Mercado de Navidad de Schloss Hof

¡Hola a todo el mundo! Anteriormente os hablé del mercado de Navidad de Viena y hoy os traigo el Mercado de Navidad de Schloss Hof, un palacio austríaco, situado justo después de la frontera de Austria y Eslovaquia.

Cómo ir

Yo vivo en el centro de Bratislava así que lo que hice las dos veces fue coger el autobús número 29 en MOST SNP y parar en Uhrovecká, una de las últimas paradas. Después, hay que cruzar la frontera andando, atravesando el río Morava. Es bastante tiempo pero lo cierto es que es un paseo muy agradable, por el que atraviesas varios pueblos eslovacos y muchísimos campos de cultivo.

El palacio

Este palacio se puede visitar durante todo el año, aunque la entrada es bastante cara. Nosotras ya habíamos ido hasta él una vez, sin visitarlo a fondo, así que visitarlo durante el Mercado de Navidad nos pareció la excusa perfecta para conocerlo no solo un poco más, sino en otra faceta diferente. Lo que es la construcción del palacio no llama mucho la atención, pero lo que realmente sorprende son sus alrededores. Nosotras no sabíamos muy bien qué esperarnos del palacio, no íbamos con altas expectativas, pero la verdad es que nos fuimos con buen sabor de boca.

Caminando hacia la entrada del palacio se consigue una de las mejores perspectivas, como podéis ver en la anterior foto. Existe un largo paseo que desemboca en los jardines del palacio, custodiados por varios portones de color negro. Si queréis ver el palacio por dentro o su Mercado de Navidad, debéis comprar vuestra entrada aquí. Cuando estamos en época navideña, hay dos tipos de entrada. La podéis adquirir solamente para ver el mercado del palacio, que son seis euros, o también para ver los jardines y el interior del palacio, que son trece euros en total. Nosotras adquirimos solamente la entrada para ver el mercado. Nos pareció suficiente para ese día.

El mercado de Navidad

La verdad es que no estábamos seguras de si valdría la pena gastar seis euros para ver un mercado de Navidad, pero decidimos arriesgarnos porque para algo habíamos hecho el recorrido para llegar a Schlosshof. Empezamos la ruta por las diferentes partes exteriores del palacio y en cada “plaza” se encontraban diferentes puestecitos de Navidad, todos tenían el mismo color y la misma forma y estaban decorados con luces navideñas. Se notaba que todos estos estantes estaban mucho más preparados que los de otros mercados (como el de Bratislava) y había objetos a la venta realmente originales y para nada turísticos, a diferencia del de Viena, por ejemplo.

De esta forma, nos encontramos con puestecitos que vendían objetos de temática navideña y otros donde simplemente podían comprarse objetos que normalmente se venden en tienditas locales. Así, había estantes donde podíamos comprar adornos para el árbol de Navidad, para la casa e incluso se podían adquirir los mismísimos abetos para decorar con los mejores motivos navideños.

Cambiando de temática, una plaza estaba llena de puestecitos con comida: salchichas, todo tipo de quesos, vino caliente, ponche, dulces… No nos pudimos resistir a probar este, que al final se nos hizo un poco empalagoso.

También se encontraba este puestecito tan original donde podías probar diferentes mermeladas y salsas con un cachito de pan (¡gratis! ).

Poco a poco iba anocheciendo y cada vez el lugar estaba lleno de más encanto y se palpaba mejor el espíritu navideño.

En otra plaza se encontraba este carrusel, donde los más pequeños se montaban y se divertían. También había un Belén muy grande, que era el protagonista de la plaza. Además, toda la vegetación de este lugar estaba decorada con estrellas y guirnaldas que aportaban mucha luz ya que estaba empezando a caer el sol.

La granja

Siendo así, parecía que ya habíamos recorrido todas las partes de las afueras del palacio de Schlosshof cuando en realidad todavía nos quedaba por visitar la parte más divertida. Lo que desconocíamos totalmente es que Schlosshof, a pesar de ser un palacio austríaco sofisticado, con cada detalle decorativo más que pensado y unos jardines perfectamente podados, tiene una parte muy campechana que se trata de una granja. En esta granja abundan las cabras y la parte divertida es que puedes acercarte, darles de comer y acariciarlas. Los niños y niñas pequeños/as que estaban allí lo disfrutaban mucho, estaban en pleno contacto con ellas. Eso sí, hay que tener cuidado porque algunas de ellas no son tan tranquilas como parecen y pueden sentirse atacadas y defenderse con sus pequeños cuernos.

Después de ver las cabras, nos sorprendió que a lo lejos, había llamas, alpacas y camellos. Era muy extraño, pues al ser la primera vez que veíamos estos animales, jamás imaginaríamos que los fuésemos a ver en Austria, pues normalmente estos animales no están adaptados a climas tan fríos. Obviamente, a los camellos, alpacas y llamas no nos podíamos acercar, pues había una valla de madera que nos separaba. Además, ya sabéis que las llamas escupen y puede ser un poco peligroso si su saliva alcanza alguno de tus ojos. Aun así, nos encantó ver a estos animales, así que aquí os dejo algunas fotos. Simplemente por esta razón valió la pena ir al mercado de Navidad de Schlosshof, porque fue diferente a los demás. Esos seis euros valieron la pena para nosotras, por lo menos para visitarlo una vez en la vida. Viviendo en Bratislava y teniendo este mercado al lado, no ir es perder esta oportunidad tan buena.

Cuando volvimos ya era totalmente de noche, así que el camino de vuelta lo tuvimos que hacer completamente a oscuras. Cuando cruzamos la frontera y ya nos encontrábamos en Eslovaquia, vimos esta cafetería tan bonita así que decidimos parar para tomar algo. Se llama Penny coffea y tiene todo tipo de tés, cafés y tartas para acompañar.

Normalmente siempre nos movemos por el centro de Bratislava y como en ese momento estábamos en Devinska Nova Ves, una parte de Bratislava que no conocíamos, nos apeteció quedarnos ahí, pues todavía quedaba mucho día por delante aunque ya fuese noche cerrada.

Y esto es todo lo que os quería contar del Mercado de Navidad de Schlosshof, sin duda todo un acierto si lo visitáis. Es muy diferente a sus mercados próximos, como Viena o Bratislava, pero precisamente por eso vale la pena dejarse caer por aquí. Espero que os haya gustado y con este post ya doy por terminado el periodo navideño de este año. Un saludo y nos vemos pronto con más contenido.

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