El jardín de Oli

Si tenéis ganas de descubrir un restaurante diferente de los bares de tapas tradicionales, os aconsejo ir al Jardín de Oli. En los bares de tapas hay una comida barata, pero no siempre de buena calidad y no original. En este restaurante se paga un poquito más (no mucho) y la calidad es doblada! 

Todo tiene más encanto y es más bueno. Y algunos platos quedan muy barratos para lo que son. Pues depiende de lo que tomais pero puede salir muy barrato.

Yo probé un menu a veinte euros (cuarenta euros para dos), con una botella de vino incluyda! No es el vino de mesa barrato sino un buen vino, nos sorpriendo mucho, todo era riquísimo. Era un crianza o jumilla no me acuerdo. Luego, el menu está compuesto de dos entradas, un plato principal y un doble postre.

De entrada, hemos comido gambas en una cama de verduras con una salsa de fruta de la pasión. Original y riquísimo. Una mezcla de sabores calientes y frías, de blando y crujiente. Después comimos foie gras a la sarten, muy bien hecho. Y un chuletón de buey argentino con patatas fritas muy finas hechas a mano. Por fin, tuvimos un doble postre: un fundante de chocolate y una tarta de queso. Los dos muy buenos. Como soy belga, no esperaba un chocolate como en Belgica pero si, era tan bueno como uno de allí. 

Todo esta hecho para que os guste, desde el servicio hasta la calidad de la comida  y la decoración. A proposito de eso, era bonito. Era sobre el tema de primavera. Todo verde y rojo. Aunque no me gustaba por cuestión de gusto personal, se veía que todo era nuevo. En comparación con bares tradicionales, es un restaurante que ha apostado mucho en la decoración. Es romántico pero también puede valer para un grupo de amigos que quiere un cuadro bonito para comer. 

Podéis encontrar todas las informaciones en internet, hasta la carta!

Si estás cansado de los bares de tapas típicos en los que comes mucho y a buen precio (sin que esto quiera decir que la comida sea de calidad o que lleve mucha preparación), te recomiendo el Jardín de Oli, diferente al resto de bares tradicionales.

Es un restaurante un poco más caro pero mucho más elegante que el resto de bares de tapas tradicionales. También tienen platos baratos, por lo que depende un poco de lo que te pidas.

Yo elegí un menú de 20 euros (cuarenta entre dos), ¡incluyendo la botella de vino! Para empezar, no te ponen un vino de estos baratejos, sino una buena botella de crianza o jumilla. El menú incluye un aperitivo (olivas), dos entrantes, un plato principal y un postre doble.

Como entrante, nos pedimos primero unos langostinos sobre un lecho de verduras con salsa de frutas de la pasión. Original y delicioso. Una mezcla de frío (verduras), caliente (langostinos), blando y crujiente. Luego nos pedimos paté pasado por la sartén a fuego lento y después un costillar de ternera argentina con patatas fritas caseras. El postre (o mejor dicho: los postres) que nos pedimos fueron un fondant de chocolat, digno de Bélgica y una tarta de queso riquísima. En resumen, ¡todo estaba buenísimo! Todo cuidado al detalle, la decoración, el servicio, la comida...

Bueno, la decoración no es que me dijera mucho pero no estaba mal. Era primaveral, acababan de remodelar el local. Por regla general no me gusta la decoración de los bares españoles, son demasiado cursis. A pesar de esto, se notaba que el restaurante era de los elegantes. Muy romántico también. El servicio dejaba entrever que el restaurante era de mejor calidad que otros.

Si te entra curiosidad, visita la página web del sitio ¡toda la información la tienes ahí!