Holanda ¿Que tren cogemos?

Tengo muchas ganas de contaros uno de mis últimos viajes y este fue en compañía, en muy buena compañía. Voy a hablaros del viaje que hice a Holanda con mis amigos Alejandro y Alberto a finales de marzo de este mismo año. Y si mi viaje a París y Colonia fue low cost, este no se queda corto…

Valladolid - Madrid

Al viaje en un primer momento íbamos a ir cuatro, pero a principios de marzo cuando lo teníamos todo ya preparado, mirado y estudiado, hubo un contratiempo de última hora que hizo que solo pudiéramos ir los tres. El día antes de empezar el viaje, dormimos en el que era mi piso en Valladolid y a las 4 de la madrugada del sábado 28 de marzo nos pusimos en marcha para ir a la estación de autobuses de Valladolid a coger el primer autobús de todo el viaje. Fuimos directos al aeropuerto de Madrid Barajas Adolfo Suarez por 15 euros y una vez en la terminal 4 cambiamos en el autobús del aeropuerto hasta la terminal 1 donde teníamos que coger nuestro vuelo de la compañía Ryan Air. El vuelo de ida y vuelta nos costó tan solo 60 euros desde Madrid hasta Eindhoven y es una línea regular, así que el precio no suele subir mucho.

Madrid - Eindhoven

A la terminal 1 llegamos con mucho tiempo de antelación antes de que a las 9 de la mañana saliera el avión en dirección a los Países Bajos. Estuvimos tirados por la terminal, desayunando, diciendo bobadas, paseándonos por las tiendas probando colonias, nos cambiaron de puerta de embarque dos veces… Y sobre las 8:30 de la mañana subimos al avión. Era un avión pequeño, el típico de Ryan Air, con asientos estrechos, incómodos y un pasillo donde no cabe más que una persona de perfil. Estaba hasta arriba de gente joven y es que al coincidir que ese fin de semana era el previo a la Semana Santa, muchos estudiantes estaban ya de vacaciones. No hay que ser superficial ni dejarse llevar por las primeras impresiones, pero cuando mirabas alrededor te dabas cuenta de que la gente iba a Holanda a lo que iba… y no era precisamente a ver el museo Van Gogh.

El vuelo fue tranquilo, con las típicas turbulencias al despegar y al aterrizar. Durante el trayecto fuimos tratando de evitar pedir cualquier cosa para comer o beber en el avión por eso del “low cost” del viaje y aunque estuvimos a punto de caer en la tentación gracias a los zampabollos de delante, aguantamos hasta llegar a Eindhoven. Cuando llegamos a la termina y cogimos la maleta, no hubo más que salir al hall del aeropuerto para darnos cuenta de que aquello ya era Holanda y de que era otro mundo.

Salíamos los tres hablando en nuestro tono de voz normal y riéndonos no excesivamente fuerte, cuando al salir al hall y encontrarnos de frente con el típico grupo de personas esperando a sus familiares tras una cinta de color rojo, nos quedamos de piedra. Solo se nos oía a nosotros, los españoles… Los ojos de todos aquellos holandeses serios se nos clavaron y parecía que nos estaban acusando ya nada más poner el pie en tierra de que éramos unos alborotadores, aunque también es verdad que algo de razón tenían esas miradas tan frías.

Eindhoven - Hertogenbosch

Cuando salimos a la calle por primera vez nos encontramos con el cielo negro como pocas veces se ha visto y con unas pocas de lluvia que irían en aumento según buscábamos la parada del autobús para ir hasta la estación de tren de Eindhoven. Nuestro plan era coger un billete directo hasta Ámsterdam, pero al final la cosa se fue enredando y directo lo que se dice directo no fue. Cogimos el autobús urbano y fuimos hasta la estación de trenes y autobuses donde comimos lo primero que pillamos en un mini supermercado. Todo en Holanda es más caro que en España, desde un bocadillo hasta una ensalada, por eso mismo no vayáis con el dinero justo pensando que vais a tener suficiente.

Después de comer y comprar los billetes como bien pudimos (nuestro ingles no era de un nivel demasiado bueno), nos sentamos a espera en un anden y a tratar de averiguar que tren era el que teníamos que coger. Esta parte fue muy graciosa y un poco desesperante, porque los letreros de la estación estaban todos en holandés y en ninguno ponía literalmente Ámsterdam ni nada que se le pareciera. Tardamos más de media hora en darnos cuenta de que ningún tren iba directo a Ámsterdam. Todos tenían como destino alguna otra ciudad antes de llegar a Ámsterdam o donde fuera cada uno. Esto nos lo explicó muy amablemente un maquinista que tenía el mismo nivel de inglés que nosotros, pero lo que seguíamos sin saber era que tren sería el correcto, porque sabíamos a qué ciudad iba desde Eindhoven pero no en cual acabaría. Mirando el mapa de Holanda vimos que ciudades había entre Eindhoven y Ámsterdam y vimos que uno de los destinos de los trenes que pasaban cada 20 minutos era una ciudad llamada Hertogenbosch que estaba en línea recta en dirección a Ámsterdam (Eindhoven está al sur de Holanda y Ámsterdam al norte).

Sin saber muy bien donde acabaríamos y si llegaríamos sanos y salvos hasta Ámsterdam nos montamos en aquel tren con destino a Hertogenbosch. Los billetes nos habían costado 20 euros y según habíamos entendido al hombre qué nos atendió en taquilla (este si que hablaba bien inglés), nos valían para un solo viaje hasta Ámsterdam, pero lo podíamos usar a lo largo del día. Viendo el panorama y aprovechando que tendríamos que pasar por algunas ciudades, decidimos bajarnos allí donde parara el tren, dar una vuelta rápida a la ciudad y montarnos en otro qué fuera en dirección a Ámsterdam hasta llegar allí.

La primera parada fue la ya mencionada Hertogenbosch. No habíamos oído hablar de esta ciudad en la vida pero nos bajamos igualmente para ver que nos ofrecía. Al menos allí no llovía y se podía ir por la calle bien agusto ya que frío tampoco hacía en exceso. Nos hicimos unas fotos, buscamos que ver y como no había gran cosa y los lugareños tampoco daban muchas explicaciones dimos rápidamente por acabada la visita a la ciudad con el nombre más raro que he visitado.

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La parte de ahora era la buena… encontrar un tren qué nos llevara hasta la siguiente ciudad (que no sabíamos cual era), en dirección a Ámsterdam.

Hertogenbosch - Utrecht

Todavía no se como, pero creo que fue por el efecto rebaño (vimos gente y fuimos donde estaba la gente), acabamos montados en un autobús que iba hasta Utrecht y que seguía la línea recta imaginaria en dirección a Ámsterdam que habíamos trazado. El caso es que nosotros entramos en el autobús (el típico autobús urbano de Valladolid) y con el billete que habíamos sacado en Ámsterdam y sin saber muy bien si era válido para lo que estábamos haciendo, llegamos hasta Utrecht.

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Esta ya es una ciudad de Holanda cuyo nombre es algo más reconocible y fue nuestra segunda parada antes de llegar a Ámsterdam. Hicimos la misma operación, lo único que nos adentramos algo más que en Hertogenbosch. Bajamos del bus, y con nuestra maleta a cuestas nos metimos por una calle que parecía iba a llevarnos hasta el centro de la ciudad. Pero lo cierto es que acabamos en un barrio turco y aquello salvo por la gran cantidad de bicicletas que había en las aceras, parecía Estambul. Había una gran mezquita al final de la calle y todas las aceras estaban llenas de comercios turcos. Cuando encontramos un supermercado cogimos comida para subsistir ya que al ser sábado y sin conocer los horarios ni las costumbres comerciales holandesas, temíamos no tener nada para desayunar y comer el domingo. Paseamos por unos canales de la ciudad y viendo que se nos echaba el tiempo encima y que ya empezaba a anochecer, decidimos que lo mejor era llegar cuanto antes al hotel de Ámsterdam.

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Utrecht - Ámsterdam

Nos montamos esta vez sí, en un tren que tenía como destino la capital holandesa, siempre entrando en los vagones con el mismo billete que habíamos sacado en Eindhoven y sin que ningún revisor nos le hubiera pedido en ningún momento durante el viaje. Mientras íbamos en el tren, miré el teléfono y vi que tenía unas cuantas llamadas perdidas de un número bastante raro, pero no le di importancia (al llegar al hotel nos dimos cuenta de que sí la tenía). Y por fin llegamos a Ámsterdam después de hacer parada en Hertogenbosch y Utrecht, ciudades que por cierto, no habríamos tenido la ocasión de conocer si llegamos a viajar directamente hasta Ámsterdam desde Madrid o si hubiéramos encontrado un tren nos llevara directos hasta allí.


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Comentarios (6 comentarios)

  • flag-es alejandro carabias herrero hace 8 años

    parece que ese viaje fue fantastico, espero poder hacer algo igual o mejor algun dia, buen ambiente, compañerismo, y todo ello con recursos minimos

  • flag- Adri P hace 8 años

    ¿Mínimos? jajajaja Minimísimos!

  • flag- Adri P hace 8 años

    Llegué a Madrid con 2€ en el bolsillo! jajajaja

  • flag-es alejandro carabias herrero hace 8 años

    Es lo que tiene Amsterdam, que vas a lo que vas y vuelves sin dinero.
    O eso dicen.

  • flag- Alberto Manso Alonso hace 8 años

    Tinyconsejos de hoy:
    Si vais a ir de viaje y salís a las 4 de la mañana no os quedéis hasta la una de la mañana viendo una película. Por mucho que sea de calidad inigualable como A todo Gas.

  • flag- Adri P hace 8 años

    A todo gas y la de después que ni me acuerdo como se llamaba!

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