquilación o asamblea, de ahí que se crea que realizaban ahorcamientos y decapitaciones.

Me gusta más esta teoría porque le da un toque siniestro y perturbador a la plaza, que constrasta bastante con el ambiente alegre y movido que tiene ahora.

Ahí es donde se desarrolla toda la vía pública y donde podréis encontrar todo lo que necesitéis y queráis.

Lo mejor de todo para disfrutar de esta plaza es pasar el día entero entre sus callejuelas y así poder ver como va cambiando y se va desarrollando el ambiente a lo largo del transcurso del día.

Un consejito antes de empezar es que vayáis bien aprovisionados con agua bien fría y unos zapatos cómodos pero no muy planos y finos.

Lo de los zapatos os lo aconsejo fervientemente porque yo fui con unas sandalias muy planas, con una suela fina, y me abrasé los pies de camino a la plaza.

El suelo, literalmente, está ardiendo, se puede incluso freír un huevo sobre él. Es por eso que aunque haga mucho calor lo mejor será ponerse unas deportivas (además que en el suelo hay mucha arena y así evitáis mancharos los pies).

Cuando nos dirigíamos a la plaza recuerdo que teníamos que parar en cada sombra para no derretirnos en el camino.

Suena super ridículo, pero casi todo el mundo hacía lo mismo que nosotras porque pocos podían aguantar los fuertes rayos del sol por más de un minuto. Era como andar por el infierno, pero con palmeras al rededor.

Volviendo a la plaza, durante el día lo mejor es aprovechar y pasear tanto en el centro de la plaza, que es bastante grande, como por las callejuelas de los alrededores.

En el centro de la plaza veréis varias mujeres sentadas bajo parasoles que ofrecen hacer tatuajes de henna a los turistas.

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Los tatuajes de henna es un oficio unico y exclusivamente realizado por mujeres, jamás veréis a un hombre haciendo tatuajes de henna.

Y no sólo eso, sino que los hombre, técnicamente, tampoco pueden echarse henna; si eso un circulo en la palma de la mano y ya está.

No entiendo muy bien por qué pero mis padres siempre me dicen que no es costumbre que los hombres se decoren las extremidades con dibujos de henna o que se tiñan el pelo con henna. Simplemente no lo hacen.

Sin embargo, a los turistas se las suda bastante y les da por hacer todo lo contrario a lo que es habitual en Marruecos.

Pero chicos, os aviso que si decidís poneros henna dad por seguro que las mujeres que os lo hagan hablaran y se reirán de vosotros. Sorry not sorry.

Un consejo que espero que tengáis en cuenta, no os hagáis la henna en la plaza Jamaa el Fna. Es un timo, sobre todo si pedís la henna negra.

Yo soy muy fan de la henna y a lo largo de los años siempre que iba a Marruecos me hacía varios tatuajes de henna en las manos o las piernas que me duraban en torno a una dos semanas más o menos.

Como siempre iba con mis padres, ellos sabían a dónde ir para encontrar a mujeres que supieran hacerlo bien y a un módico precio.

En Yamaa el Fna os cobrarán una barbaridad y ni siquiera lo harán bien.

En general que te hagan un tatuaje en las manos cuesta unos 10 dirhams, 1 euro, o 20 dirhams si es un dibujo complicado.

Pero a los turistas en Marrakech en Jamaa el Fna les cobran 100 dirhams, ¡10 euros!

Es una pasta, de verdad, y me parece un maldito timo por que las mujeres hacen la mezcla de la henna con mucha agua y así ahorran en henna, lo que hace que el dibujo se acabe borrando en menos de 3 días...

Lo mejor hacerse la henna en cualquier parte menos ahí.

Un imprescindible de esta plaza, ademas de subir a una terraza en algún café en lo alto para tener unas buenas vistas de la plaza, es tomarse algo, es tomarse un vaso de naranja recién exprimido de los chiringuitos que encontraréis en el centro de la plaza.

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Cnn Marrakech

Está buenísimo y es muy barato. El truco para que sepa tan dulce es que juntan naranjas con mandarinas, de ahí el toque dulcén. Además de zumo de naranja, también podréis encontrar zumo de pomelo o mango recién exprimido.

Entre las callejuelas alrededor de la plaza se encuentran los bazares donde venden los típicos souvenirs árabes, desde bolsos y riñoneras de piel curtido hechos a mano, hasta platos de plata y de oro, pasando por zapatos típicos árabes, pañuelos y camisetas de todas las marcas (falsificaciones), alfarería y también varios puestos con especias y dátiles.

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Zapatos Típicos

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Marrakech, el Mercado

Cuanto más dentro os metáis, más barato serán las cosas.

Obviamente los bazares más fácilmente accesibles desde la plaza son los más caros porque aprovechan el hecho de que los turistas no son muy fans de aventurarse a las profundidades de las calles de Marrakech y prefieren quedarse dando vueltas donde las calles son anchas y hay más turistas.

Lo que menos me gusta de estos puestos es que venden muchísimas falsificaciones. Bueno, en realidad absolutamente todo son falsificaciones; desde bolsos y zapatos y deportivas hasta camisetas de fútbol. Podréis encontrar de todas las marcas y modelos que queráis.

Es barato si lo comparamos con el precio de las prendas originales, muy barato, pero tened en cuenta que por reducir el precio también reducís en calidad, y muchísimo.

A primera vista la verdad que parecen originales, pero cuando lo veis con más detalle es obvio que es una replica bastante mala.

Los tejidos no son cómo deberían ser y el propio diseño de la marca no coincide con el original.

Pero he de admitir que las falsificaciones de las camisetas de fútbol estan bastante curradas y dan bastante bien el pego, así que si queréis ahorraros un dinerillo, podéis compraros unas camisetas de vuestro equipo favorito, porque casi nadie se dará cuenta de que es una falsificación.

Una de las ventajas de Marrakech es que en los bazares podéis pagar en euros, pero es algo que no recomiendo para nada porque el euro vale más que el dirham y al final estaréis pagando más de lo que deberíais.

Pero en caso de que estéis faltos de dirhams y no hayáis cambiado suficiente dinero, tenéis la opción de pagar en euros, pero también de sacar dinero de un cajero automático situado en la plaza. El dinero que saldrá será en dirhams pero las tasas del cambio de divisa son muy elevadas.

Volviendo a las callejuelas, cuanto más al fondo vayáis menos calor hará, y eso durante los meses de verano es una razón de peso muy importante para sumergirse en las calles más recónditas de la ciudad.

En una de esas calles, encontraréis uno de los restaurantes más conocidos de Marrakech y de Marruecos.

Está un poco oculto y pasa bastante desapercibido andando por las calles, pero nosotras dimos con él gracias a que una de mis amigas le dio por entrar porque la fachada le resultó interesante y luego nos encontramos con la sorpresa.

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Este restaurante se llama Dar Essalam, que significa Casa Bienvenida más o menos, y en este precioso y gigantesco restaurante Alfred Hitchcock grabó una de sus películas, El hombre que sabía demasiado.

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El hombre que sabía demasiado

Una vez dentro entenderéis porque Hitchcook eligió este fantástico restaurante para rodar una parte de su película, y es que es espectacular.

La entrada son unas escaleras decoradas con mosaicos hasta las paredes que os llevarán a un nivel subterráneo dónde hay una fuente pegada a la pared.

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El hombre que comió demasiado

Hay salidas a ambos lados, y en ambos lados hay grandes salas para comer.

No recuerdo cuántas salas había, pero todas eran enormes y decoradas con grandes tapices y mosaicos por todas partes.

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Además de ofrecer cenas y comidas, también ofrecían espectáculos de bailarinas de danza del vientre o fumar una cachimba mientras os relajáis en unas almohadas gigantes al puro estilo árabe.

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Es todo tan bonito y mágico. Toda la decoración es una exquisitez, desde las paredes hasta las alfombras persas y las lámparas y candelabros libaneses. Magnífico.

Y también es mágico el precio de los platos porque necesitaréis algún tipo de hechizo para poder pagar una cena o comida en ese super restaurante.

Para una persona europea de ingresos medios como yo, incluso el agua en ese restaurante es carísima.

Nuestra intención era poder comer ahí, pero tras ver los precios y también la hora de reserva que sería hasta el día siguiente, se nos quitó la idea de un soplo.

Encima, había una lista de reserva enorme, y no había una mesa libre hasta el día siguiente por la noche.

Me habría encantado poder comer ahí, para al menos poder comprobar si la relación calidad-precio era la correcta y valía la pena; pero es que el presupuesto de un menú normal se nos iba de las manos y para comer ahí tendría que dejar todo el dinero que había llevado a Marruecos.

De todas formas si vuelvo a Marrakech será para cenar ahí.

Así que bueno, tras darnos un paseo por las diferentes salas, volvimos a la superficie con el resto de mortales y continuamos nuestro pequeño paseo entre los bazares.

Pero un consejo, ¡siempre id de día!

Cuando veáis que está empezando a oscurecer, dirigíos cuanto antes a la plaza para evitar encontraros con gente inesperada y llevaros algún susto de mal gusto.

Además de los bazares de la plaza Jamaa el Fna, también podréis encontrar aparcados a los alrededores las carrozas típicas de Marrakech tiradas por caballos.

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Es algo 100% turístico, como en Sevilla pero no tan caro, y lo aconsejable es que si decidís subiros a una de esas lo hagáis cuando el sol haya bajado y haya refrescado un poco, pero no cuando esté el cielo ya oscuro porque no podréis disfrutar de las vistas para nada.

En mi opinión, lo mejor de la plaza Jamaa el Fna aparece durante la noche.

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A medida que va oscureciendo el centro de la plaza se llena de grandes carros donde poder tomarse un tazón de caracoles hervidos, de dentistas exibiendo dentaduras postizas de segunda mano a módicos precios, o encontrarse con domadores de monos que se os subirá a la cabeza o incluso encantadores de serpientes.

Yo no soy muy fan de los caracoles, me da mucha cosa comérmelos, pero la salsita está deliciosa.

Tiene un toque picante que al estar caliente la salsa se hace más picante aún. Me encanta esa salsa (de hecho voy a salir ahora a beber un cacito de salsa de caracoles jeje).

El precio de un cuenco de caracoles cuesta 3 dirhams, aunque en Jamaa el Fna puede aumentar el precio y llegar a costar hasta 6 o incluso 10 dirhams.

No os dejéis timar y recorred todos los puestos hasta encontrar a alguien que cobre 3 dirhams, unos 0, 30 céntimos de euro, por un cuenco.

Porque en este país hay que regatear siempre, y todo.

Algunos cocinan los caracoles mejor que otros, así que es cuestión de suerte que os toque algo bueno o no, pero normalmente está bueno ya que no tiene mucha complicación su elaboración.

Además de los puestos de caracoles, también hay puestos donde ofrecen cenas con comida muy buena a un módico precio.

El problema con estos puestos es que los vendedores, los del "marketing", intentarán como sea engancharos con sus super ofertas para que os quedéis a comer en su puesto, son increiblemente pesadísimos.

Pueden llegar a acosaros siguiendoos y llamándoos a voces para que os quedéis en su puesto, e incluso se inventan alguna oferta para que os quedéis, como por ejemplo que la bebida es gratis.

Ahí absolutamente nada es gratis, así que no os dejéis engañar.

Además, muchos de ellos saben hablar un poco de cualquier idioma, español, francés, inglés, alemán, ¡incluso chino!

Sobre los dentistas exponiendo las dentaduras postizas es todo un espectáculo. La gente se suele agrupar al rededor de ellos y sus manteles con los diferentes tipos de dentaduras mientras el dentista va gritando a pleno pulmón la exquisita calidad del molde y lo poco usada que está. Todo muy gracioso, la verdad.

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Respecto a los monos y las serpientes no lo disfruto para nada.

Esos animales deberían estar viviendo en su hábitat natural y no en una plaza a 40 grados de temperatura con un cadena de hierro atada al cuello.

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Lo que menos me gusta es ver cómo los turistas pagan para hacerse una foto con esos animalillos encima del hombro o de la cabeza, de verdad que no lo consiento, y siempre que alguno de esos domadores se me acercan para ponerme el mono encima acabo gritándoles que lo que hacen es una vergüenza y que deberían soltar a los animales.

Si estoy tan en contra de estos pequeños espectáculos con monos y serpientes es porque he visto como varios de estos domadores han golpeado o tirado demasiado fuerte de las correas de los monos, llegando incluso a ahorcarles. Y lo peor de todo es que luego se echan unas risas ridiculizando al mono por el chillido que soltó al sentir el golpe o ser ahogados... Una vergüenza.

En fin, cada uno que haga lo que quiera pero si lo que queréis es ir ver a un mono, mejor iros a una reserva animal.

Además de los caracoles, los monos y serpientes, también hay grupos de hombres vestidos con ropa tradicional árabe con esos gorritos rojos de Aladdin, bailando y cantando.

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Pero ojo, eso no lo hacen por placer, sino para cobrar a cualquiera que ose mirarlos, porque al final y al cabo, a eso se dedican y con eso ganan dinero para mantenerse.

Y esto es así, no os miento, basta con que os quedéis mirando un segundo y alguno se os acercará para poneros el condenado gorrito en la cabeza y exigiros que les deis un par de monedas.

Pero en fin, siempre podéis alejaros y grabar con el móvil poniendo el zoom sin que se den cuenta.

Al rededor de la plaza, hay unos cafés con terrazas en lo alto de los edificios con vistas a la plaza, y como os dije al principio, subir a esas terrazas es un imprescindible.

Nosotras lo que hicimos fue, una vez que llegamos a la plaza, dar vueltas al rededor y dentro de las calles hasta que llegó la hora de merendar y después nos subimos a un café a ver el atardecer y viendo cómo iban montando los carros con los caracoles mientras nos tomábamos un refresco.

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Una lata de refresco cuesta unos 4, 5 dirhams, que son unos 0, 45 céntimos de euro y, desgraciadamente, no va acompañado con el típico platito de frutos secos.

Otra cosa que ver a los alrededores de la plaza dev Jamaa al Fna, es la mezquita Koutoubia, que está justo al lado.

La mezquita Koutoubia está formada por un gran minarete o torre que podréis ver a lo lejos desde cualquier parte de la ciudad.

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Esa torre con casi 70 metros de altura es el edificio más alto de la ciudad.

Un dato curioso sobre su altura es que siempre será el edificio más alto de la ciudad ya que está prohibido construir cualquier edificio con una altura superior a la de la torre de la mezquita de Koutoubia.

Además, también es la mezquita más grande e importante de Marrakech.

Está situada muy cerca de la plaza Jamaa al Fna, y al igual que la plaza, la mezquita es un lugar imprescindible que visitar.

Si no os hacéis una foto con la torre al lado entonces no habéis estado en Marrakech.

Se supone que para entrar hay que ser musulmán, pero en verdad nadie puede saber si uno es musulmán o no, por eso tengo un pequeño truco para las mujeres no musulmanas que quieran entrar a la mezquita Koutoubia o en cualquier otra.

Basta con que os cubráis el pelo con un velo, como si llevarais el hijab, y poneros una jalaba (vestido típico marroquí) para pasar totalmente desapercibidas.

Hay mucha gente extranjera que se ha convertido al Islam, así que no pasa nada si no tenéis cara de árabe, porque lo que importa es que vayáis vestidas de forma respetuosa.

Desde mi punto de vista creo que se debería permitir el paso a todo aquel que quiera ver el interior de una mezquita, para saber cómo es, siempre y cuando vaya de forma recatada y no con shorts y con el pecho al aire.

Más que nada porque creo firmemente que la cultura debería compartirse y no reservarla a unos cuantos.

Pero si decidís usar el truco que os acabo de comentar, por favor, sed respetuosos en todo momento y no entréis en el momento de oración y os quedéis mirando porque entonces la gente empezará a dudar.

Creo que a cualquier mezquita debería de permitirse el paso a todo aquel que sea respetuoso con el Islam, menos a la Mecca. Ese lugar me inspira demasiado respeto y creo que sólo se debe ir si se es musulmán. No apto para turistas.

En cambio para los hombres no sé si colaríais si os ponéis también una jalaba masculina, pero bueno por intentarlo no pasa nada.

En la placita delante de la mezquita veréis que en el suelo hay como las ruinas de la base de un edificio derruido, eso es porque anteriormente la mezquita estaba construida ahí, pero tras acabar de construirla y ver que no estaba bien orientada hacia la Mecca, tuvieron que echarla abajo y volver a construirla, salvo el minarete que quedó donde está.

Otro hecho curioso de la mezquita de Koutoubia es que su nombre, Koutoubia, viene de la palabra "kutub", que significa "libri" en árabe, y se debe a que a los alrededor de la mezquita estaba lleno de establecimientos donde vendían libros, osea librerías.

Otro lugar desde donde podréis apreciar la magnífica mezquita es desde los jardines que hay alrededor de ella, en la parte trasera si no me equivoco.

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Los jardines son un tanto simples, con bancos en cada cruce.

Sólo hay muchísimas palmeras y plantas típicas de clima cálido. Pero ojo, que sea simple no quiere decir que no sea hermoso.

A mi me encantó cuando fui y conseguí hacer una super fotaza con el sol detrás de las palmeras.

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Recuerdo que cuando andábamos de camino a la plaza Jamaa al Fna nos paramos en los jardines a descansar porque la suela de los píes me ardían y necesitaba reposar.

Además los aspersores estaban encendidos así que nos refrescamos un ratito antes de ponernos nuevamente en marcha.

Otro dato curioso de Koutoubia, es que sirvió de inspiración ni más ni menos que para la Giralda de Sevilla.

En fin, que si vais a la plaza Jamaa al Fna seguramente pasaréis al lado de la mezquita, así que mejor acercarse un poco para echarse unos selfies delante de ella.


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